Las gallinas van a la peluquería

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MARCOS MÍGUEZ

A LAS 17 HORAS: SESIÓN DE BELLEZA No van tanto como les gustaría, pero días antes de sus certámenes de belleza estas gallinas de Abegondo se preparan a conciencia. Hidratación, baño y secado. No hay queja. Les gusta. Sobre todo si se lo hace Carmen. Tiene unos 50 ejemplares aunque solo las elegidas son nominadas a participar en estas citas donde sobre todo se busca la perfección. 

07 mar 2016 . Actualizado a las 13:52 h.

A  casi nadie ya le sorprende que las mascotas pidan vez cada cierto tiempo en la peluquería. Necesitan cuidados, y no solo es una cuestión de estética, también de higiene. Pero el estilismo animal no es solo cosa de perros y gatos. Las gallinas también se preocupan por su look, sobre todo cuando les espera un concurso en pocos días. En estas citas las evalúan de arriba abajo. En el caso de las araucanas, que por cierto ponen huevos azules por fuera: su forma, los aretes (los pelos que les salen de las orejas), que el color de la pata sea oliva, la cresta (que en el caso de la araucana no es de sierra es más bien una especie de moño), y sobre todo las plumas, que sean cantidad y brillantes. Cuanto más se parezcan al estándar de la raza más puntuación reciben. Carmen Fernández, peluquera desde hace más de 25 años, sabe mucho de esto. En el último concurso se llevó el primer premio con uno de sus ejemplares a la mejor gallina araucana. Estaba impecable. Eso sí, unos días antes había pasado por chapa y pintura. Cuando decide finalmente con qué gallinas se presentará a la competición, Carmen las prepara con mucho mimo. Les echa aceite de almendras, o alguno que tenga de la peluquería, en el pico, cresta, barba y patas para hidratarlas en profundidad. Y luego les da un baño con champú. Valdría cualquiera, pero ella suele elegir alguno que les de volumen para realzar el plumaje. Les quita la humedad con el secador. No se asusten. ¡Les encanta! «Es para que no les coja el frío, a ellas les gusta mucho el baño, además yo las cojo todo el rato en el colo. Es algo que me gusta mucho y que no lo sabía hasta ahora». 

Aun así, Carmen insiste que los cuidados los necesitan durante todo el año, aunque de cara a este tipo de eventos se acentúen. «Hay que desparasitarlas, que no tengan piojos, procurar que no cojan corrientes porque no les sienta bien y que el gallinero esté limpio», explica esta peluquera de profesión que hace solo dos años que se introdujo en el mundo avícola. 

Las elegidas pasan

Todo empezó más bien por querer tener la huerta limpia y huevos caseros. Así que se informó e incluso se puso en contacto con otros criadores para ver qué razas le interesaban, ya que hay mundo más allá de la ponedora, la que conoce todo el mundo. En su gallinero ahora mismo hay unos 50 ejemplares reproductores de diferentes razas: araucanas, piñeiras, maráns, worweck (francesas), orpington leonadas con ribetes negros... Está claro que cría gallinas y pollos de raza ¿no? Principalmente para exhibir.  Nacen, pasan por la incubadora, por la mecedora... y a partir de ahí empieza la selección, pero no natural de Darwin. Según van creciendo, Carmen va seleccionando aquellos ejemplares que más se acercan al estándar, es decir, a la perfección de la raza. A los elegidos los va criando hasta final de año, y los mejores están nominados a participar en los concursos, que suelen celebrarse entre octubre y enero, que es la mejor época de las gallinas. Y se preguntarán, ¿qué pasa con «los patitos feos»? Si son machos los utiliza para hacer capones y, si son hembras, hay un pequeño cupo que se puede vender. 

Carmen ha descubierto en el mundo de las gallinas una de sus pasiones. Ya se ha llevado un primer premio y parece que la cosa no ha hecho más que empezar. No le van a llegar los espejos de su peluquería Oasis de Abegondo con tanta coqueta dentro.