¿Es plagio o no es plagio?

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EL DEBATE ESTÁ SERVIDO A la polémica por las transparencias y el estrellado bañador/vestido de Pronovias de Cristina Pedroche en las campanadas, se le une también la acusación de plagio con este body de Mister Pearl. Cristina Mesa, corresponsable de la industria de Moda y Derecho en Garrigues, nos dice si le ve solidez a este caso. ¡Orden en la sala!

14 ene 2017 . Actualizado a las 09:32 h.

Se parecen hasta decir basta. El vestido/bañador con el que Cristina Pedroche retransmitió las campanadas es casi cuspidiño a este traje de baño/corsé de Mister Pearl que lucieron, entre otras, Eva Herzigova o Kylie Minogue en los 90. El mismo escote, el mismo corte, el mismo motivo estrellado, los mismos colores... incluso ese amago de cierre en las caderas. Que se sepa, no hay denuncia formal al respecto. Ahora bien, ¿este supuesto plagio tendría base jurídica de llegar a un pleito real? Con esta pregunta nos dirigimos a Cristina Mesa, asociada sénior del departamento de Propiedad Industrial e Intelectual y corresponsable de la industria de Moda y Derecho en Garrigues.

«Aunque en este tipo de pleitos suele ser necesaria la participación de peritos expertos en moda, en el caso del diseño de Pronovias no creo que pueda hablarse de plagio», asegura la experta, que sí que ve inspiración: «En mi opinión, podría reconocerse la inspiración en modelos anteriores, pero nada que exceda las prácticas comunes en el mundo de la moda. A mí, personalmente, ambos diseños me recuerdan a las superheroínas que aparecen en los cómics y a las nadadoras de los años 50». Mesa asegura que la mayor parte de las veces lo más complicado es discernir entre el plagio y la tendencia que está en la calle. «Su vestido no creo que se trate de un plagio ni de una tendencia. Sí de un modelo que combina elementos de distintas épocas y que puede haber recibido inspiración de varias fuentes. En el mundo de la moda es muy común revisitar diseños de décadas anteriores en busca de inspiración, pero esto no significa que se haya cometido un plagio», indica la letrada, que opina que de llegar a juicio en este caso «las posibilidades de éxito son mínimas».

VALE MÁS LA MARCA

Y es que al final, tiene mucho más valor la marca del producto que el diseño en sí. De ahí que se dictaminen muchos menos plagios de los que nuestros ojos creen detectar: «La moda se basa en tendencias, y por eso es habitual encontrar diseños que se parecen mucho unos a otros. La propia Real Academia Española define la moda como ‘Gusto colectivo y cambiante en lo relativo a prendas de vestir y complementos’. Cierto grado de repetición es inherente a la moda, y por ello el derecho es más flexible a la hora de permitir cierto grado de inspiración en el diseño», dice la abogada. Con la marca, afirma, sucede todo lo contrario: «La distintividad se consigue más fácilmente a través de la marca, que perdura en el tiempo y condensa el estilo y el buen hacer de las firmas, pero se mantiene ajena a las tendencias. No cambia. Por este motivo, las firmas de moda invierten ingentes recursos en la protección de sus marcas en los tribunales, mientras que los litigios por plagio de diseño son muy escasos, prácticamente inexistentes». Pues va a ser que aquí tampoco lo hay.