Lo que el Padre Casares ha unido...

Pablo Portabales PERIODISTA

YES

Enrique Blanco Fotografía

02 ago 2017 . Actualizado a las 05:25 h.

Es una historia de película. De serie. El novio se llama Carlos Rodríguez Montes, tiene 33 años y es policía. Nació en Tabeaio, Carral, muy cerca de A Coruña, pero está destinado en Valencia, donde reside con su ya esposa. Ella es Alicia Horta, una comercial de 31 años natural de Serra de Outes, muy cerca del restaurante Pepe do Coxo en O Freixo, que este verano me quedé sin disfrutar. Tras unos años de relación decidieron contraer matrimonio y no dudaron a la hora de elegir el templo donde celebrar el enlace. Ni en las localidades natales respectivas, que sería lo más normal, ni en Valencia. «Teníamos claro, clarísimo, que si algún día nos casábamos tenía que ser aquí», relata el novio, que este fin de semana inicia con su pareja la luna de miel. Reservaron para el sábado pasado en el precioso templo de Santa Eulalia de Liáns de Oleiros, A Coruña, porque fue el lugar donde se consolidó el amor cuando ambos hicieron sus pinitos en la ficción en la serie de Voz Audiovisual Padre Casares, ambientada en esta iglesia. La realidad vuelve a superar a la ficción porque en el episodio en el que participaron también hubo una misa muy especial. «Fue en el capítulo 96, titulado A verdade faravos libres. Ella tuvo un papel protagonista porque hacía de novia de Touriñán, que era homosexual y por un milagro dejaba de serlo. Yo estaba entre el público y casi no salgo», destaca Carlos, que también ejerció de extra en otra serie de Voz Audiovisual, Matalobos. El Padre Casares los unió hace unos años y el sacerdote José Carlos Alonso ratificó el enlace, aunque esta vez no tuvieron un papel secundario. Ahí tienen a los grandes protagonistas de esta historia de amor real que se inició gracias a la ficción.

POR LA COSTA DA MORTE

Es algo único. Ir en barco por la Costa da Morte. Pasar por Caión, Malpica, Laxe, la punta de O Roncudo, las Sisargas, Camelle, Camariñas o Muxía. Si buscas en Google Maps te indican que tardas 33 minutos en recorrer en coche la distancia que separa estas dos últimas localidades. En barco son 3 minutos. Sorprende ver a Virxe da Barca ó entrar en Camariñas. El mar estaba como un plato y eso ayudó a que la aventura que me propuso un amigo resultase fantástica. Me llamó la atención la cantidad de extranjeros que recalan en puertos como el camariñán. Me encontré con el abogado Alberto Artaza, que durante un tiempo fue presidente del Náutico de esta villa, y me confirmó la querencia de los foráneos a hacer escala en la dársena. Como sucede en otros puntos, de Galicia el servicio en tierra no es demasiado bueno. ¿La llave de los baños, por favor? «No sé. Yo soy el de la limpieza, el jefe viene a las 10», me contestan. «Típico», apunta con marcado acento nórdico la joven danesa que escucha la conversación y que también estaba interesada en la deseada llave. Hay cosas que no cambian, ni la maravillosa Costa da Morte, ni su imponente mar, ni la particular forma que tenemos de entender el turismo. En Malpica tomé unos sabrosos callos en el café Pescador, en la ficción el bar de Petróleo (Luis Zahera) en la inolvidable serie Mareas Vivas. De cine.