El parto según Susana Seivane

YES

17 feb 2018 . Actualizado a las 05:05 h.

MARCOS MÍGUEZ

Cuando habla de sus hijos se le ilumina la cara. Al convertirse en madre nació una nueva Susana Seivane. «Cando quedei embarazada entrei nun momento de inspiración», reconoce la artista. Dentro de unas semanas saldrá a la venta la primera parte de un doble trabajo que lleva por título Fa. «Non é pola nota musical senón polo nome dos meus fillos, Fiz e Antón», aclara la gaiteira. Pero los chavales, que ahora tienen cinco y dos años y medio, respectivamente, están presentes en casi todas las composiciones. «Trato de plasmar as inquedanzas, alegrías, penas, nerviosismo, euforia… Todo os sentimentos dende que me enterei de que estaba embarazada ata que dei a luz», relata Susana, que hasta se atrevió a musicar el parto. «Sabendo miradas é un tema especial. Empeza cunha melodía relaxante, que é cando estou na casa na doce espera. Despois empeza a fase das contraccións e vai collendo forza. Hai compases enerxéticos. Ouveo de dor e quero que o público o perciba. Aínda débense acordar no hospital porque incluso rompín unha madeira da camilla ao estirarme. Despois volve a tranquilidade. Estou rota de dor e de amor», explica. Con la gaita y su voz, Susana quiere compartir con todo el mundo su experiencia vital. Impresionante. Me cuenta que el disco también incluye otro tipo de piezas, incluso nanas. «Das que lle fixen a Fiz. Teño demostrado que os nenos pódense durmir cunha nana tocada con gaita», asegura sonriente. «Tamén hai temas en francés porque teño moitos seguidores nese país», añade. Lleva casi dos décadas sobre los escenarios y da la sensación de que está en su mejor momento. Eso sí, no desvela «por contrato» el proyecto en el que está inmersa y que la va a mantener ocupada unas cuantas semanas y alejada de los suyos. «Non podo dicir nada. Sei que vou botar de menos os rapaces, pero quedan en boas mans. Teño un pouco de medo. Vai ser unha lección para min porque nunca me despeguei dos nenos estes anos». Un disco a punto de salir, otro el año que viene y ambos inspirados en sus pequeños tesoros. «Os tempos son complicados para aumentar a familia. Nesta profesión é moi complicado conciliar. Quedo coas ganas dunha nena pero…», confiesa.

QUESOS EN MEDIO DE LA NATURALEZA

Entre ovejas y mastines el propietario fue explicando los detalles de su proyecto de quesos artesanos. «Tengo familia en A Coruña», comenta a casi 500 kilómetros de distancia. Bajo el nombre de Merrelamo lleva un año produciendo dos variedades, uno de cabra y otro de oveja. La quesería la tiene en Reinosa, en la montaña cántabra, y los animales los ordeña en Villar, a poca distancia de la estación de Alto Campoo. «Para un queso necesito siete litros y un día bueno obtener unos cuarenta», dice, lo que da una idea de lo modesto que es el proyecto por el momento. Les cuento todo esto porque después de descubrir este tesoro artesano en medio de la nieve en la Hermandad de Campoo de Suso se me ocurrió llevar a un grupo de niños hasta allí. Resumo los principales comentarios de los chavales: «¿Los perros muerden?, ¡Qué mal huele, voy a vomitar! , ¡Me mordió una oveja!». Vino a mi cabeza lo que contó el experto en aves Antonio Sandoval sobre el Trastorno por Déficit de Naturaleza (TDN), que afecta cada vez a más niños. Más verde y menos Play. Más quesos artesanos como las gaitas de la familia Seivane.