La Shibuya de Vigo está en Alfonso XIII

b.r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

CEDIDA

La aglomeración humana y de automóviles se ha disparado en la zona desde la apertura del centro comercial Vialia y de las estaciones de tren y autobús

09 ene 2025 . Actualizado a las 00:36 h.

Las calles Lepanto y Alfonso XII ha pasado de estar entre las más tranquilas de Vigo a convertirse en dos vías de alta densidad de tráfico rodado y peatonal en el tramo donde se unen. En horas punta, parece a escala local el cruce de Shibuya en Tokio, el famoso semáforo por el que cada vez que se abre pasan una media de 3.000 peatones durante los 47 segundos que permanece en verde. En Vigo no es para tanto, pero en horas punta llega a ser agobiante. Los vecinos de los edificios de la zona tienen que disculparse y pedir permiso en sus portales para saltar a la acera entre la avalancha humana que circula esquivando a otros y con una determinación inusitada.

Este cambio de ritmo urbano se produce desde la apertura del centro comercial Vialia, que además de clientes, como alberga la estación de trenes y buses genera, por lo tanto, un gran flujo de viajeros a pie. En el semáforo que atraviesa las calles Alfonso XIII y Lepanto es donde más evidente se hace que se están quedando pequeñas para absorber a la muchedumbre que se acumula en oleadas a los dos lados de ambas vías. A la hora de cruzar tienen que optar por salir a la rotonda porque no se cabe. Las jardineras que las limitan están en constante reposición por las pisadas de los transeúntes tratando de encontrar un atajo ante la acumulación de gente a la espera de poder cruzar.

La urbanización del entorno ha traído consigo también algunas modificaciones en la circulación tratando de ordenarla para agilizar ese incremento también de vehículos. Pero está trayendo como consecuencia el efecto contrario al deseado, que era la fluidez.

En la confluencia de Lepanto con Alfonso XIII el Concello de Vigo instaló un semáforo que da paso a los vehículos que quieren acceder al túnel que lleva a la autopista o seguir por Lepanto. A veinte metros de este cruce hay otro paso regulado con semáforos, y a otros veinte del anterior, uno más que contribuye a la continua parálisis del tráfico, que se hace más evidente los fines de semana y en épocas vacacionales. De hecho, ya se ha vuelvo norma que los viernes y sábados varias patrullas de la Policía Local se encarguen de regular el paso de vehículos a golpe de silbato, ya que en cuanto se llena el párking del centro comercial, se bloquea todo el entorno, desde Vía Norte a Urzaiz y en Bajada a la Estación, que ya no es de subida, como antes. Actualmente en Alfonso XIII, que mide 400 metros desde la rotonda hasta Santiago de Vigo, hay cinco pasos con semáforo (sin contar los dos de la salida de la AP-9 y el de Cervantes).

Pese a esta situación que ralentiza el tráfico de vehículos, donde más cambio se ha notado en el vecindario ha sido en el del tránsito a pie. Las terrazas de los bares de la zona son ya un obstáculo más a salvar por los transeúntes, que tienen que saltar sobre las jardineras de las aceras si quieren avanzar sin empujar a los que están sentados en las sillas de los bares. Y los contenedores rebosan dando una espeluznante imagen de la ciudad de la escoba de platino.