«Amaia y Alfred son los que llegaron menos en forma a mis clases»

YES

Cedida

En el vocabulario de Magali no existe el «no tengo tiempo» ni el «no soy capaz». Pero esta durísima entrenadora se ha ablandado, y mucho, con los chicos de la academia de «OT». Ahora presenta su libro «Tu nuevo yo», con el que pretende convertirnos a todos en runners en tan solo diez días

14 may 2018 . Actualizado a las 14:45 h.

Magali es un auténtico chute de energía. A ratos entrevistada y a ratos entrevistadora, se empeña en convencer a todo el que habla con ella de que lleva un runner dentro. Y lo consigue. Suyo es el mérito de que Pedro García Aguado se reconciliase con el deporte, o de que el escritor Josef Ajram saliese de una de sus sesiones haciendo una advertencia: «Tuve agujetas hasta en el alma». «Dura soy, es verdad», reconoce la entrenadora de la academia de O T. Positiva hasta la médula, sin querer nos rinde homenaje en su pulgar con un tatuaje: YES.

-Tu libro es pura motivación.

-¿Sí? ¡Qué bien! ¿Tú haces deporte?

-Estoy en ello. Pero eso de hacerse runner en solo diez días, ¿es posible?

-Sí. De hecho en el libro tienes objetivos pequeños, de un kilómetro, dos, tres, cuatro y cinco como máximo, que no quiere decir que vayas a correr eso, porque vas a correr menos. Yo no obligo a la gente a correr a un ritmo indicado, solamente es una manera de empezar a correr llevando muy pocos kilómetros y añadiendo un poquito el trabajo de fuerza. Intento conectar con la persona, con esa sensación que hemos tenido todos del placer de poder correr y que hemos olvidado.

-Si preguntas a la gente si le gusta correr, mucha te dirá que no.

-Sí, muchos dicen: «A mí no me gusta correr y nunca me ha gustado». Pero la realidad es que si te digo: si tú cierras los ojos dos segundos y te acuerdas de cuando eras muy pequeña, esa sensación que tenías cuando estabas jugando y corriendo, yendo a buscar a un amigo o jugando con un amigo intentando cogerle o que él te coja... Esa sensación que tuvimos todos era de placer, de ser felices corriendo, porque no había meta, no era correr para estar en forma ni para hacer determinados kilómetros. Era para jugar, era muy natural. Yo intento conectar con estas sensaciones buenas que tenemos dentro para no empezar a correr enfadados.

-¿Así que todos llevamos un runner dentro, aunque no lo sepamos?

-Sí, todos llevamos uno. Para mí el correr es un poquito la base fundamental del ser humano. En realidad no nos damos cuenta, pero podemos correr por muchas razones. Si tienes niños, si te queda un amigo un poquito lejos y le quieres sorprender y vas corriendo... ese momento no lo vives más. Son momentos que, al contrario, son de placer. Pero si corres para ir a buscar el bus, ya no es tan placentero.

-Visto así...

-¿Tú corres?

-No, nunca he corrido.

-Pues si vas a mi libro, ves los objetivos según para qué persona sean. El primer objetivo es de un kilómetro, para el que nunca ha corrido. El objetivo 2 es para el que hace mucho que no corre. El 3 para el que corre de vez en cuando, y así sucesivamente. Pero si a ti te digo un kilómetro dirás: «Bueno, eso lo puedo hacer». Y si además yo te digo que no lo vas a correr seguido, aún es más fácil. En total vas a correr seis minutos, pero no serán seis minutos de golpe. Correrás dos minutos tres veces, y cada dos minutos te encuentras un banco y haces un ejercicio del que haces diez repeticiones. Y esto te va a llevar qué, ¿diez minutos entrenando? No creo que el objetivo sea tanto como para que tú me digas: «No voy a ser capaz de hacerlo». Y si tú sientes que no lo puedes hacer, pues anda rápido, no pasa nada, que algún día correrás.

-Vamos, que me dejas sin excusas. ¿En tu vocabulario no existe el «no tengo tiempo»?

-Exactamente, el «no tengo tiempo» es una de las excusas más grandes a día de hoy. Porque dime que no tienes diez minutos para dedicarte a ti al día, que después te quedan 23 horas y 50 minutos, que es un montón para hacer muchas cosas. Yo creo que el objetivo a nivel de tiempo, de entreno, no es sacrificado. Y quizás hasta en esos diez días te van a saber muy poco los diez minutos y vas a querer más, vas a repetir. Si sigues, podrás hacer el mismo objetivo más rápido o intentar hacer el siguiente, de dos kilómetros. No hay fin.

-¿No existe el límite con uno mismo?

-No existe el límite, pero yo creo que hay que tener objetivos alcanzables, sobre todo al principio, porque cuanto más altos pongas los objetivos, más difícil será lograrlos. Al final también estamos estresados y nos exigimos mucho en el día a día para tener un trabajo, para progresar, para crecer... Y el deporte tiene que ser un momento que disfrutes. ¿Superación y esfuerzo? Sí, un poco lo tiene que ser, pero también tiene que ser placer. Música a tope, objetivos pequeños y alcanzables. Mejor algo que vas a lograr que algo que te propones demasiado grande y al tercer día vas a decir: mejor no.

-¿Pueden los no iniciados ir a entrenar contigo? Porque lo que se lee por ahí mete miedo...

-Dura soy, es verdad. Pero he creado un método en el que cada uno puede trabajar dentro de sus posibilidades. Voy a ser mucho más dura y mucho más exigente con una persona que viene desde hace tiempo que con otra que acaba de llegar. El reto al principio es intentar quedarte toda la sesión, que es media hora en mi sala. Y poco a poco, es aguantar sin pararse tanto, después sin pararse, luego intentar hacerlo más rápido, con más peso, con más intensidad... Hasta que un día te levantas y dices: ¡buaaah si es que ahora me gusta! Y ya no es que me guste, es que si no vengo lo echo de menos. Eso es el deporte, no es una obligación, tiene que ser un placer, algo que te motive, y hacerlo de buen humor.

-Ya que hablaste de «O.T», cuando empezó el programa dijiste que no te ibas a encariñar y que serías dura con los chicos, ¿pero lo conseguiste?

-No, me ablandaron. Para mí fue una experiencia nueva. Primero porque los chicos son adolescentes o muy jóvenes. A esa edad aún no necesitas hacer deporte como cuando tienes 30 y sabes que tienes que hacer algo. Y si no lo has hecho nunca, es porque no lo necesitas. El tener a estos chicos tan jóvenes que venían para cantar era muy difícil como trabajo, y jugué con la música con ellos. Pero no podía entrenarlos como a la gente que viene a la sala Magali porque quiere venir. Pero al final los tengo aquí, todos me llaman, quieren hacer deporte conmigo, vienen a la sala a entrenar, quedo con ellos... Así que ellos me enamoraron, pero yo les he enamorado también.

-¿Quién llegó en mejor y en peor forma física a la academia?

-Miriam, Ricky, Mimi, Raúl y Agoney eran los más deportistas, así que era más fácil entrenarlos. Llegaron menos en forma Amaia y Alfred, pero salieron súper en forma, muy cambiados. Y Amaia es la que más me sorprendió porque, al principio, hasta dijo un día que le daba mal rollo venir a mi clase, ja, ja. Y al final venía superilusionada.

-Por favor, ahora dime qué hacer para no tener agujetas.

-Remedios hay muchos pero no creo en ellos. Yo creo que las agujetas se tienen que vivir, porque al final es lo que te hace entender que has trabajado. Es gratificante. Las primeras son difíciles de aguantar, pero es lo que te motiva y lo que te lleva a seguir haciendo deporte. Al final las buscas, eh. Si no tienes agujetas, ya no estás feliz. Es una relación con el dolor que se aprende.

-Eres muy positiva, tanto que llevas YES tatuado en un pulgar. ¿Qué significa para ti?

-Todos los tatuajes que tengo son positivos, pero este YES es un sí, yo digo que sí a todo, o a casi todo. Cuando alguien me propone algo que es un reto, como el domingo que corrí la carrera de los bomberos, con todo su material encima, que son 22 kilos, no me lo pensé. Si me dijesen de correr una cosa normal diría primero que sí, pero quizás luego haría otras cosas. Si tú te levantas cada mañana con un sí, la vida es más fácil. Hay que empezar con un sí, y después tendrás que poner todos los noes donde hay que poner los noes. O los quizás, o los veremos... Pero hay que empezar las cosas con un: «Sí, bien, ¡vamos!».

-Y llevas «Reborn» en el pecho, que significa renacida. El deporte te salvó, te abrió otro camino.

-Sí, para mí el deporte fue una salvación para no tomar malas decisiones o malos caminos. Al final el deporte reubica, te enseña valores de la vida como la dedicación, la constancia, el máximo esfuerzo, la tenacidad, el compromiso, la sinceridad con uno mismo... Todo esto hace de ti una persona más fuerte y con él es más fácil superar las cosas duras de la vida. Tú empieza, prueba el running, ponte la música a tope. Y recuerda, no vale recuperar otro día. Correr más un día no vale para dos. Y si lo haces, mándame un mensaje por favor para decirme lo superfeliz que estás.