Vigo, ¿la ciudad más limpia de España?

Antón lois AMIGOS DA TERRA VIGO@TIERRA.ORG

VIGO CIUDAD

cedida

Si la Cabalgata desfilara por nuestras calles, se podría seguir su trazado por el rastro de miles de papeles de caramelos

05 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Es tradición felicitarnos el año nuevo con ese deseo colectivo de felicidad, pero existe un colectivo profesional para el que el año nunca empieza bien: nuestros imprescindibles barrenderos y barrenderas. Quienes el pasado miércoles hayan inaugurado el año recorriendo a primera hora de la mañana zonas emblemáticas de la ciudad, como la calle del Príncipe, la Alameda, los entornos de Areal y Churruca, Praza da Estrela y un largo etc. pudieron disfrutar del espectáculo de un vertedero de basura que no solamente no se reduce sino que va a más. Sin visitar esos lugares de reunión festiva el espectáculo a menor escala era similar en todas las calles de la ciudad con aceras llenas de serpentinas, confetis, cajas y restos de petardos y artefactos pirotécnicos y un largo etc. Hagamos un inciso en el apartado pirotécnico: algunos medios de comunicación incluyen Vigo entre las ciudades que han prohibido (en aras del bienestar animal y de personas con sensibilidad especial) el uso de pirotecnia. Es evidente que esa información no es correcta. 

También algunos años el concello intentó prohibir el uso de petardos en fin de año. A la vista del resultado no hacen falta comentarios. Volviendo a los residuos probablemente este año hayamos batido un récord de esta combinación complicada entre el exceso de alegría y la falta de civismo. 

Es imposible calcular la cifra exacta de basura que dejamos en las calles, aceras y parques la noche de fin de año. Un cálculo muy aproximado y con mucho margen de error nos podría dar una cifra prudente de unas cinco toneladas de basura al margen de la que llenaba contenedores y papeleras. En uno de sus geniales relatos, Miguel Gila decía que habían llamado al ayuntamiento para pedir que les instalaran otro buzón de correos nuevo en la plaza, porque el que había ya estaba lleno. Algo similar sucede con las papeleras y contenedores la noche de fin de año que, una vez rebosantes, van formando un pequeño vertedero a su alrededor, y eso al menos significa que alguien se ha acercado a las papeleras, que no son la mayoría a la vista de cómo están las calles.

 Tenemos una asignatura pendiente a la que regresar como repetidores. En la escala más básica del respeto por nuestro entorno ya habíamos aprendido que no se deben tirar residuos al suelo. Parece que lo hemos olvidado y hay que volver a empezar porque, aunque fiestas como fin de año o san Juan son excepcionales, vuelve a ser muy común el gesto natural de tirar residuos al suelo, y eso es lo peor, la naturalidad con la que se está volviendo a hacer. Tenemos una asignatura pendiente y hace falta mucha educación ambiental para entender que, si ni siquiera somos capaces de mantener limpia nuestra ciudad en lo más básico ¿cómo pretendemos combatir la suciedad del aire, del agua y la emergencia climática?.

 Esta falta de civismo se transmite también a las nuevas generaciones. Un día como hoy, si la cabalgata desfilara por nuestras calles, después de terminar se podría seguir perfectamente su trazado siguiendo el rastro de los miles de papeles de caramelos tirados por las calles (y ya verán como queda el suelo del Ifevi). Vigo presume de ser la ciudad más limpia de España y para acreditar tan tremenda afirmación se utiliza como indicador que tenemos ocho escobas de platino. Cabría preguntarse si otras ciudades que poseen más escobas serían consecuentemente las más limpias de Europa, del mundo o de la galaxia, pero otra pregunta con más carga de profundidad podría ser: ¿En realidad Vigo es la ciudad más limpia, o la ciudad donde más se limpia? porque el matiz es importante.