¿Cuánto aguantas sin lavarte el pelo?

YES

Marcos Míguez

Un día sí, un día no. Entre la abuela que se lava el pelo una vez a la semana cuando va a la peluquería y la veinteañera que lo hace a diario está la frecuencia perfecta: cada dos días.

24 mar 2024 . Actualizado a las 21:47 h.

A  falta de una etiqueta con instrucciones de lavado exactas para cada tipo de cabello, nos hemos tenido que ir fiando de los consejos maternos, pero algunos resulta que no son demasiado exactos. Por ejemplo, toda la vida escuchando que lavarse la cabeza a diario es malo y ahora los dermatólogos dicen que no pasa nada. Si tu cuero cabelludo está sano, «no hay ningún problema en hacerlo todos los días durante toda tu vida», confirma Eduardo Fonseca, jefe de Dermatología del Hospital A Coruña. Ni se estropea ni se cae más por eso. Que se lo digan a Natalia Fernández, profesora de zumba en los ratos que le deja libres su trabajo en una empresa de telefonía. «Yo me lo lavo cada dos o tres días. No puedo hacerlo a diario por culpa del tinte, que me quema todo el cuero cabelludo y, si no, no recupero la piel». Vayamos por partes. ¿El champú daña el color? Responde Rosa López, de la cadena de peluquerías Maryl: «Hay productos muy lavantes que abren la cutícula y causan daño al cabello, sí». Pero entonces, para tener un pelazo, demos respuesta, de una vez por todas, a la pregunta definitiva: ¿Con cuánta frecuencia hay que lavarse la cabeza? «Depende de cada tipo de cabello», contesta a la gallega la especialista coruñesa María Rico. Preguntamos en una oficina bancaria. «Yo lo hago día sí, día no», dice una. «En mi caso, cada dos días», responde otra. 

«Dos veces por semana», anotamos. Soñar, todas soñamos con aguantar tanto sin mojarnos el cráneo como nuestras abuelas, que son capaces de esperar al día que toca pelu antes de ponerse un rulo. Ni un cepillo osan hincar entre mechón y mechón, no sea que se baje el ahuecado. Y para el momento del baño, un buen gorro de ducha y listo. «Si yo tuviera que estar siete días sin lavármelo, no aguantaría con los picores», relata la cuarentañera Ana Isabel Cedeira. Claro, ella pertenece a una generación que ha sido capaz de quedarse en casa sin salir antes que dejarse ver con el pelo mínimamente grasiento por la calle. Que donde ellas veían roña, el resto de la humanidad contemplaba lustre, pero cuando a una mujer se le mete en la cabeza que tiene el pelo sucio, señores, es que tiene el pelo sucio y punto.

Por norma general, los que tienen el pelo seco se lo lavan menos a menudo que los que lo tienen graso. Eso es porque estos últimos se lo ven sucio mucho antes, pero debería ser al revés. A pesar de la creencia popular, no es que cuanto más te lo laves, más se te engrasa. Contra lo que es más difícil luchar es contra el encrespamiento. Así es como le llaman en los anuncios de champús a ese odioso fenómeno que convierte a tu cabello en una mata de pelo descontrolado y electrizado. Si eres de las que se pasa un día entero, como mínimo, aplastándolo con gomas o la mítica toca para lograr un alisado decente, que sepas que la solución está en la hidratación. «El pelo electrizado se puede frenar con un tratamiento de keratina, pero también con unos aceites que se echan desde las medias hasta las puntas, que hidratan y te aportan peso al cabello», explica Rico, otra de las peluqueras. Por mucho que los colectivos ecologistas aboguen ahora por la tendencia del no poo (sin champú), para huir lo más posible de los agentes químicos en los jabones, la experta en la materia dice no. Según María Rico, eso no es posible «bajo ningún concepto. Sin champú, nunca llegas a lavar bien el pelo. Solo extiendes la grasa».

Lavado al revés

No hay vuelta de hoja. Hoy en día, existe una solución en forma de producto casi para cualquier problema relacionado con el cabello. Hay champús secos para rápidos lavados de emergencia y hay modas llegadas desde Estados Unidos que apuestan por invertir el orden de los factores. El «lavado al revés» propone empezar por la crema suavizante y terminar el proceso con el champú. «No creo que eso triunfe aquí», afirma Rico, aunque reconoce que ella ya usa tratamientos contra la dermatitis que son algo parecido. «Primero usamos un aceite hidratante, luego la mascarilla y por último el champú, pero es a nivel profesional. En casa sería muy complicado de hacer». 

Desmontemos algunos mitos.:

- ¿Cuanto más te lavas el cabello, más se te ensucia? Falso. 

- ¿Hay que echarse el champú dos veces? Si te lo lavas a menudo, con una dosis llega. 

- ¿Aporta brillo el chorro de agua fría final? Sí, pero si tienes el cuero cabelludo graso no es bueno. 

- ¿Hace más efecto el acondicionador si el pelo está muy escurrido? Verdadero. Si va muy mojado, lo único que consigues es licuar el producto y mitigar su efecto. 

- ¿Para qué es el masaje que nos hacen en la peluquería? Para que penetre mejor la mascarilla. 

- ¿Abusamos del secador y de las planchas? Verdadero. Sobre todo, cuando moldeamos el cabello con el cepillo. Esa tendría que ser la parte final y la que nos llevase menos tiempo. Si no es posible hacerlo al aire, conviene utilizar un buen secador (no hay que escatimar recursos) y utilizar las manos en la dirección adecuada para ir restándole humedad poco a poco. 

Son truquitos que nos pueden evitar pasar un mal rato en la peluquería y en tu casa. Como rezaba aquella viñeta de la dibujante argentina Maitena en la que una despeluchada mujer se sentaba ante su peluquero : «¿Y? ¿Qué te hago?», le preguntaba este. ?¡... Un milagro!?.

Tres pasos para el lavado

1. Aplicar el champú: una avellana o una nuez. Si tienes dudas sobre la cantidad de champú que debes echarte, anota esta máxima: Para los cabellos cortos, una avellana; para las melenas, una nuez de champú. 

2. Masaje. El masaje que nos hacen en la peluquería bien vale todo lo que haya que pagar por él. Pero no te engañes: no es para que te relajes, que también. Es para que penetre mejor la mascarilla final.

3. Aclarado perfecto. Cuando te lo aclares, al final del lavado, ten en cuenta esta premisa: debes aclarártelo lo mejor posible. Una sola mota de jabón que quede puede hacer mucho daño a tu cuero cabelludo. La duración aconsejable para un lavado perfecto completo es de unos siete minutos.