Sacos de cemento, bidones y plásticos contaminan el nacimiento del río Lagares

R. DONIZ VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Sacos de cemento que parecen rocas. En uno de los afluentes, en Redondela pero a pocos metros de Vigo, hay sacos de cemento que por su aspecto llevan demasiado tiempo interrumpiendo el cauce, y que incluso tienen apariencia de rocas. Basta tocarlos, para comprobar el contenido del saco en el agua.
Sacos de cemento que parecen rocas. En uno de los afluentes, en Redondela pero a pocos metros de Vigo, hay sacos de cemento que por su aspecto llevan demasiado tiempo interrumpiendo el cauce, y que incluso tienen apariencia de rocas. Basta tocarlos, para comprobar el contenido del saco en el agua. M.MORALEJO

El tramo inicial con tres afluentes en Redondela y la entrada en Cabral precisan de una limpieza urgente

27 oct 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

El Lagares, el gran río de Vigo, nace en Redondela. Sus tres cauces brotan en la parroquia de Vilar de Infesta, a unos cuatro kilómetros del mojón que separa ambos ayuntamientos. Patear el tramo final del trío de afluentes en terreno redondelano implica toparse un escenario de abandono y contaminación que contrasta con el proyecto de recuperación aplicado en Vigo para hacer de las riberas de su caudal zonas de uso público destinadas al deporte y ocio natural. El recorrido de los tres regatos se topa de frente con un polígono industrial levantado hace más de 25 años.

El presidente de la comunidad de montes de Cabral, Luis Rodríguez, explica que cuando llegó al cargo hace un cuarto de siglo ya existía el parque empresarial: «Vimos que uno de los afluentes transcurre por debajo y protestamos en su momento, pero sin éxito».

Polígono. Los cauces atraviesan un polígono en Redondela que condiciona el entorno natural.
Polígono. Los cauces atraviesan un polígono en Redondela que condiciona el entorno natural. M.MORALEJO

Rodríguez habla mientras toca con la punta de su paraguas dos bultos con apariencia de rocas situados en un cauce. El paraguas se hunde en ellos, son sacos de cemento que por su aspecto llevan demasiado tiempo abandonados y en contacto con el agua que sigue su curso hasta Vigo. A mayores, en un perímetro de cien metros, aparece más basura. Pequeños vertederos improvisados de envases plásticos, un bidón oxidado y «el depósito de restos apilados que forman esta pequeña montaña». En esta ocasión, el representante de los comuneros señala con la mano un montículo de unos dos metros cubierto de vegetación que esconde basura en su interior. El aspecto en esa zona se agrava todavía más por la gran cantidad de troncos rotos o arrancados por el mal tiempo en proceso de putrefacción.

Vertederos. Se acumula basura entre el arbolado con troncos caídos y pudriéndose.
Vertederos. Se acumula basura entre el arbolado con troncos caídos y pudriéndose. M.MORALEJO

Unos 500 metros más adelante, ya en la parroquia viguesa de Cabral, confluyen los tres afluentes. El aspecto del entorno está igual de degradado. Decenas de árboles arrancados o rotos presentan el mismo proceso de putrefacción. A mayores, especies invasoras campan a sus anchas. Explica Rodríguez que la entidad que preside solicitó en el 2023 los permisos para limpiar ambos cauces del caudal, en suelo comunal. Tramitaron las autorizaciones con todas las administraciones afectadas, del Ayuntamiento al Gobierno central pasando por la Xunta. «No contestaron, pero en Augas de Galicia sí cobró las tasas, por lo que entendimos que se podía empezar. Pero para limpiar la zona hubo que alterar un poco el cauce del río», argumenta en alusión a la apertura de un expediente por una infracción contra el medio ambiente iniciado por la Xunta y al atestado del Seprona de la Guardia Civil por un delito medioambiental que está judicializado tras solicitarlo la Fiscalía.

Lagoa de Mol. Tiene mal aspecto, está estancada parte del año y urge su limpieza.
Lagoa de Mol. Tiene mal aspecto, está estancada parte del año y urge su limpieza. M.MORALEJO

Más allá de cómo finalicen ambos asuntos, el administrativo y el judicial, la realidad del tramo inicial del río Lagares al entrar en Vigo es evidente. El mismo aspecto decadente presenta la Lagoa de Mol, cerca del aeropuerto. «Las lluvias de otoño provocan cierto movimiento del agua, pero el resto del año está estancada, huele mal y parece un basurero, no el espacio natural que pretendíamos arreglar hasta que paralizaron los trabajos», añade Rodríguez.

Vertederos. Se acumula basura entre el arbolado con troncos caídos y pudriéndose.
Vertederos. Se acumula basura entre el arbolado con troncos caídos y pudriéndose. M.MORALEJO

Lo siguiente por analizar sería la laguna gestionada por el Real Aero Club de Vigo, que comunica con la Lagoa de Mol por una tubería. El aspecto del agua que llega a este espacio no parece el mejor. A partir de ahí, tras por superar una compuerta, el cauce del río entra su mejor tramo; 12 kilómetros recuperados entre el mercado de Cabral y la desembocadura, en Samil.

LA CIFRA: 12 kilómetros recuperados para uso público

En los últimos años, Vigo ha emprendido la recuperación para disfrute ciudadano de los distintos tramos del Lagares que bajan desde el mercado de Cabral hasta su desembocadura al mar, en Samil. El proyecto recupera los márgenes degradados con la plantación de vegetación y árboles. Una nueva actuación será en Miraflores.