Con Ernesto fue amor a primera vista

Ana Montes

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CEDIDA

Extremadamente sexy en «Vientos de La Habana», Juana Acosta  llevará esta historia a la televisión en la miniserie «Cuatro estaciones en La Habana». Ni su papel aquí ni en las últimas películas que ha rodado nos dejan indiferentes. Juanita es mucha Juana.

29 oct 2016 . Actualizado a las 10:18 h.

La hemos visto en Velvet engatusando a Alberto en el papel de ejecutiva agresiva en un época que no le tocaba. Ahora, toca disfrutarla en un rol similar con el drama Siete años, en esta época actual donde impera la tecnología. Pero donde Juana Acosta nos muestra su piel de mujer seductora y sensual, tal y como ella se siente también en su vida, es en Vientos de La Habana en la que, a golpe de pasión y saxofón, vive una tórrida historia en la decadente capital cubana. Está aún por ver si se dejará la piel de otra manera en la producción francesa Anna, presente en los Goya. Aunque en clave de comedia ya está embarcada con Álex de la Iglesia en el rodaje de Perfectos desconocidos, donde compartirá pantalla con su pareja Ernesto Alterio por primera vez.

-Llevas una actividad profesional sin pausa. ¿Contenta?

-Sí, afortunadamente. Llevo trabajando 21 años en esta profesión maravillosa que amo, pero de repente empieza a suceder lo que toda la vida soñé y busqué, especialmente en estos últimos años. Llega después de mucho trabajo, porque estreno cuatro películas. De todas me siento orgullosa, y en cada una de ellas tengo personajes muy potentes.

-Una es «Anna», rodada en francés. ¿Se estrenará en España?

-Justamente estoy en campaña con esta película porque ha sido seleccionada por la academia de cine colombiana para que represente a Colombia en los premios Goya, y eso supone que sí que podría llegar a distribuirse en España. Hemos estado en muchos festivales de cine con ella, y en el festival colombiano de Nueva York me dieron la mención especial por esta película. Además estoy nominada a los premios Fénix, los galardones iberoamericanos de cine que se celebran en la ciudad de México. Así que la película tiene realmente muchas posibilidades.

-Hace un mes que se estrenó «Vientos de La Habana», y desde ayer ya te podemos ver en «Siete años».

- Sí, esta última es la primera película que produce Netflix en español. Estoy con Paco León, Juan Carlos Raba y Manuel Morón. Es una película muy especial porque todo se desarrolla en un mismo espacio, un mismo día, para resolver un fraude fiscal. Yo soy una ejecutiva poderosa entre el mundo masculino de la tecnología, los egos y la codicia. Y va a ser la primera vez que una película mía va a estar en 190 países a la vez un día después de su estreno. Además está el rodaje en marcha de Perfectos desconocidos, de Álex de la Iglesia, uno de mis directores favoritos. La ruedo con Belén Rueda, Eduard Fernández y, por primera vez, con mi pareja Ernesto Alterio.

ASD

 -¿Qué pensabas de Ernesto antes de conocerle? ¿Te resultaba también seductor en la pantalla?

-Lo primero que vi de él fue Al otro lado de la cama, y me quedé completamente fascinada con su talento y sus ojos inteligentes. Al poquito tiempo nos conocimos una noche en un bar, no por trabajo, y surgió amor a primera vista. Él también había visto algunos trabajos míos cuando llegué.

 -¿Qué tipo de críticas no aceptas de Ernesto?

-Siempre nos hacemos críticas muy positivas. Aceptamos todo el uno del otro y por eso nos decimos todo. Así que no solo tolero sus críticas, sino que las recibo con mucha atención y las tomo en cuenta.

 

 -¿Qué le pides a un hombre como pareja?

-Que tenga sentido del humor, que sea inteligente y que me pueda acompañar en el camino sin cortarme las alas. Cuando me juzgan siento que me retienen en vez de impulsarme, y eso no me gusta. Detesto los celos y me gusta sentirme libre. Por eso Ernesto y yo respetamos mutuamente nuestras carreras y no nos cortamos las alas.

 -¿Qué tipo de humor tiene Ernesto?

-Posee una mirada muy especial y única del mundo. Es muy inteligente y tiene un gran sentido del humor, pero no es el típico que echa chistes en todas las fiestas, aunque utiliza un humor muy fino.

 -¿En qué eres generosa a manos llenas con tu pareja?

-Bueno, creo que nos hemos dado el regalo más hermoso, que es nuestra hija Lola: él a mí y yo a él. Pero aunque busqué mucho tiempo un hermanito para ella, no vino, y ahora ya he comprendido que si la naturaleza no me lo dio, por ahora se quedará hija única.

-Como mamá dices ser exigente. ¿Cómo ves la educación que dan los padres españoles?

-Nosotros somos latinos y yo doy mucho valor a los límites, pero también a una educación muy amorosa. Mi hija es muy cariñosa, viene de nuestras raíces. No quiero juzgar a los españoles porque cada familia tiene sus valores. La mía es una mezcla cultural entre Colombia y Argentina, y lleva en el mismo pack todo eso.

 -En «Vientos de La Habana» vives una intensa aventura con el protagonista, Jorge Perugorría.

-Es una mujer que tiene una gran necesidad de volver a sentirse viva y su afición al saxofón, que la llevó a escuchar jazz en todos los bares de La Habana con su padre la conecta con Jorge Perugorría, un policía que quería ser pintor y que debe descubrir un crimen. Y en estas historias frustradas de ambos y su sensibilidad más profunda, ellos se encuentran con una pasión desbordada a través de la piel. Por eso en la película viven esas escenas tórridas.

  

-¿Cómo es trabajar con él?

-Desde que le vi en Fresa y chocolate me apeteció trabajar con él. Y ha sido un regalo. Jorge es un actorazo, muy comprometido, muy entregado y muy generoso. También muy atractivo, y siempre me ha parecido de los actores más sexis latinoamericanos, incluso ahora a pesar de sus años.

  

-Como actriz ¿da igual besar a cualquier actor? ¿Se convierte en rutina?

-Como actriz he tenido que besar muchas veces, pero como en Vientos de La Habana, pocas. Con Jorge fue maravilloso, y no, no besa como otros (risas). Claro que no todos los actores besan igual, y tampoco besan igual todos los novios. Luego te enteras más o menos del beso que das, depende del trabajo, del actor y del tipo de beso que tienes que rodar. Pero en el set, de íntimo no tiene nada porque hay demasiada gente alrededor y los besos son muy técnicos, aunque en la pantalla se vea vivo.

 -¿Cómo fue rodar en La Habana? ¿Fue políticamente correcto?

-Fue un gran aprendizaje. En el rodaje me sentí muy arropada por el equipo y te das cuenta de lo que es la realidad cubana, que está detenida en el tiempo y que los cubanos tienen mucho que cambiar y muchas ganas por hacerlo. Pero en la película sale una Habana de los 90, sin ordenadores, ni móviles, para recrear esa decadencia en la que radica su encanto, aunque también eso mismo asusta.

-¿Con qué intensidad vives tu vida?

-Mi vida, mi trabajo, mis amistades, las vivo con mucha intensidad. Soy latina, colombiana y lo vivo intensamente. También los proyectos en los que me embarco. A lo mejor tiene que ver con que soy Sagitario, y además ascendente Sagitario, símbolo de fuego. ¡Y en el horóscopo chino soy dragón de fuego! Imagínate tú si sin con todo este fuego no voy a vivir las cosas con intensidad (risas).

  

-Con tantas pérdidas familiares, ¿nunca has tenido la sensación de que se te ha roto la vida?

-Varias veces, sí. Mi vida no ha sido un camino de rosas. Me he encontrado cosas dolorosas de las que también he aprendido mucho, lo cual es bueno, porque se convierten en mi material de trabajo como artista, muy útil para darle al mundo lo que el mundo me ha dado a mí y lo que me ha quitado. Todos llevamos dentro nuestras miserias.

  

-En España hay costumbre por que los actores muestren abiertamente su opinión. ¿También en Colombia?

-Yo lo hago solo cuando pienso que es estrictamente necesario. Me gusta guardar mis opiniones políticas en mi casa, hablarlo con mi gente, y no tengo el impulso de hacerlo en público.

-¿Has tenido la sensación de vivir esquivando la violencia?

-Yo me he criado en un entorno violento, en un país con narcoterrorismo y que desde que nací está en guerra. Y así durante mi infancia y mi adolescencia, hasta que me fui con 23 años. Pero esto ayuda a vivir la vida de otra manera, en el aquí y ahora, porque has tenido la muerte cerca. En Colombia, todos la hemos tenido cerca. Vivir con guerra hace que le demos tanto valor a la vida, que nos conectemos con ella. Por eso los colombianos somos alegres, entusiastas y tenemos una energía especial.

  

-¿Eres creyente?

-Creo en la naturaleza, creo en la vida, en el poder de nuestra fuerza interior, pero no creo en Dios.

  

-¿Nunca has tenido problemas por ser de Colombia?

-Sí, sobre todo en algunos aeropuertos del mundo. Siempre cuando voy a Estados Unidos me paran y me preguntan un poco más que al resto de la gente, eso sí. Pero en Francia también me ha pasado.

  

-En tu país eres Juanita Acosta. ¿Quién es Juana y quién Juanita?

-Juanita soy para mi pareja, mis amigos y mi familia. Y en Colombia me llaman Juanita de España y me encanta. Pero cuando llegué a España necesitaba hacer un cambio profundo en mi vida y durante una clase de teatro me propusieron llamarme Juana, lo que me pareció muy bien.

-¿Buscas en algún rincón de Madrid un cachito de Colombia?

-Yo la tengo tan dentro de mí que no me hace falta buscarla fuera. Tengo muchas fotos y recuerdos de Colombia en casa e intento ir cada vez que me da la nostalgia, unas tres veces al año. Entonces no me da tiempo de que me entre la añoranza. Y cuando la siento, cojo a mi hija y nos vamos para allá, para que esté cerca de sus raíces también. Lo necesito.

  

-¿Colombia es realismo mágico parara ti?

- Sería muy ingenuo resumirla solo por eso. Es una mezcla de muchas cosas, y uno de los países más hermosos con recursos naturales únicos por su vegetación, sus aves, su selva y sus llanos. Es un espectáculo. Si algún día consigue la paz, mucha gente va a querer ir. Pero es cierto que existen todas estas cosas imprevistas del realismo mágico y están en el día a día de la gente. Colombia tiene una magia especial que conocen los que han vivido allí o han ido a visitarla.

 -¿Qué tal fue tu paso por «Velvet»?

-Estoy impresionada de la repercusión que tuvo mi paso por la serie. La gente me sigue parando por la calle para hacerse fotos conmigo. Además la han pasado por Netflix, y se ha visto en Colombia y también en Francia. Disfruté con ese personaje, una mujer adelantada a su época, que llevaba pantalones. Y con Miguel Ángel Silvestre la compenetración fue perfecta.

 -¿Y él también besa bien?

-Sí, por supuesto. Es de esos (risas).

Claro que Miguel Ángel Silvestre besa bien, es de esos