-¿Cómo les hacemos fuertes?
-Dejando de comprarles las cosas que nos piden porque «todo el mundo lo tiene». Hay que ayudarles a entender que las cosas son verdaderas, buenas y bellas de por sí, no porque otros lo piensen. Si el motivo por el que no nos damos de baja en el grupo de WhatsApp de padres es que no queremos quedar mal, no debe extrañarnos que nuestra hija quiera una Monster High porque las demás la tienen. Si ellos ven que nosotros pasamos de las modas y del qué dirán, es más fácil que ellos hagan lo mismo.
-Como padres parecemos más frágiles que nuestros padres. ¿Lo somos?
-Hemos pasado de obedecer a nuestros padres a obedecer a nuestros hijos. Muchos padres están tentados de tirar la toalla cuando ven que la educación más bien conductista que han recibido les resbala a sus hijos. La autoridad verdadera brota de la coherencia, el ejemplo y la exigencia amorosa; no de discursos, de amenazas, premios o recompensas.
-¿Cuál es el mayor problema que afronta hoy la educación?
-Estamos convirtiendo la educación en un arma ideológica. Quizás por eso hay mucha educación en boca de todos y en las aulas, pero tan poca en los alumnos.