Walter Riso: «Las parejas demasiado perfectas son estadísticamente sospechosas»

Ana Montes

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Nos enamoramos, caemos en las redes de una relación y un día todo acaba. Si el ex nos ronda por la cabeza y el corazón, hay que sacárselo transformando el dolor en fortaleza para reconstruir la vida. El doctor en psicología Walter Riso nos da las pautas.

18 feb 2017 . Actualizado a las 13:28 h.

Con un primer matrimonio que duró 12 años y el actual, 17, Walter Riso (1951) afirma que siempre aplica a su vida todos los recursos y consejos que ofrece en sus libros con escrupulosidad científica. «Tengo un chip que me dice que no puedo querer a alguien que no me quiere, así estoy inmunizado frente al abandono, el rechazo o el despecho», comenta este italiano que aborda el duelo para sacarse al ex de la cabeza y el corazón con otro consejo: «No te merece quien te lastima». Esto que parece obvio requiere de altas dosis de autoestima, hacer un análisis post mortem realista de la relación antes de aferrarse a un falso recuerdo de ella, no saltarse etapas del duelo y, a partir de ahí, reconstruir tu vida. O si con la ruptura te has librado de una buena, bienvenida la fiesta.

-¿Cuál es el mejor botiquín emocional tras una ruptura?

-Si ya hay ruptura, lo ideal es empaquetar e irse y pedir ayuda profesional. Y si todavía no hay ruptura y la comunicación puede funcionar, hay que preguntarse tres cosas. Una es: ¿cómo está el eros? Debes responderte de forma honesta si estás satisfecho con tus relaciones sexuales y esa respuesta comunicársela de forma sincera a tu pareja buscando una solución. La segunda es la amistad con tu pareja: si hay una buena comunicación, humor y proyectos de vida en común o por lo menos acuerdos en lo fundamental. El tercer punto es el respeto y la ternura: que yo no sea indiferente para ti, que mi dolor te duela. Y de este análisis, tomar una decisión.

-¿Cuántas de las parejas que piden ayuda profesional consiguen reflotar?

-Depende del momento en que vayan. Si van cuando la relación no está tan deteriorada ni llegado al desprecio, muchas parejas mejoran la comunicación. Pero no soy optimista con la terapia de pareja cuando la relación sufre una gravedad extrema, como un hombre que cada vez que iba a tener sexo con su mujer se tomaba una pastilla para el estómago porque le daba asco pero nunca se lo dijo.

-Pero también hay separaciones que hay que festejar.

-Claro, hay que hacer un análisis de la relación. Si el saldo no ha sido bueno, hay que celebrarlo porque si seguimos viendo esa relación de forma no realista, como no fue, hay que analizar al paciente y ver por qué no procesa la información de manera realista: ¿Porque todavía le quiere o se ha quedado queriendo la imagen del ex al principio de la pareja, o está enamorada de lo que pudo haber sido y no fue?

-¿Qué rituales hay para festejar?

-Muchos y algunos muy raros. Cada uno encuentra el suyo. Una paciente escribió 1425 cartas a su futuro ex, por cada día que habían estado juntos, y empezó a repartirlas en la calle porque con cada una sentía que se iba un poquito de él. Otro paciente se masturbó durante cuatro años con las bragas de la ex y el ritual fue quemarlas en un escenario espiritual. Es una ceremonia del adiós porque nosotros no tenemos un sistema de velación social del duelo afectivo. Por eso la gente lo hace sola. Hace fiestas, cambia su casa, de peinado, baja de peso, empiezan a hacer una revolución en su vida. También hay rituales muy sencillos como ir al mismo café donde ibas antes con tu ex varias veces seguidas como un acto simbólico para despedirte y desvincularte.

-¿Llevaríamos mejor el duelo si de entrada aceptáramos que esa persona no tiene por qué ser para toda la vida?

-Eso es lo que digo en todos mis libros, por eso si alguien lee mi obra se vuelve inmune a un duelo complicado. Si cambiáramos nuestro concepto del amor, no iríamos de una forma tan idealizada. El amor no es para toda la vida, no es perfecto, tiene límites, y por eso hay que ayudar al amor. El amor lo construyo yo. Lo que pasa es que tener una buena relación de pareja es un punto de referencia para la vida, y si se rompe y estás muy enamorado, se te despelota la vida. Pero no te merece quien te lastima. Y aunque la otra persona tiene el derecho de no quererte ya, tú tienes el derecho de recibir a tiempo la información de que ya no te quería.

-¿No somos conscientes de cuándo a viene el desamor?

-El desamor no ocurre una mañana al despertar. Avisa. Por eso todos los análisis que yo hago a mis pacientes en los duelos es para que defiendan sus principios, su respeto, su dignidad personal, su autoestima, para tener el derecho de empezar una nueva vida que no les lastime. Y generalmente lo hacemos limpiando también su vida y reseteándola, eliminando a los amigos tóxicos, buscando lo que quieren como cambiar de trabajo o de casa. Y cuando empiezas a trabajar para ti mismo, el duelo baja su impacto.

-Porque la falta de autoestima también rompe parejas, no solo el desamor.

-Claro, y si tienes una buena autoestima te vas a valorar adecuadamente y no te vas a autocastigar echándote una culpa innecesaria, sino reconociendo solo tu responsabilidad en la ruptura. La mayoría de las personas que se van suelen echarle la culpa al otro.

-¿Queremos que nuestra pareja sea de cine?

-Siempre idealizamos a la pareja pero vemos que en las mejores parejas ni él se parece a Brad Pitt ni ella a Angelina Jolie. Mira a las parejas que te rodean. Todas son normales.

-¿Y qué pasa cuando la pareja busca la perfección aparente?

-Todos buscamos estar lo mejor posible, sufrir lo menos posible, que el balance sea más positivo. Pero si ves parejas «demasiado perfectas», nunca una discusión y el trato demasiado respetuoso, es una farsa y son estadísticamente sospechosas. Generalmente no funcionan porque uno se cansa de jugar un papel. Todo tiene que ser auténtico. O amas a esa persona tal y como es o no la amas.

-¿De qué indicios hay que desconfiar cuando aún estamos a tiempo de convivir con nuestra pareja?

-Hay que ser muy racional antes de que te fleche Eros. Hay que partir casi con una lista al principio, aunque suene horrible, y preguntarse qué es lo que no queremos del amor, no lo que queremos. Yo soy napolitano y no estaría con una mujer a la que no le guste la pasta. Y estas aproximaciones hay que hacerlas con tus gustos y tus valores. Si soy de izquierdas y el otro de ultraderecha, llegará un momento en que no podamos estar juntos. Y este problema lo resuelve la razón, no el amor.

-¿Estamos mujeres y hombres a la misma altura en el duelo?

-Yo soy muy feminista. Mis pacientes son casi todas mujeres igual que mis lectoras, mis alumnas, tengo dos hermanas, dos hijas... Por eso creo que la mujer tiene más inteligencia emocional que el hombre frente a los temas del amor. Sufre más que el hombre al principio del duelo, pero sale más rápido.

-¿Por qué tropezamos dos veces con la misma piedra?

-Cuando uno elige a una persona muchas veces es para compensar los déficits propios que tiene. Si soy débil, me van a gustar las mujeres fuertes pero esas mujeres pueden ser también dominantes o narcisistas. Por eso vuelvo a golpearme con la misma piedra. Pero si resuelvo mi déficit, me vuelvo más fuerte y ya empiezo a elegir bien.

-Ahora hay un nuevo machismo entre parejas muy jóvenes ¿Qué ha fallado?

-Ha fallado que hemos caído en manos de las redes y especialmente el WhatsApp, que incrementa el control. ¿Por qué las jóvenes acceden a eso? Porque no hemos hecho una campaña para defender la libertad y la autonomía desde el punto de vista afectivo. No hay ninguna campaña que hable del amor y las relaciones de pareja en ningún colegio. Yo crearía una asignatura que fuera Relación de pareja I, II y III.