Dos semanas hospitalizado en Vigo: «Bebí un trago de agua con gas y noté que me estaba quemando vivo»
VIGO CIUDAD
Un fabricante de rótulos de 42 años consumió en un restaurante una botella de agua mineral con gas que estaba contaminada con una sustancia química que le causó quemaduras en la boca, el estómago y el esófago: «En las radiografías, se veía el estómago negro»
26 abr 2025 . Actualizado a las 19:58 h.El fabricante de rótulos Pablo González, de 42 años y vecino de Salvaterra do Miño, lleva 13 días hospitalizado en Vigo con quemaduras en el estómago y el esófago que sufrió después de beber una botella de agua mineral con gas en un restaurante de la ciudad. Hasta este viernes no podía beber ni comer y recibía toda la alimentación por suero en vena. Ahora, ya puede beber y, desde hace unos días, atiende sus negocios y a los clientes de su empresa. «Fue una suerte que no fue un niño a quien le tocó la botella; un adulto es más fuerte para soportarlo», dice el perjudicado, quien quiere denunciar los hechos.
La Policía Nacional ha abierto una investigación. La Policía Local de Vigo acudió al restaurante a levantar un atestado y la Policía Científica de la comisaría de Vigo acudió al restaurante a inspeccionar la escena de la intoxicación y recoger muestras, incluida la botella con el agua.
Todo empezó el día 12, cuando quedó a comer con unos amigos en un restaurante de la calle Pizarro de Vigo. Eran las tres de la tarde y él y su pandilla elegían en la carta las tapas que iban a tomar. Mientras esperaban, Pablo González pidió una botella de agua mineral con gas. Abrió la tapa del envase de cristal, que estaba cerrado herméticamente, y vertió el agua en un vaso que contenía un hielo y un limón.
Tenía lleno el vaso y, al primer trago, notó un sabor extraño. «No me sabía de manera normal, sabía demasiado a agua con gas», indicó. Inmediatamente, «noté que me quemaba la boca y bebí Coca-Cola, pero no me pasaba y me mareaba, fue al baño a beber agua del grifo, noté que me estaba quemando vivo».
Dio la causalidad que el restaurante estaba cerca del pac de la calle Pizarro y sus amigos lo llevaron a urgencias. Los médicos lo enviaron en ambulancia al Hospital Povisa, que cuenta con una unidad de quemados. «Me metían calmantes, no podía vomitar porque no es peor», explicó el joven. En una radiografía, los médicos descubrieron que el estómago «estaba negro» y el esófago quemado.
Los facultativos esperaron cuatro días para comprobar si aparecían perforaciones en el sistema digestivo pero, pasado ese tiempo, al no haber daños de tal gravedad descartaron la operación quirúrgica. Los médicos creen que la sustancia tóxica era un producto cáustico (como la lejía y sustancias similares, por ejemplo) por los efectos que causó.
El empresario repasó mil veces lo ocurrido y primero sospechó que la sustancia química estaba dentro del vaso pero luego pensó que debía tener mucha densidad y estar compactada y concentrada porque «con un solo trago ya me quemó». Por eso, sospecha que había era un producto químico concentrado ya que, de lo contrario, se habría diluido en el agua y perdido fuerza. «Tuvo que ser algo puro, me quemó la boca, tenía la lengua roja y en piel viva», relata el afectado. Prefiere no hacer especulaciones y esperar a los resultados de la investigación.
Tras dos semanas hospitalizado ya puede beber líquidos. «Estuve encerrado dos semanas, psicológicamente te afecta estar sin hacer nada, tengo mis rutinas y esto me ha afectado en el negocio, solo hace unos días he empezado a atender el teléfono a los clientes y explicarles el por qué de retrasarse mis trabajos. No puedes visitar al cliente ni echar una mano en el taller», afirma Pablo González. Aguarda con impaciencia a que se recupere y pueda ya beber y comer con normalidad.
Tras salir su caso a la luz, representantes del restaurante y de la compañía de aguas afectada intentaron contactar con él para interesarse por su salud.
El abogado vigués Ignacio Amoedo está a la espera de conocer los resultados de la investigación policial y el esclarecimiento de las causas de la intoxicación para presentar, si procede, la correspondiente demanda por daños y perjuicios.