Bibiana Infante: «Incapacitamos a los niños si les facilitamos mucho las cosas»

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MARCOS MÍGUEZ

¿Se puede ser cariñoso y firme a la vez, huir de la permisividad y el autoritarismo? Ella dice sí. La fundadora de Disciplina Positiva Galicia invita a romper con el adultismo y a revisar viejos modelos: «A los niños no hay que ganarles, hay que ganárselos»

18 mar 2019 . Actualizado a las 17:29 h.

Podrá gustarnos más o menos, pero no hay más que ver el anuncio de Ikea, Salvemos las cenas, para mojarnos en un debate vital: el de los deberes. Esos que, cada noche, sientan a niños y padres no a cenar en familia, sino a devorar conocimientos de manual. La psicóloga Bibiana Infante, fundadora de Disciplina Positiva Galicia, corriente que inició el psiquiatra Alfred Adler y popularizó en los 80 Jane Nelsen, lo tiene claro: «Los deberes son un fracaso, un síntoma del mal aprovechamiento de las horas en el aula». Es más, Infante advierte que se puede aprender sin libros, al menos los primeros años: «La vida enseña cosas continuamente, es puro aprendizaje».

-Nos parece increíble, pero Disciplina Positiva parece haber encontrado la conciliación de extremos: «Es posible educar con cariño y firmeza a la vez». ¿Cómo lo hacemos?

-Generando unas actitudes, dando unas estrategias pedagógicas. Las estrategias sin la actitud no funcionan y las actitudes vienen a ser, sobre todo, sentido común.

-En general, o somos muy autoritarios o demasiado permisivos. ¿Dónde está el equilibrio?

-En el respeto mutuo. Debemos respetar a nuestros hijos, pero también hay que enseñarles a ellos a que respeten a los demás, a niños y a adultos.

-¿Están los niños de hoy menos preparados para desenvolverse en el mundo de lo que lo estábamos nosotros?

-Hoy los padres los rescatamos mucho, les facilitamos demasiado las cosas y luego pasa que no tienen recursos para solucionar problemas, para tomar decisiones. Los padres de hoy somos muy controladores.

-¿Modelo helicóptero?

-Sí. Hiperpadres. Y al entrometernos tanto en sus cosas les incapacitamos para la vida.

-¿Cómo invertimos la tendencia?

-Lo primero es tomar conciencia y cuestionar los modelos tradicionales, como el del premio/castigo.

-¿Premios no, por qué?

-Porque esto fomenta que los padres tengamos que estar siempre controlando. El niño piensa: «Si mamá está, hago esto porque me da un premio, pero si no está no lo hago porque no lo hay». O... «dejo de hacer esto si mamá me ve, y si no me ve lo hago porque no hay castigo». Y el castigo provoca revancha, rebeldía. Disciplina Positiva busca la reflexión. Se trata de que el niño vea las consecuencias naturales de sus acciones, e interiorice unos principios y unos valores: respeto, cooperación, aliento, confianza.

-¿Qué papel tiene la educación emocional, ya presente en muchas aulas?

-Son como d-os raíles de la vía del tren. Se necesitan lo emocional y el aprendizaje de conocimientos para que el tren funcione, deben estar los dos raíles; si falta uno, algo falla. No hay que presionar a los niños para que aprendan, los niños deben tener ganas de aprender. Hay que estimular su curiosidad.

-¿Cómo se educa a profesores y padres?, ¿cómo lo haces tú?

-Nosotros somos solo una pequeña guía. Ni más ni menos.

-De los errores, se aprende, dicen.

-Los errores son grandes oportunidades para el aprendizaje.

-Como hiperpadres que somos, tenemos pánico a la más leve caída.

-Somos muy críticos, en general, con nuestros propios errores.

-Y con la posibilidad de que los hijos se equivoquen o aprendan por sí mismos, ¿no? «No te caigas, no molestes, no suspendas»...

-Sí, sí. De lo que se trata es de apaciguar esa exigencia.

-Hay quienes insisten en que el niño enseguida nos toma la medida. ¿Calibramos este recelo?

-Si ellos se portan mal o te retan, son soluciones equivocadas que han encontrado para ser tenidos en cuenta. «Yo consigo que mamá me haga caso cuando me tiro al suelo o pego a mi hermano, es la manera en que yo consigo ser visto, tenido en cuenta», se dice el niño. Es esencial fomentar en él el sentido de pertenencia.

-¿Cómo?

-Siempre pensamos que tenemos que educar cuando estamos enfadados o cuando el niño hace algo mal, y ahí nunca vamos a educar bien. Mejor en cualquier otro momento. Educar pasa por hacer que el niño se sienta tenido en cuenta.

-Primeros días de cole. ¿Cómo los afrontamos niños y padres?

-Este es un proceso de adaptación para niños, padres y educadores. En el que no hay que perder de vista que los cambios tienen un final feliz. Sin venirse abajo, hay que entender que a los niños les cuesta, porque, si no, no serían niños, serían árboles. No valen frases como «Venga, que ya van cinco días y eres muy mayor, ¡no llores!»; hay que ir más por este otro lado: «Yo te comprendo, cómo podemos hacer para que no sea tan difícil». Cada niño es un mundo, tiene derecho a ir ganando seguridad en el grupo. Hay que conectar con él. Validarle en sus sentimientos.

-¿Se puede educar sin un grito?

-No. Porque somos humanos y es inevitable. Los padres somos seres con emociones, disgustos y contratiempos. Lo que podemos es tratar de tener otras muchas estrategias antes del grito... sabiendo que alguna vez saldrá.

-¿En qué consiste eso de «abajarse» para educar a un niño?

-Se trata de ponerse a su nivel. Disciplina Positiva está precisamente en contra del adultismo, se buscan relaciones más horizontales. Los padres, por su madurez, están más capacitados para decidir, pero también, por esa madurez, deben estar capacitado para ganarse al niño. A los niños no hay que ganarles, sino ganárselos. No vale el «porque lo digo yo».