Carmen lleva un año sin dormir en su casa para no enfermar por las humedades

alejandro martínez VIGO / LA VOZ

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El Concello de Vigo otorga a la Sareb la licencia para reformar 41 pisos en una antigua urbanización de Urzaiz, donde resisten once vecinos

02 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Carmen Guntín cumple un año sin dormir en su casa. Todas las noches se va a la de su prima y vuelve cada mañana para seguir su vida. Prefiere no acostarse en su cama por miedo a enfermar. La humedad ha dañado paredes y techos. Se filtra desde el piso de arriba, donde no vive nadie. Carmen es una de las pocas inquilinas que residen en la Urbanización Privada Moderna. Es una pequeña calle que desemboca a la altura del número 126 de la calle Urzaiz a través de unas empinadas escaleras. Ahora cuenta con una salida directa a la calle San Roque tras la demolición en agosto de un edificio que se encontraba en ruinas, si bien todavía no se ha abierto.

El piso no es suyo. Su casero es la Sareb, que hasta ahora no le ha arreglado el problema de las filtraciones ni otras muchas deficiencias. Ella se fue a vivir allí al casarse hace 56 años y cuenta con un contrato de renta antigua de 17 euros mensuales. «Me ofrecieron 50.000 euros por marcharme, pero dije que no y no me arrepiento», afirma. Ahora tiene un motivo para la esperanza. La Gerencia de Urbanismo otorgará la semana que viene la licencia para la reforma de las 41 viviendas que conforman la urbanización Privada Moderna, la mayoría de ellas vacías. De esta forma, la oferta de vivienda recibirá un fuerte empujón en el centro de Vigo.

La Sareb ha solicitado permiso para la rehabilitación y reestructuración parcial de los nueve edificios de la urbanización para ponerlos en condiciones de habitabilidad con una inversión estimada de 1,5 millones. Las obras propuestas en una superficie total construida de 3.094 metros cuadrados no modifican el número de viviendas existentes, si ben en algunos casos se cambiará la distribución interior para hacerlos más cómodos.

 Victoria vecinal

El proyecto es una victoria de los pocos vecinos de esta urbanización levantada a principios del siglo pasado. Solo hay seis viviendas habitadas con once inquilinos. Todos llevan décadas viviendo en este lugar, con contratos de renta antigua que oscilan entre los 15 y los 116 euros mensuales. El interés de la Sareb era que los inmuebles se declararan en ruina y realojar a los inquilinos en otro ámbito, con el fin de destinar el suelo a una nueva promoción de viviendas. Los residentes afirman haber sido testigos de cómo el banco malo ordenó ejecutar destrozos en edificios con este objetivo para conseguir esta declaración y que haya que derribarlo todo. Acusan al Ayuntamiento de haber mirado para otro lado.

Para defender los domicilios en los que llevan décadas residiendo, plantaron batalla en los juzgados y lograron sentencias a su favor. La Sareb, como propietaria de la urbanización, se ve obligada mediante una sentencia judicial a arreglar los desperfectos tras años de abandono y a mantener los pisos en buenas condiciones. Ya ha dado el primer paso pidiendo la licencia en el Ayuntamiento. Ahora tienen un plazo de seis meses para iniciar la puesta en valor de una zona degradada que podrá volver a ser habitada y que, además, contará con un fácil acceso desde la calle San Roque. El plazo de terminación de las obras no deberá ser superior a los tres años.

«Estamos contentos de que se lleven a cabo las reformas. Quisiéramos que los pisos que están vacíos se usen para el alquiler social de personas que lo necesiten, como pide el foro socioeducativo de Os Ninguéns», afirma Mariano Iglesias, también vecino de Privada Moderna. Los vecinos recibieron el apoyo político de agrupaciones como el BNG, Podemos o Esquerda Unida.