A Raposeira, casa solar del linaje de los Arce

j. miguel gonzález fernández VIGO

VIGO CIUDAD

M.MORALEJO

Los orígenes del pazo, ahora restaurado, se remontan al último tercio del siglo XVI

12 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Excelente noticia: el alcalde de Vigo acaba de inaugurar la reforma integral del pazo de A Raposeira (O Lameiro, Sárdoma), un conjunto señorial colindante con una gran superficie comercial en la avenida de Madrid. Además, anunció que pronto podrá ser visitado. Se rescata así un inmueble histórico que se encontraba en estado lamentable. Pero, ¿quiénes fueron sus dueños y moradores durante siglos y cómo era el pazo y su finca?

Sus orígenes se remontan al matrimonio con posibles formado por Juan Costas y Teresa Araújo en el último tercio del XVI, a quienes heredó Antonio López Araújo, «hombre de tratos» (comercio, préstamos) que fundará el mayorazgo -todo pasa al varón mayor y los bienes no se pueden enajenar- de A Raposeira. Fue patrón del vínculo -ídem- agregado a la capilla de san Sebastián de Vigo, familiar de la Inquisición y ejerció de regidor en Vigo. Ahí la línea sucesoria se tuerce hasta que María Araújo Figueroa se une en segundas nupcias al capitán mariscal de campo Andrés Arce de Castro. Su hijo Martín Arce de Castro heredó el segundo del mismo nombre y apellidos.

Según el catastro de Ensenada (1753), Martín Antonio Arce Araújo Barbeito y Padrón, hidalgo de 50 años, casado, vivía con un hijo menor, su madre, dos hermanos ¡un criado mayor y cinco criadas! (signo de mucho abolengo); llevando arrendada una de las tabernas de la parroquia que le dejaba libres sus buenos 1.200 reales al año. Por otro lado, consta en la relación de nobles alistados de 1762 con la anotación: «Hidalgo notorio, y a mayor abundamiento presentó Ejecutoria de 27/3/1716 de su padre». Le sucedió su hijo único, Sebastián Antonio, quien ejerció como regidor (concejal) de Vigo de 1756 a 1808, batiendo el récord de permanencia en el cargo, además de ser copatrón del beneficio curado de santa Cristina de Lavadores. Muerto su primogénito, un militar, su otra hija Sebastiana, casó con el licenciado en Derecho José Manuel Costas, Procurador del Valle del Fragoso durante la Reconquista. Su hija Concepción contrae nupcias con el hidalgo de la Casa de O Rosal (Moaña), Manuel Saavedra. A la muerte de su nieto en 1859, por la Ley de Desvinculación, se repartió el patrimonio entre sus herederos, y acabó incorporándose el linaje de los Montenegro, últimos ocupantes del pazo.

Según una descripción de inicio del siglo XX, constaba de una casa principal de piso alto, con un cuerpo central, conocido como La Torre, de nueva construcción, y unidos a la misma otros edificios, en parte de planta baja, y en parte alta, la cuadra y la capilla. El conjunto estaba formado por varios cuerpos, unos a continuación de otros, excepto un patio que se encontraba entre la mansión y la ermita. En las proximidades había otra casa terreña destinada a servicios, conocida como Canaval, y un hórreo de piedra y madera, con seis pies a cada lado. En ese tiempo, aún se hallaba todo en mediano estado de conservación. En el terreno circundante, llano, predominaba la materia orgánica y el sílice, de regular persistencia y permeabilidad, lo que lo hacía un suelo laborable. Estaba destinado a labradío, regadío, viña, mimbres frutales, tojal y pinos, fertilizándose con agua de una fuente que manaba dentro de la finca. La superficie alcanzaba los 118 ferrados de extensión. Limitaba al norte con la carretera vieja de Castilla, al este con cerca y camino que conduce a Bembrive, y lo restante con muralla de cierre y, luego, terrenos particulares. Todo ha desaparecido.

La finca estaba aforada por una renta anual de tan solo 16 ferrados (aquí medida de capacidad del país), 14 de centeno, 6 de mijo, 4 gallinas y 67 reales en dinero. Los foros, predominantes en Galicia, eran contratos por largo tiempo y moderado alquiler, generalmente tierras y/o inmuebles cedidos a los campesinos por el dueño y señor. Las edificaciones, con el terrazgo anexo, fueron valoradas en 1906 por el perito agrimensor moañés Benito Rosales en 85.728 pesetas, una vez descontado el 5 % correspondiente a gravámenes fiscales. Desconocemos los motivos de la tasación de los bienes, pero muy posiblemente fuese para proceder a su venta.

Historiador y miembro fundador del Instituto de Estudios Vigueses