
La ingesta de pan y otros alimentos provoca el síndrome del ala de ángel, que les impide volar
06 may 2025 . Actualizado a las 01:34 h.Comentábamos hace unos días, recordando aquella famosa «charca de Arca» en Castrelos, cómo se fue convirtiendo en uno de los lugares preferidos de vecinos y vecinas, especialmente el contingente infantil, para dar de comer a los patos. Esta viene siendo una actividad lúdica que ha trascendido a la cultura popular («qué bien nos lo pasamos echando migas a los patos, etc»). Por eso, hoy vamos a hacer un poco de patología. En realidad, Vigo siempre ha estado bien provisto de estas charcas comederos de patos. Recordemos el clásico por excelencia de la ladera del Castro, anexo a la muralla casi en la cima (si nos permiten un inciso, digamos que ni a propósito, se podría elegir un lugar peor, orientado al norte, en sombra casi permanente, con una tasa de renovación de agua y limpieza de lodos deficiente; es una suerte que todavía no se haya producido un brote de botulismo, o sí, pero nunca lo supimos). Es un milagro que los patos no mueren de frío en invierno están reproduciéndose a lo loco (hay que entender que machos y hembras carecen de televisión e internet… que van a hacer) y apareándose padres con hijos y hermanos entre sí y sus consecuentes problemas de consanguinidad; como las familias reales, antes. También el curso bajo del Lagares es otra zona de alimentación clásica y otras como Monte dos Pozos (otro sitio a vigilar botulismo y gripe aviar).
Hoy queremos contarles un serio problema que, sin pretenderlo, podemos provocar a nuestros palmípedos primos y primas cada vez que los alimentamos, además del evidente de convertirles en dependientes. Se trata de un síndrome, muy conocido por la veterinaria de aves en general y fauna silvestre, que se denomina ala de ángel, que seguro que han visto con frecuencia. Entre nuestra población, afecta principalmente a anseriformes (ocas y gansos, para entendernos) y anátidas (que vienen siendo patos) y consiste en la rotación durante el crecimiento de la última articulación del ala: el carpo o el equivalente a la muñeca en una persona. Lo que lleva a que las plumas primarias estén dobladas hacia afuera. Y dirán ustedes, ¿qué tiene esto que ver con ir a darles pan y todo lo imaginable que encontramos en el súper junto a las patatillas, si nos permiten el viguismo semántico? Pues que la causa principal es un desequilibrio nutricional por alimentación excesiva en hidratos de carbono y proteínas y baja en vitaminas. Se cree que la alimentación a base de pan (en lugar de forraje o su variada alimentación natural) y palomitas de maíz y derivados es un factor determinante, aunque hay investigadores que indican que la genética también influye mucho, con lo que tendríamos que volver a lo de las familias reales, antes.
Como ven, en los ejemplos de comederos de patos de la ciudad coinciden los dos factores de riesgo. Quizás les parezca que esa rotación, que puede producirse en una o ambas alas no sea mayor problema, pero les impide volar de por vida convirtiéndoles para siempre en vulnerables. Si están pensando en su tratamiento, es prácticamente incurable en aves adultas.
Por todo ello les recomendaríamos que, excepto casos muy puntuales y en épocas muy concretas en las que pudieran necesitar alimentación asistida (y que debería facilitarles el Concello), nos abstuviéramos de darle esas migas a los patos, o al menos sustituirla por maíz. Casi todos los concellos de nuestro entorno tienen algún lugar donde tradicionalmente se acostumbra a dar de comer a los patos, pero alguno, como Nigrán, conscientes del problema, empiezan a instalar carteles advirtiéndolo.