De la carta del Chicote de siempre comparte platos salados como el pionono o las empanadillas y de los dulces, todas las tartas
02 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.La pandemia mostró a la hostelería el camino a seguir en caso de catástrofe. El covid pilló a la mayor parte del sector sin saber cómo gestionar pedidos, hacer entregas o prepararlas para ser recogidas por los clientes, pero aprendieron enseguida. Con el regreso a la llamada «nueva normalidad» muchos volvieron a sus antiguas fórmulas. Otros, incorporaron el take away de forma permanente como un servicio más. Algunos tardaron años en darse cuenta de que la comida para llevar es una tendencia que ha llegado para quedarse. Es el caso de Chicote. A la pizzería italoargentina con más solera de Vigo le ha nacido un retoño en la puerta de al lado con comida para llevar. En realidad, una puerta que ya existía en este local de extraña configuración con forma de letra u que rodea a otro local que queda en medio. Esa parte estaba antes ocupada por el comedor que se abría al fondo del pasillo. Pero ahora es un negocio adyacente que comparte unas cosas y otras, no.
Pablo Martínez, su responsable, es hijo de uno de los dos fundadores del Chicote, que empezó su historia en la calle Brasil de la mano de su padre, Mino, y de Isaac Mosquera. Explica que Chicote para llevar nace de la idea de «diversificar el negocio y abrirse a otro tipo de comidas, más allá de la italiana, pero sin dejarla de lado». Ambos negocios comparten cocina, pero no las mismas recetas. Es decir, el Chicote de siempre no ha cambiado, solo ha reducido su salón comedor para albergar la tienda de platos preparados, listos para llevar.
Martínez indica que detectaban en el barrio esa demanda y se animaron a montar la zona del take away, o lo que es lo mismo, comida para llevar que se recoge allí mismo, puesto que no hacen entregas a domicilio. En el mostrador refrigerado hay lentejas vegetales, albóndigas, codillo, callos, tortilla rellena, bacalao a la toscana, pimientos rellenos, pollo asado, merluza al horno, y dos tipos de lasaña mientras van saliendo otros platos. En la pizarra, la clientela puede ver lo que van a preparar en el día. «Y si no lo hay y tenemos tiempo, se lo hacemos, pero para garantizarse un pedido con seguridad, si nos llaman con tiempo, se lo hacemos», advierte.
De la carta del Chicote de siempre comparten platos salados como el pionono, las empanadillas y las fugazettas. Y de los dulces, todas las tartas, aquellas que Isaac empezó a hacer por puro aburrimiento y terminó creando obras maestras como la Mar del Plata (con su triple combinación de chocolate, nata y dulce de leche), la de la casa (nata, flan, dulce de leche y crema tostada), la de yogur semifrío con yogur natural o la Chicote, con nata al café, fresas, dulce de leche y merengue en bizcocho cubierto de chocolate.
Martínez aclara que lo que no se puede pedir son los platos del restaurante para que te los pongan a través de su otro negocio. «Cada cosa, en su sitio. Si no, se convierte en un lío sin sentido», advierte. La gente podrá seguir pidiendo las pizzas u otros platos en el Chicote de siempre, como la pascualina (empanada de acelgas y huevo), el matambre, pastas rellenas, lasañas, milanesas y pizzas. En el nuevo tendrán a su disposición las preparaciones específicas que hacemos aquí, donde prima la comida tradicional española, y también las tartas», explica el hostelero, que inició esta nueva andadura hace escasamente tres semanas con Isa al frente del mostrador. Chicote fue uno de los primeros italianos de Vigo. Se fundó en 1981 y abrió camino en la hostería internacional. Se encuentra en el número 15 de la calle Simón Bolívar.