La red de bosques antiguos atlánticos avanza en Arousa y suma ya 25 hectáreas

VIGO CIUDAD

La comunidad Sobrán se une al proyecto de la Universidade de Vigo, que busca ahora un nuevo socio para apadrinar una renaturalización a base de frondosas
25 may 2025 . Actualizado a las 05:00 h.Puesto sobre el papel, el concepto de rewilding —o renaturalización, en su traducción más aproximada— puede resultar utópico. Sin embargo, han bastado un par de años de trabajo, duro, eso sí, para que esta estrategia, que va más allá de la mera conservación ambiental, comience a abrirse paso en Galicia. Sobre todo en las Rías Baixas, el territorio sobre el que Óscar Briones, profesor e investigador del Observatorio para a Gobernanza de la Universidade de Vigo, y principal impulsor de la iniciativa, ha centrado buena parte de sus expectativas. De momento, existen cinco proyectos que se han cobijado bajo su paraguas. Por lo que respecta a Arousa, la comunidad de montes de András, en Vilanova, marcó un hito pionero al poner a su disposición 16 hectáreas que sustentan el primero de una red de bosques atlánticos antiguos que sigue creciendo, puesto que también los comuneros de Sobrán, en Vilagarcía, acaban de votar por reservar nueve hectáreas con el mismo objetivo.
Un bosque antiguo no es más que una foresta a la que se permite recuperar sus ciclos naturales con una mínima intervención humana. Algo tan sencillo y a la vez tan complejo en lugares en los que, como sucede en O Salnés, el territorio está sometido a una fortísima presión y cada metro cuadrado se cotiza bien caro. «O concepto de bosque antigo, moi utilizado noutros países europeos e mesmo noutras zonas de España, parte de entender que deixar un bosque sen explotar intensivamente xera enormes beneficios en forma de aumento da biodiversidade, como acelerador da vexetación e retención das choivas torrenciais, pero tamén, como se ten demostrado cientificamente, na captura de dióxido de carbono», explica el profesor Briones.
Aplicado sobre el terreno, aquí, en la comarca, un bosque de frondosas con especies como el carballo, el castaño, el sabugueiro o el bidueiro, contribuye, además, a mitigar el impacto de los incendios y a combatir el cambio climático, cuyos efectos se están dejando notar ya en la temperatura del agua del mar. Y, por lo tanto, en una actividad tan fundamental para el tejido económico como el marisqueo.
Sería ingenuo pensar que, más allá de algún heroico ejemplo, alguien reservase de forma definitiva un determinado número de hectáreas sin un retorno concreto. Por ello, el proyecto busca incardinar esta red en el sistema de la denominada economía verde, a fin de que los espacios antiguos puedan ser financiados. La vía de la subvención pública siempre está ahí, pero la idea nuclear es otra. «Os créditos de carbono, o ecoturismo ou a responsabilidade social corporativa das empresas, que poden compensar o grao de contaminación que xere a súa actividade», indica Briones.
Existe un ejemplo destacado: la conservera Antonio Pérez Lafuente, que sostiene la marca comercial Pan do Mar, ha accedido a financiar las 16 hectáreas que se están renaturalizando en el monte de András. «Esta é unha solución rápida, directa e sen burocracia, que supón un importante apoio ás comunidades de montes, e reputacional para as empresas». El grupo de investigación, de hecho, hace un llamamiento a empresas, entidades, asociaciones o colectivos que quieran seguir este mismo camino. Para empezar, por lo que respecta a las nueve hectáreas de Sobrán que esperan convertirse en un bosque antiguo. Se da la circunstancia, además, de que ambos espacios son contiguos, por lo que Arousa podría disponer en breve de un auténtico corredor verde de 25 hectáreas de superficie.

El equipo que lidera Briones abriga otros tres proyectos, en Corcubión, Piñor y Monte Valente, a los que los investigadores prestan su asesoramiento. Todos los datos para contactar con ellos están disponibles en la web redebosquesatlanticos.com.