La felicidad tiene forma de U

YES

M. MORALEJO

ES COMO UNA SONRISA... y tiene dos momentos clave en la vida; eso apunta un estudio de la Universidad de Nueva Gales del Sur. YES lo pone a prueba preguntando: ¿tú cuándo has sido más feliz? 

12 dic 2015 . Actualizado a las 06:37 h.

Dicen que es un efímero estado emocional, que se regala pero no se puede comprar. Hasta le habíamos puesto edad, 34. Va a ser que no la tiene clara, como el amor. Un estudio de la Universidad de Nueva Gales del Sur, en Australia, advierte que la felicidad es una U, una curva con dos comisuras: una está en el período que va de los 15  a los 22 años y otra arranca a los 65. ¿Pero es que hay más? Quién duda que los 80 son una década prodigiosa. No quien los alcanza libre de mal. ¿Y los felices años veinte, tienen esa pátina en la vida real, en estos tiempos? El estudio advierte que en ese decenio hacia los 30, conforme llegan las preocupaciones y problemas más acuciantes de la adultez, uno empieza a descender por la ladera de la U hasta el badén de los 45.

«Al final de la vida, al igual que al principio, la percepción que tenemos de la realidad depende del microsistema [nuestro entorno más inmediato]; el niño no ve el mundo tal como es, sino como lo filtran sus padres ?afirma la psicóloga Elena Borrajo, experta en relaciones de apego?. Tenemos un ejemplo en la película La vida es bella. La realidad no cambia, pero la vivencia de un niño sí depende de cómo la reflejen o modelen sus padres».

Con su hijo de 11 meses en brazos, a sus 33, la autora de la Volátil, ese personaje que hemos incorporado a nuestra vida diaria, se siente plena y «afortunada». «Será que Pau nos deja dormir del tirón», dice Agustina Guerrero (Chacabuco, Argentina, 1982). El humor, «que ayuda a suavizar y relativizar las cosas», es el fuerte de esta mujer «ojerosa y feliz» en su primera vez como mamá. ¿Pero qué tiene la maternidad, además de menos tiempo para todo, que nos sacude con alegría? «Primero, une ?dice Agus, su alias familiar?; tú y yo, sin conocernos, estamos hablando de nuestros hijos. También ayuda a quitarle importancia a lo que no la tiene. Por ejemplo, mi casa está hecha un lío y me da igual. Mi hijo me ha convertido en otra mujer». Para su despegue definitivo como la Volátil, Agustina tuvo antes que coger la puerta y cambiar de vida. Fue con 23 cuando alcanzó un primer pico de felicidad, cuando se mudó a Cataluña: «Lo largué todo, incluida una relación». Se hizo la luz y ella se reencontró: «Me sentía bonita y capaz de hacerlo todo... Descubrí que hay gente tóxica, pero también maravillosa».

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¿Dónde está la clave? «Disponer de tiempo es la gran felicidad. Da la felicidad no por tener tiempo en sí, sino por todo lo que puedes hacer con él«, dice José Luis Perales (Cuenca, 1945), quien debuta como novelista con La melodía del tiempo. A Perales, que ganó su primer premio como autor en el  Festival do Miño, los 70 le han traído una sonrisa completa y un estreno.«A terminar una canción ya me había acostumbrado, pero ha sido la primera vez con un libro y eso me ha  hecho sentir mucha emoción», asegura a nuestra compañera Ana Montes.

Las emociones, que vamos comprendiendo gracias a la experiencia,  pintan mucho en la gran aspiración del ser humano, ser feliz. ¿Qué peso tienen en la sensación de felicidad? «Todo el peso», dice la psicóloga Elena Borrajo: «De hecho, la felicidad tiene que ver con la capacidad y la frecuencia con que se tienen emociones positivas. El espectro es amplio: ilusión, alegría, complacencia, alivio, placidez...». Cada uno tiene unas notas predominantes.

BENITO ORDOÑEZ

Así, «vivir tranquilo es un aburrimiento» para quien cantaba aquello de «Escúchame, yo también tuve 15 años, se me escaparon de las manos». A punto de cumplir 71, Perales tiene muchas inquietudes: «Solo jubilarme y quedarme en la contemplación me haría envejecer muy pronto. Los que tenemos ilusión por hacer cosas no entendemos la jubilación».

Con la tercera edad, explica Borrajo, vuelve a cobrar máxima importancia el entorno más inmediato de la persona, «y todo aquello que tiene que ver con la realización de uno mismo, con dar rienda suelta a lo que persigue el bienestar propio» y que debimos dejar de lado durante los años más activos. Pero no siempre darse a la contemplación implica felicidad. «Eso es  algo que depende de toda una variabilidad individual ?dice Borrajo? y de condicionamientos sociales. En Occidente la contemplación, el no hacer nada, está casi proscrito, lo contrario de lo que proponen las filosofías budistas. También depende de uno mismo. Tu disfrutar puede ser estar haciendo cosas».

UNA EME DE MONTAÑA

Si has sido un niño con suerte, y  vivido la infancia como el reino en el que nadie muere, es probable que las turbulencias lleguen con el despegue de la adolescencia. «Los 15 fueron turbulentos, como suelen serlo para todos», dice el actor Miguel Canalejo (A Coruña, 1991), quien sintió la necesidad de «ser especial en algo». «No era el primero de la clase ?comparte? ni el mejor en algún deporte, pero descubrí la interpretación». Ya no era un niño haciendo teatro... «Bueno, hice mi primer papel con 5 años, un conejo de Pascua», cuenta sonriendo. Miguel, Quique en Serramoura, dice que a sus 24 está en una «etapa buena». Pero tiene antecedentes: «Recuerdo con un cariño especial la etapa de los 18 a los 22, la Universidad. Fue cuando empecé a tomar decisiones y ser más libre. Puedes  meter la pata sin que pase nada... Hice mogollón de amigos y decidí dedicarme a lo que me gusta, la interpretación». ¿Y el amor, no le hizo perder los papeles? «El  amor también llegó, por supuesto. Y lo viví con menos nervios que de adolescente».

MARCOS MÍGUEZ

Para el que fue un niño con gafas feliz, «un chaponcete un poco friki», según cuenta, el sentimiento más pleno tiene forma de M. «... O de W, porque la felicidad tiene subidas y bajadas». 

En la cima de esa inicial de montaña, ante un horizonte despejado, vemos a la miss, actriz y presentadora Diana Nogueira (Vigo, 1975). «Estou nun período de plenitude. Son nai», afirma en un guiño a la Volátil. «Ás veces penso: eu non vou dar... pero dás, dás!?. ¡Dás todo! ?Si. Certo. Dás todo. A prioridade é esa persoíña que te leva a baixar ao cole case en zapatillas. Qué importa como teñas o pelo....». Con la maternidad todo lo susceptible de quedar relegado pasa a un segundo plano. Así lo vive esta mujer «botada para diante», que estando con su hijo de 6 años siente la felicidad de «volver a descubrir as pequenas cousas?. A ella le cuesta echarle años a la felicidad, pues más y más que le echaría: «Eu son unha persoa moi positiva». ¿No se sintió rara ni con 13? «Eu paseino ben! Aínda que houbo momentos de complexos... Era fraca e tardei en desarrollar».

M. MORALEJO

Nunca es tarde si la dicha es (tan tan) buena. Y el horizonte, azul.