El maíz y la vid, principales cultivos en el Vigo de principios del siglo XIX

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

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En 1801 hubo un intento de obligar a plantar patatas, pero no tuvo éxito y ese cultivo tuvo que esperar

05 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Aunque resulte chocante, el cultivo de la patata a comienzos del siglo XIX era algo marginal en la comarca de Vigo. Entonces, los cultivos principales eran el maíz y la vid. En 1802, el ministro de Hacienda, Miguel Cayetano Soler, ordenaba el envío de una gran encuesta a todos los pueblos de España para tener una idea clara de la situación socioeconómica del país. El interrogatorio, como fue llamado, abarcaba aspectos como la población, agricultura, minería, fábricas y oficios, entre otras cuestiones. El gran número de preguntas planteadas y la amplitud de aspectos que abarcó, permite conocer con detalle las estructuras socioeconómicas de las localidades cuyas respuestas han llegado hasta nosotros, aunque también es cierto que las poblaciones no siempre respondía de una forma real para evitar aumentos en la contribución.

Vigo respondió a ese cuestionario en 1805 y un análisis somero permite descubrir cómo era entonces este lugar, pero también siembra dudas sobre si se contestó la verdad o tan solo lo que interesaba.

Para Vigo se enviaron interrogatorios separados para la villa y para la parroquia de Santiago de Vigo. Por las respuestas sabemos que la primera tenía entonces 694 vecinos, lo que significaba que había cerca de 3.000 personas, mientras que la parroquia extramuros estaba habitada por 110 vecinos, es decir, unos 500 individuos.

Según las respuestas a la encuesta, había entonces en la villa ocho mulas de alquiler y tres pertenecientes a particulares, mientras que el número de vacas era tan solo de tres. Había 27 ovejas y 20 cerdos de cría. Se explicaba desde el Ayuntamiento tan corto número de animales en el reducido territorio que tenía la villa por lo que «ni hai territorio sobrante ni hace falta ganado para su cultibo». Se añadía que «aunque cara, hay abasto regular porque solamente los ricos, y no los demás, la consumen», en referencia a la carne que se consumía. Respecto a gallinas, palomas, pavos y patos, la respuesta no concreta cantidades, pero sí su destino. «Algunas que suelen haver y no es fácil averiguar sirben para las enfermedades», es la respuesta, aludiendo posiblemente al valor curativo de los caldos frente a algunas dolencias.

Más pobre todavía era la cabaña descrita para la parroquia de Santiago de Vigo. Por ejemplo, cuando se refiere al ganado porcino, se responde: «Algunas de corto valor que suelen matar algunos vecinos, entendiendo de ellos la administración de Vigo».

En cuanto a los cultivos mayoritarios en Vigo, el maíz se situaba en primer lugar de una forma destacada con una cosecha de 500 ferrados. El trigo ofrecía una cantidad mucho menor ya que se quedaba en los 50 ferrados. Se completaba el repaso al «reino vegetal» con 10 ferrados de judías y hortalizas sin cuantificar. Curiosamente, no se quiere responder a la producción de vino, sin embargo, por la documentación local se sabe que era un cultivo tan abundante como el del maíz. De hecho, el Ayuntamiento fijaba todos los años los precios a los que debía venderse el vino.

En lo que se corresponde con Santiago de Vigo se dice que se cosechaban 488 ferrados de maíz y 80 de judías. Sin embargo, cuando se señalan las cargas fiscales que soportar los vecinos de esta parroquia se dice que, además del diezmo a la iglesia, pagan a varios señores 130 ferrados de trigo, 22 de centeno, 153 de maíz, once de menudo, uno de «fregoles», 13 gallinas y 1.300 reales en metálico. «Los más son robles y otros de poca estimación», es la respuesta al tipo de árboles que tenía tanto la villa como Santiago de Vigo.

En 1801, durante la corta guerra contra Portugal, el intendente general de Galicia remitió una orden a la ciudad de Tui, entonces capital de la provincia, por la que se pretendía fomentar el cultivo de la patata. Señalaba el documento que era voluntad del rey que se cultivase este tubérculo, pero la guerra concluyó en pocas semanas y la orden no se llegó a cumplir.