«Mi punto débil es el carácter. Tengo bastante pronto»

Virginia Madrid

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CEDIDA

Sueña con estudiar Bellas Artes, siempre se prueba primero el zapato izquierdo, su punto fuerte es la sonrisa y recién cumplidos los 45 asegura: «Aunque pudiera, nunca daría marcha atrás». La chica que abandonó la arquitectura por la televisión hoy comparte micrófono con su pareja, Juan del Val

18 may 2017 . Actualizado a las 14:24 h.

Es fresca, espontánea y regala buenrollismo a diario desde las ondas en su programa matinal Lo mejor que te puede pasar, en Melodía FM. «Soy optimista y muy positiva, pero también tengo mis momentos en los que me apetece estar callada, en calma, sin maquillaje y descansando en el sofá de casa», dice. Nuria Roca (Moncada, Valencia, 1972) está feliz. Tiene tres hijos, ha desarrollado una carrera consolidada en radio y televisión, y ha escrito varios libros: «Cuando miro atrás y pienso en mis inicios en Waku Waku, recuerdo la ilusión con la que afronté aquella aventura que me cambió la vida. Hoy, sigo con el mismo entusiasmo que cuando empecé, pero llevo una mochila repleta de recuerdos y experiencias maravillosas».

-Regresas a La 1 con el programa «Fantastic Duo». ¿Cómo ha sido la vuelta a casa?

-Fantástica y extraordinaria. Todo el mundo me ha recibido con los brazos abiertos, y eso después de tantos años es muy bonito. Y encima con este proyecto, que es una vuelta a los programas musicales y en el que nos lo pasamos tan bien. Estoy muy feliz.

-¿Qué queda de aquella chica que empezó en la televisión por casualidad hace veinte años en el programa «Waku Waku» de la mano de Chicho Ibáñez Serrador?

-Queda la ilusión y el entusiasmo con el que afrontaba cada nuevo reto profesional. Es verdad que hoy soy más sabia, tengo más experiencia y sobre todo sé lo que quiero y lo que no quiero.

-¿Y qué es lo que no quieres?

-Busco un formato que me aporte y en el que crezca profesionalmente. Leer una entradilla ya lo he hecho y en su momento estuvo bien, pero ahora que puedo elegir, quiero nuevos retos interesantes. Cualquier aventura en la que me embarco me tiene que ilusionar para entregarme a fondo, porque compaginarlo con la radio es muy complicado y ese esfuerzo me tiene que compensar. Y lo he conseguido.

-Ibas para arquitecta cuando la televisión se cruzó en tu camino. ¿En algún momento se te ha pasado por la cabeza cómo sería tu vida hoy si hubieses seguido con tu carrera?

-La vida es fantástica y está llena de sorpresas increíbles. Nunca pienso en lo que nos deparará el futuro. Creo que lo que tenga que pasar, pasará y punto. Yo no le doy más vueltas.

-Cada día, nos despiertas a las seis de la mañana desde tu programa de radio «Lo mejor que te puede pasar». ¿De verdad que eres tan buenrollista como suenas desde el micrófono?

-¡Ja,ja,ja! Mira, me lo paso tan bien y disfruto tanto que eso se transmite. La radio es mágica. Y en el directo no hay trampa ni cartón. Eres tú sin filtros y eso se percibe. Además, tengo un equipo fantástico, hacemos un programa que nos entusiasma y encima aprendemos y evolucionamos programa a programa.

-Por cierto, ¿qué es lo mejor que te podría pasar?

-Desde que inicié esta aventura en la radio, es lo mejor que me ha pasado en muchos años.

-En la radio trabajas, mano a mano, con tu marido Juan del Val. ¿Tú eres la jefa y él un compañero más o al final es imposible diferenciar el ámbito profesional del personal?

-Es muy difícil crear distancia. Trabajamos juntos y no le damos más vueltas. Como pareja, nos ha unido más, porque disfrutamos mucho lo que hacemos, aprendemos el uno del otro continuamente y nos admiramos. Es verdad que yo soy la jefa y a veces tenemos diferentes criterios y hay que consensuar y acercar posiciones, y hay momentos de tensión, pero nunca llegamos a las manos. ¡Ja,ja,ja!

-¿Cómo hacéis para sobrellevar el desgaste que produce estar juntos en casa y en la radio?

-Dándonos tiempo y espacio para evitar la monotonía y el desgaste de estar todo el día juntos. Por ejemplo, yo quedo con mis amigas.

-¿Cuál es el secreto para hacer un programa de radio matinal, no perder de vista tu carrera literaria y además criar a tres hijos?

-Tirar de la familia y tener ayuda en casa. De todas formas, como me levanto a las tres y cuarto de la madrugada, tengo las tardes libres y las puedo pasar con mis hijos. Es el tiempo de hacer deberes, llevarles a las actividades extraescolares, jugar y hacerles la cena y acostarlos.

-Por cierto, ¿para cuándo la próxima novela?

-Pues en cuanto pueda. Necesito tiempo y un poco de planificación. Ahora es el turno de Juan, que presenta novela en breve. Nos solemos dividir para que ambos podamos llevar a cabo nuestros proyectos literarios. Esta vez le tocaba a él.

-¿Cómo llevas el tema de los años y lo de «hacerse mayor»?

-Pues bien. Con optimismo. Aunque este año que ya me han caído los cuarenta y cinco me suenan mucho. Me suenan a persona respetable. ¡Ja,ja,ja! Fíjate, aunque pudiera, no daría marcha atrás. Creo que hay que disfrutar de cada etapa de la vida con intensidad y vivir al día.

-¿Qué libros encontramos en tu mesilla de noche?

-Ahora mismo, tengo No soy un monstruo de Carme Chaparro y uno de Juan José Millás. Pero cuando leo más es en verano. Aprovecho para ponerme al día con todas las novelas que tengo pendientes de leer.

-¿Y a qué series estás enganchada?

-Estoy pendiente de ver la nueva temporada de Fargo y House of cards y tampoco me pierdo The Walking Dead.

-Una manía.

-Siempre empiezo por ponerme primero el zapato izquierdo. Y cuando voy a comprarme zapatos es un engorro, porque tienen la costumbre de sacarte el derecho y siempre tengo que pedirles que me dejen probarme mejor el izquierdo. ¡¡Manías!!

-Un deseo.

-Muchos. Disfrutar de unas bonitas vacaciones con mis hijos en otro país y estudiar Bellas Artes.

-Tu punto fuerte y tu punto débil.

-El fuerte, la sonrisa, que te abre puertas y es la mejor carta de presentación para conectar con los demás. Y mi punto débil es el carácter, tengo bastante pronto. Tengo que tomarme las cosas con un poco más de sosiego.

-Una palabra que defina a Nuria Roca.

-Cartulina, porque suena bien, tiene color y da buen rollo.