El juicio a los doce acusados de la trama de narcolanchas de Vigo se aplaza a febrero por el cambio de un abogado de oficio
VIGO CIUDAD
Los implicados tenían una nave en Cotogrande donde fabricaban los cascos de veloces embarcaciones y en el norte de Portugal, donde le colocaban los flotadores y tres motores
05 nov 2025 . Actualizado a las 11:14 h.El cambio de abogado de oficio en la víspera ha obligado hoy a la quinta sección de la Audiencia de Pontevedra, con sede en Vigo, a posponer al 2 de febrero la sesión de cuestiones previas respecto al enjuiciamiento de doce acusados en una trama de construcción de narcolanchas en Vigo. El juicio se pospone hasta la semana del 16 al 20 de febrero.
Los doce acusados comparecieron esta mañana en la macrosala de la Cidade da Xustiza, dos de ellos por videoconferencia. Uno alegó que le habían designado nuevo abogado de oficio la víspera de celebrar la sesión de cuestiones previas y le causaba indefensión porque su letrado no había podido preparar adecuadamente su alegato. En esta trama, los acusados afrontan en conjunto cerca de 60 años de cárcel. Los dos empresarios que lideraban la red afrontan siete años de prisión cada uno.
Tenían contactos en el norte de Portugal y toda la infraestructura de fabricación de motoras fue desmantelada en la operación Endurance. Hay una empresa procesada como persona jurídica, lo mismo que su administrador.
El tribunal suspendió la sesión y el juicio se aplaza al 16 de febrero. Es la tercera vez que se suspende por cuestiones ajenas al tribunal.
Así fue la operación Endurance
La trama fue desmantelada por el Grupo EDOA de la Guardia Civil cuando descubrió que las fábricas estaban operando entre septiembre del 2020 y junio de. La empresa, supuestamente, se dedicaba a la fabricación, producción, equipamiento, transporte y venta de embarcaciones semirrígidas de alta velocidad que estaban prohibidas. Después, eran empleadas para realizar operaciones de tráfico marítimo de estupefacientes con destino a las costas españolas.
Según la Fiscalía, los miembros de esta organización ejecutaban su actividad de modo concertado a través de las mercantiles y naves industriales ubicadas tanto en España como en Portugal. Una vez rematadas las embarcaciones rápidas las reintroducían en el territorio nacional y las botaban por las costas españolas para concluir operaciones marítimas de alijo de estupefacientes.
La trama era dirigida por dos empresarios que viajaban continuamente entre Vigo y Portugal, donde tenían sendas naves en un polígono de Valença y otra en Paredes de Coura. Los jefes tenían dados de alta a sus empleados. Al entregar cada lancha, recibían importantes sumas de dinero. Entre los investigados estaban el contable que hacía las nóminas, varios operarios, el encargado portugués de colocar los elementos de flotación en una nave de Veiga, varios obreros lusos del polígono de Gandra Cerdal y otros dos de unos astilleros de Viana do Castelo. Otros sospechosos ocultaban las planeadoras en un almacén de Toledo, y en naves de Tarragona y en As Gándaras, en O Porriño. Las lanchas eran remolcadas hasta el mar donde el cliente las recogía para usarlas en el transporte de hachís, principalmente.