El triunfador,   el pacifista y el consentido

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EL ORDEN DE NACIMIENTO SÍ IMPORTA¿Cómo tres personas con los mismos genes y criadas por los mismos padres son tan diferentes? Algunos expertos creen que el orden en el que se nace marca la personalidad de los hermanos.

02 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Cómo tres personas criadas en un mismo ámbito familiar, bajo la educación de los mismos padres y con los mismos genes pueden ser tan diferentes? Está claro que los hermanos no son iguales y muchos investigadores creen que el orden de nacimiento sí importa. ¿Son los hermanos mayores más responsables que los pequeños? ¿Y los benjamines los más mimados de la casa? ¿Tienen los hijos únicos un punto de egoísmo? Aunque no es una ciencia exacta, existen estudios que avalan que ser el primogénito, el mediano o el benjamín es tan determinante en la personalidad de los hermanos como otros factores genéticos o condicionantes sociales. Es la denominada birth order theory o teoría del orden del nacimiento. La formuló un primo de Darwin, Francis Galton, en 1874, y esta misma teoría recibió hace unos años el respaldo de un equipo de investigación conducido por científicos de la Universidad de Oslo y de los Servicios Médicos de las Fuerzas Armadas Noruegas.

Varios psicólogos han desarrollado a lo largo del tiempo esta teoría, entre ellos, el psiquiatra austríaco Alfred Adler (1870-1937),  contemporáneo de Sigmund Freud, quien afirmó que el orden de nacimiento a menudo tiene un efecto profundo y duradero en el desarrollo psicológico. Según Adler, los primogénitos se ven «destronados» cuando un segundo hijo llega, y esto puede tener una influencia duradera en ellos, hasta el punto de que nunca pueden recuperarse de ello. Los niños más pequeños, más mimados y consentidos que sus hermanos mayores, también pueden ver afectada su personalidad más tarde.

Hay otros factores que se deben considerar como son el espacio en el año entre los hermanos, el número total de niños, y las circunstancias familiares.

Desde la década de 1970, una de las teorías que cobra más fuerza es la de por qué los primogénitos con frecuencia obtienen mejores calificaciones en pruebas de inteligencia que sus hermanos. Teoría que defendió primero Robert Zajonc, y que recibió hace solo unos años el espaldarazo de expertos de la Universidad de Oslo.

El estudio que utilizó registros militares preliminares de más de 240.000 reclutas noruegos halló que los primogénitos tenían una ventaja de 2,3 puntos de coeficiente intelectual sobre sus hermanos más cercanos en edad, quienes, a su vez, superaban a los hermanos nacidos en tercer lugar por un promedio de 1,1 punto. Los intentos de probar que los primogénitos tienen ventaja han sido controvertidos.

PADRES ?DISTINTOS?

La psicóloga Alejandra Dotor cree que «lo que está claro» es que el primogénito «marca un camino, un patrón y es el primero que llega a una meta, mientras el segundo cumpla esas metas u otras distintas, siempre tiende a la comparación, está más condicionado».

Diferente es el rol que ocupa cada hermano en el sistema familiar, porque diferente es también la vivencia de los padres con cada uno de los hijos. «Aunque suene raro no tenemos los mismos padres, o por lo menos los vivenciamos de manera diferente», señala la experta. «Si tengo un hermano cinco años mayor, las vivencias de ese hermano son radicalmente diferentes a las que yo tengo», añade.

Los padres son con el primer hijo más vulnerables. «Los padres no vienen con un manual de instrucciones y experimentan la novedad», destaca la psicóloga. Sin embargo, con el segundo hijo «se tiene menos tiempo que dedicarle y una base de aprendizaje, a nivel de salud, alimentación y cuidados, que antes no se tiene».

Como consecuencia, el primogénito sufre mucho más cuando se ve «destronado» con la llegada de un hermano, pues la atención que ha recibido es mucho mayor. Algo que no sucede, señala Alejandra Dotor, cuando le pasa al segundo, pues aunque deje de ser el pequeño, tiene un hermano mayor en el que refugiarse.

En su libro Born to Rebel (Nacido para rebelarse), publicado en 1996, el profesor Frank J. Sulloway, del Instituto de Investigación Social y de la personalidad de la Universidad de Berkeley (EE.UU.), explica que por lo general, el primogénito, quien tiende a sentirse un sustituto paterno, es más responsable que sus hermanos menores, mientras que los nacidos en último lugar tienden a ser más extrovertidos, seductores e inconformistas. Son el alma de la fiesta.

Los hijos del medio están confundidos acerca de su identidad, atrapados entre intentar crecer como su hermano mayor o mantenerse indefenso como el menor. Al desempeñar un doble rol, de hermano mayor de uno y menor de otro, al sentirse en tierra de nadie, suelen adquirir una mayor habilidad diplomática. Por su parte, los hijos únicos tienden a ser egocéntricos, dependientes e hiperprotegidos.

Hoy en día, la relación entre los hermanos ha cambiado. Las familias numerosas están en peligro de extinción. Galicia se encuentra a la cola de las comunidades con una tasa de natalidad de 1,08 hijos por mujer en edad fértil. Con esta tendencia, puede que la teoría del orden del nacimiento se quede para el olvido.

Los roles más comunes de los hermanos

El hermano mayor, el triunfador. Debido al excesivo control que han tenido sus padres sobre ellos, son responsables, cuidadosos y saben comportarse. Tienden a ser ligeramente más inteligentes que sus hermanos.

El mediano, el pacifista. Los hermanos medianos son comprensivos, cooperativos y flexibles aunque también competitivos. Tienen increíbles habilidades sociales, entre ellas, gran capacidad negociadora.

El pequeño, el consentido. El hijo menor tiene más libertad que sus hermanos y, en cierto sentido, es más independiente y también consentido. Tiende a ser más de espíritu libre, aventurero, arriesgado y creativo.