La vuelta al mundo con un tenedor

Lucía Rey, Marina López, Juan Capeáns, Begoña R. Sotelino

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ALBERTO LÓPEZ

VIAJA COMIENDO  Te proponemos una guía para que recorras el globo sin salir de Galicia ni levantarte de la mesa. Afila el cuchillo y déjate llevar por el sentido del gusto.

20 jun 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Te proponemos una vuelta al mundo sin que tengas que hacer la maleta. Por tener, no tienes ni que salir de Galicia. Basta con que cojas cuchillo y tenedor para dejarte llevar de país en país. La ruta te la marcamos nosotros, pero te adelantamos que visitarás México, Japón, Portugal, Oriente Medio y Asia. Empecemos cruzando el charco. Si uno se deja guiar por el paladar es posible sentirse en Jalisco o en Tijuana sin moverse del centro de Lugo. Elsa Ortega y su nuera Corina acercan a lucenses y visitantes los platos típicos de la gastronomía mexicana desde hace tres años en La Capital Azteca. 

«Es comida mexicana de verdad, auténtica cien por cien», destaca Alberto, hijo y esposo de las cocineras, y encargado del local de la Rúa Nova en el que tomates, chile, mole, cilantro, maíz, cebolla o aguacate dan vida a una colorida y sabrosa variedad de enchiladas, tacos, burritos, nachos, quesadillas, chilaquiles, tortillas o ceviches... El nivel de picante siempre va a gusto del cliente. «En Lugo te sorprendes porque hay gente que toma tanto picante que da miedo», señala el hostelero, que emigró con su familia al paraíso del pulpo á feira desde México D.F. La carta de platos se completa con los refrescos Jarritos y cervezas como Sol, Coronita, Pacífico o Negra Modelo. Todas fabricadas en México. Y cómo no: tequila. «Hay gente que viene porque le gusta, otra viene a probar, otra llega por casualidad, pero todo el mundo suele irse encantado», comenta.

PUERTA DIRECTA A JAPÓN

MARCOS MÍGUEZ

Abrir la puerta de Hokuto, en el barrio coruñés de Monte Alto, es abrir una puerta directa a Japón. Su interior, de madera, huele a pescado, como en la lonja de Tsukiji, en Tokio. 

Hasta hace dos días detrás de la larga barra, perfecta para sorber ramen cuando llegue el invierno, se hacían potas de callos. Sigue siendo una taberna, en la que los invitados pueden hablar con el maestro Carlos Pérez-san. Hokuto es su pequeño mundo, donde este emprendedor ha puesto todo lo que le han dado «diez años de experiencia en el oficio». Pasó tres meses en un restaurante de Tokio, donde contactó con la cocina tradicional. También dejó su huella en Casa Marcelo y Kabuki. «A ellos les debo todo». Hace menos de tres meses que abrió su «izakaya». En su aventura lo acompañan Mariana, encargada de los platos calientes, y Rebeca, al frente de las mesas. «Nos encanta la comida oriental, pero también la gallega». ¿Sashimi de caldeirada de cabracho? Es posible. El pescado fresco de la lonja coruñesa y mucha verdura recrean los sabores de Asia, pero sin jet lag. Galicia no es Japón, pero ahora es posible saltar de un continente a otro solo con el paladar. Hokuto suena ya a estrella Michelín. Arigatou gozaimashita!

FRANCESIÑAS PARA 

LA RESACA

A veces, el viaje por los sabores del mundo, te puede llevar a lugares más próximos. Como O Tuga, un restaurante portugués donde se despachan francesiñas para combatir la resaca con fados de fondo. «Soy de Lisboa y del Benfica». Helio Moita lleva 20 años viviendo en Galicia. Hace dos meses decidió hacer realidad el sueño de su madre: abrir un restaurante portugués. Suelos hidráulicos en los baños y cerámica en las paredes. La carta está en portugués. Hay «petiscos», las tapas del país vecino, y mucho bacalao. «Es uno de los productos estrella. Bajo todas las semanas allí a comprarlo porque aquí es difícil encontrar uno igual». Al frente de los fogones, otro portugués, José Gómez. «Él es del norte, su cocina tiene un toque diferente, son más brutos», se ríe Helio. «La gente viene buscando el bacalao con natas, una receta de mi madre, y la francesiña, que lleva una salsa secreta que preparamos nosotros». Entre los clientes, muchos portugueses, «me sorprende la cantidad que vive en Galicia», y muchos gallegos dispuestos a traspasar fronteras. A partir de septiembre, habrá hasta fados en directo.  

EL LEJANO ORIENTE MEDIO 

XOÁN A. SOLER

El Malak Bistro es la última aventura de Johnny Jabbeer, un emprendedor de origen palestino que lleva casi tres décadas residiendo en Compostela. En el corazón de la capital en la que ha desarrollado la mayoría de sus proyectos, junto a un clásico como el café Derby, ha abierto un restaurante «diferente, con espíritu internacional». Tanto, que también se nota en los clientes, pues un 80 % son extranjeros que incluso llegan recomendados y no dudan en pasar por su local de la rúa das Orfas y dejar a un lado los clásicos gallegos. ¿Y por qué tiene más clientes de fuera que de aquí? «Porque aquí nos cuesta abrir la cabeza a cosas nuevas», explica Jabbeer, quien repasa un buen puñado de países y culturas que creen que su gastronomía es la mejor del mundo. «En España también pasa, y eso impide apreciar lo que se hace en otros lugares», considera. Su radio de acción culinaria es Oriente Medio, un área a la que prefiere no poner fronteras o nacionalidades. De hecho, prefiere hablar de comida «exótica» a la que también suma platos para veganos, menús que se pueden mezclar sin ataduras: «Un poco de aquí o de allá, eso es lo que le  gusta a la gente, y no que le impongas una serie de platos concretos».

EXOTISMO A PIE DE CALLE

M.MORALEJO

El Xantana es tan exótico como su ubicación. El restaurante está en pleno centro de Vigo, a escasos metros del Teatro García Barbón de Afundación, pero escondido en un callejón lateral. Conocerlo es todo un descubrimiento, porque su carta es un viaje por sabores de Asia y el norte de África, aunque también tienen platos para comensales más tradicionales. Así, el cliente puede disfrutar de una variedad de woks con tallarines, tajines marroquíes o el plato chino ku-bac sobre arroz inflado, pero también de bacalao al horno a la portuguesa o lomos de atún en salsa de perdiz. «Cada vez añadimos más platos asiáticos y africanos, porque la gente los demanda y nos interesa seguir completando esa línea en la que tiene cabida la cocina mediterránea de origen árabe y de la India, un poco adaptada al gusto occidental», reconoce Guillermo Herrero, un veterano de la hostelería viguesa que en tiempos de la movida fue el responsable del Satchmo y lleva años tras los fogones junto a la franco-lusa Ana Valença, con la que se encarga del negocio. «Los platos orientales que hacemos tienen una elaboración previa larga y bastante laboriosa, pero luego todo va rápido y se terminan delante del cliente», cuenta el chef.