
El acristalamiento de la torre y la creación de una entrada por los restos del castillo de San Sebastián suponen una oportunidad histórica para que el edificio de 1976 se reencuentre con la ciudad
06 jul 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Palacio Municipal de Vigo. Así de pomposo era el nombre que tenía el proyecto del nuevo Ayuntamiento el día que comenzó su construcción, el 19 de abril de 1972. El gobierno local de entonces se congratulaba del inicio de unas obras que constituían un ataque contra el patrimonio, ya que conllevaron el derribo de buena parte de las murallas del Castillo de San Sebastián. Impensable ahora. Hoy día nadie apoyaría un plan como este, que implicase la destrucción de una fortaleza del siglo XVII que protegía a la ciudad de los ataques de ingleses y portugueses. Pero eran otros tiempos, claro.
La propuesta que ha ganado el concurso convocado por el Concello para cambiar la envolvente de la casa consistorial «va mucho más allá de una cuestión de mejora de la eficiencia energética». Lo dicen Jesús Irisarri Castro y Guadalupe Piñera, del estudio que lleva su nombre, y Pablo Menéndez, de MAM Arquitectura, en la documentación de la propuesta remitida al Concello. Esta UTE sabe que no solo hay que acristalar la torre y arreglar las patologías existentes. Su proyecto, confiesan, es una oportunidad para «restaurar en lo posible un error urbanístico y arquitectónico de primer orden». Es más, definen el Ayuntamiento como un edificio ajeno a la ciudad, de escaso valor y en cuyo planteamiento no se ha tenido en cuenta el patrimonio y el espacio público. «Estéticamente es un horror», fueron las palabras que empleó en una ocasión Abel Caballero para describir este símbolo de la ciudad.

Los arquitectos señalan que la Praza do Rei lleva décadas en debate sobre qué hacer con ella. A su entender, «el primer paso es la transformación del carácter del ayuntamiento en todo lo contrario, que pase a hacer ciudad, a abrirse a la misma y generar y ofrecer espacios de encuentro y participación». También en su parte trasera, «para devolver a Vigo el espacio interior del castillo, hoy olvidado y oculto, pero donde históricamente se producía la conexión con la ciudad, por la puerta que hoy tenemos rematando la calle subida al castillo».
Además de una mejora integral del conjunto del edificio, el plan ganador contempla la creación de una nueva entrada a la casa de todos los vigueses, evitando el constreñimiento de la actual. «Al generar un atrio continuo y transversal plaza-jardín intramuros será posible tener un acceso tanto desde el olivo como desde Placer activando este espacio hoy semiabandonado y desconectado, potenciando así también el acceso desde la subida al castillo. Este atrio transversal puede constituirse en un espacio de confluencia entre la ciudad histórica y su ensanche del siglo XX, sirviendo el propio edificio del Ayuntamiento como un condensador urbano», explica explican Irisarri-Piñeiro y MAM Arquitectura en su propuesta.

Abel Caballero tiene una espina clavada desde el 2008. Un año después de convertirse en alcalde le planteó al prestigioso arquitecto Rafael Moneo la posibilidad de poder en valor la Panificadora y, de paso, construir un nuevo ayuntamiento. Pero tirar el edificio resultaba una operación muy costosa en aquel momento y los bocetos de Moneo se metieron en el cajón. Hace tres años vio el cielo abierto para reconvertir el Concello en una «torre hermosísima y arquitectónicamente perfecta», definió. La obtención de fondos europeos permite acometer la operación y, reparar, en la medida de lo posible, el reencuentro de la ciudad con su símbolo institucional, profundizando en los planes de regeneración urbana que ha llevado a cabo durante sus mandatos.
Medio siglo
Dentro de un año, el actual Ayuntamiento cumplirá medio siglo de vida. Fue inaugurado el 26 de julio de 1976 por Juan Carlos I y su esposa Sofía, coincidiendo con su primera visita a Galicia como reyes de España. Una multitud se dio cita entonces en las puertas del consistorio para saludar a unos monarcas que, entonces, representaban las ansias de democracia y modernización del país. A su lado, el alcalde Joaquín García Picher.
La efeméride puede servir para dar paso al inicio de las obras de reforma de un inmueble que nunca fue un palacio, pero que ahora tiene ante sí la oportunidad de reconciliarse con el pasado de la ciudad. Desde los planos estético, funcional y patrimonial.
El Concello de Vigo tiene de plazo hasta marzo del 2026 para iniciar las obras y aprovechar el respaldo económico que brinda Europa a la rehabilitación de edificios públicos. Bruselas ha habilitado una partida de 3 millones para la Praza do Rei.