«¿David Macía dio muerte intencionada a Benito Torreiro?» El jurado del crimen del profesor de Vigo se reúne a deliberar

E. V. Pita VIGO

VIGO CIUDAD

E. V. Pita

Los nueve miembros del jurado deben contestar si, en caso de ser declarado culpable, se le suspende la condena al acusado y se le otorga el indulto

14 oct 2024 . Actualizado a las 12:05 h.

El jurado del crimen del profesor de Vigo se ha reunido esta mañana para escuchar las preguntas del objeto de su veredicto y reunirse para deliberar si el implicado perpetró un homicidio y una estafa. La Audiencia les ha retirado sus teléfonos móviles mientras deliberan para evitar contaminaciones de su criterio.

El  presidente de la sala de la Quinta Sección de la Audiencia de Pontevedra, con sede en Vigo, leyó siete preguntas para que las conteste el jurado y decida si lo ven probado o no. Les recordó que el implicado se ha declarado autor de un homicidio y una estafa durante el juicio.

La primera pregunta es si Macía estaba en la vivienda de la víctima, el maestro jubilado de 69 años, Benito Torreiro. Se refieren al 28 de diciembre del 2021 en un piso de la calle Areal.

La segunda cuestión es si el acusado golpeó con bolas de mármol al perjudicado y lo acuchilló.

La tercera indaga sobre si ven delito de estafa y si el acusado hizo uso de medios bancarios de la víctima, estuvo suplantando su identidad e hizo compras con su dinero.

El jurado también deberá contestar si el acusado hizo abono de una indemnización a los dos herederos de la víctima, que son dos hermanos.

Una de las preguntas clave es si declara probado que dio muerte de forma intencionada a Benito Torreiro.

Además, otra cuestión plantea si hizo operaciones con la tarjeta bancaria de su víctima.

Si lo declaran culpable de lo anterior, el jurado deberá votar si procedería la suspensión de su condena o si ven oportuno que la Audiencia eleve al Gobierno una petición de indulto para conmutarle la pena.

 Los hechos

El crimen ha sido calificado como homicidio en vez de asesinato porque el implicado no planificó la muerte sino que, según la conjetura del fiscal, la agresión surgió durante una riña en una cena en la casa del fallecido, que le reprochó al joven que hubiese clonado su tarjeta de crédito porque le llegaron cargos de compras no autorizadas.

Entonces el implicado cogió una bola de mármol del salón y golpeó en la cabeza a la víctima. Luego buscó un cuchillo de cocina para impedirle huir y le asestó 21 cuchilladas, una de ellas en el cuello y mortal de necesidad. Dejó un reguero de pistas, con ADN en el mango del cuchillo y en unas zapatillas. Además, la señal telefónica lo sitúa en el piso o el barrio antes del crimen. 

Posteriormente se dedicó a despilfarrar los ahorros de la víctima: se compró dos coches, invitó a sus amigos a copas y compró ropas con dinero del fallecido. Usó una tarjeta virtual de pago por teléfono móvil, que contrató con los datos personales del difunto. Los extractos bancarios prueban que, en palabras del abogado de un hermano del fallecido, Macía «se fundió más de 10.000 euros en tres días en chorradas».