El cubo de Rubik entra en clase

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Vítor Mejuto

ESCUELA PIONERA Cuenta con un campeón mundial en la resolución del rompecabezas como maestro y está en Galicia. La primera academia de España en la resolución del cubo mágico ha abierto sus puertas en A Coruña. A ella van alumnos desde los 5 a los 68 años

22 mar 2019 . Actualizado a las 12:05 h.

Han dado vueltas y vueltas y a las caras del cubo de Rubik aún les quedan muchos giros. El invento del escultor y arquitecto húngaro Erno Rubik arrastra desde los años ochenta a todo un séquito de fieles. Fue ahí cuando comenzó a venderse con la compañía Ideal Toy Company y desde entonces no ha parado de crecer. En fans y en complejidad. Del 2x2x2 inicial hay versiones que van hasta el 17x17x17. En un momento en el que las distracciones juveniles parecen dominadas por las pantallas táctiles y en el que el metauniverso virtual que vislumbra Ready Player One (Steven Spielberg, 2018) ya no es un futuro tan descabellado, el placer de resolver el rompecabezas mecánico tridimensional resiste. Movidos por una pasión, Bea Noval, Saúl López y Ernesto Fernández han abierto en A Coruña la que aseguran es la «primera academia de España» dedicada a la cultura cubera.

UN JUEGO DE LÓGICA

Tanto Bea como Ernesto compiten en certámenes internacionales. «Recorrimos todo el país buscando algo similar y no existe. Es el juego de lógica más vendido del mundo y pensamos, ¿por qué no probar? En seis meses sumamos 75 alumnos», cuenta Saúl López, codirector de Juegos Besa, donde también enseñan otros retos de estrategia y memorización.

No hay límite de edad, sobre todo, por arriba. El mayor de sus alumnos tiene 68 años y los más pequeños 5. «Leo, Celia o Lucas son los alevines. También contamos con un grupo de adultos en el que está Pedro. Vino con la ilusión de aprender cómo se resuelve el cubo para enseñárselo a sus nietos y ahora es él el que disfruta haciéndolo», relata Bea Noval, la otra responsable de la academia. «Tenemos tres niveles de formación. Con el primero, un bono de cinco clases, consiguen resolver el cubo. Después pueden ir avanzando en rapidez a la hora de ejecutar los pasos. El tercer nivel es del competición. Existen cientos de modelos distintos solo del 3x3x3», destaca Saúl.

«Desarrollan los algoritmos y las secuencias de los movimientos. Les enseñamos a resolverlo con los ojos tapados siguiendo unas coordenadas o en grupo. Lo bonito es cuando parten de la idea de que no van a ser capaces y, al final, ven cómo lo consiguen», añade Bea Noval. «Ayuda a mejorar el razonamiento lógico, la capacidad espacial y visual o la coordinación y psicomotricidad de los dedos», explica Saúl, que añade: «Algunos padres nos han comentado que sus hijos han mejorado en su destreza a la hora de resolver problemas. Al fin y al cabo las secuencias del cubo son algoritmos». Los progenitores no son los únicos satisfechos, también los maestros. La Asociación Galega do Profesorado en Educación Matemática (Agapema) los invitó a la última Feria Matemática celebrada este año en A Coruña.

Cualquiera puede hacer un cubo. Junto a Bea, Ernesto Fernández es otro de los profesores. Fue varias veces campeón de España en diferentes modalidades y en una de ellas de Europa y del mundo.

«EN DIEZ SEGUNDOS»

«Lo más rápido que conseguí terminar un cubo fue en 10 segundos. La marca personal es la media de tu peor y tu mejor resultado en una prueba», detalla Ernesto, centrado ahora en los mosaicos de cubos de Rubik con los que recorre el globo construyendo estas imágenes por las que también ha sido varias veces récord mundial.

«No se trata solo de correr, hay que disfrutar con un proceso en el que desenvuelves tu agilidad y realizas un ejercicio físico, con las manos, mental y visual. Entiendes cómo se mueven los objetos tridimensionales en el espacio. Es un puzle en tres dimensiones del que existen entre 3.000 y 4.000 modelos distintos, aunque los oficiales de competición se reducen a 12. Hay 43 trillones de combinaciones distintas. Mejoras tu concentración, tu memoria. Esto es interesante para niños y mayores. A todo esto, suma la posibilidad de abrir la mente y desenterrar ideas prefijadas. La primera, la incapacidad de superar la prueba: «Al principio te miran como a un mago. Cuando ven que al cabo de unas cuatro o cinco clases son capaces de conseguirlo se sienten mucho mejor», describe Ernesto, que comenzó enseñando en centros de primaria y secundaria con actividades extraescolares y a personas con discapacidad visual en la ONCE con cubos adaptados. En Juegos Besa abren de lunes a sábado y apuntan que lo único necesario para animarse y participar es ponerse manos a la obra.