La vieja estación de autobuses de Vigo se convierte en refugio de los sintecho

alejandro martínez VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Oscar Vázquez

Descansan en colchones a las puertas de la edificación cerrada, en malas condiciones higiénicas

03 oct 2024 . Actualizado a las 01:35 h.

Los exteriores de la vieja estación de autobuses de Vigo se han convertido en un refugio de personas sin hogar. Arrimados contra los muros de estas instalaciones malviven más de una decena de personas sin hogar rodeados de desperdicios. Al menos allí tienen un techo donde cobijarse. Se reparten en los dos accesos peatonales de la vieja terminal. Tras el temporal Aitor varios indigentes que pernoctaban en el lado de la avenida de Madrid vieron cómo volaban los cartones que les protegían y se han mudado al acceso desde la calle Gregorio Espino.

Duermen sobre colchones viejos tirados sobre la acera y se protegen del frío con mantas y edredones mugrientos. Algunos buscan intimidad ocultándose entre palés de madera y cartones. Hay ropa colgada, suciedad y malos olores. La antigua terminal de la calle Martínez Garrido se ha convertido en una especie de suburbio.

Oscar Vázquez

«Prefiero dormir aquí en el suelo que volver a la cárcel», afirma Casimiro Comesaña, de 66 años, que asegura que salió de prisión el viernes pasado y no tiene techo. Asegura que le cayeron 14 años de condena. «Le haremos un hueco», afirma también su compañero José Manuel Méndez Suárez, de 54, que añade que «estoy en la calle pero soy un tío honrado». Tiene una pierna escayolada y permanece tumbado sobre el colchón. Un amigo le ha traído las medicinas que tiene prescritas. José Manuel afirma que no tiene saldo en su cuenta bancaria y, como el resto de las personas que viven aquí, carece de ingresos. «Por respeto cuidamos los coches de la gente que viene a aparcar aquí, pero luego no nos dan ni un euro para un café», se queja.

Cuentan que viven ahí porque no hay sitio en el albergue. Además no están sometidos a los horarios del centro de acogida municipal de la calle Marqués de Valterra. Pasados diez días pernoctando en el albergue deben marcharse para dejar sitio a otros transeúntes sin hogar. En la antigua estación de buses pueden dormir hasta la hora que les de la gana. Ayer al mediodía había varios sintecho que todavía no se habían despertado.

La mayoría de las personas en situación de calle que han elegido este lugar para pernoctar son usuarios de la Fundación Érguete. Por la mañana se levantan y van a desayunar a las dependencias de la calle Martínez Garrido. En las instalaciones de esta entidad también se duchan y después vuelven a salir a la calle a buscarse la vida, hasta que llega la hora de acudir al comedor social a almorzar.

«Llevamos una vida tranquila aquí. Éramos trece, ahora quedamos diez. Seis en el lado de Gregorio Espino y cuatro aquí», afirma otra persona sin hogar, mientras come un cruasán que encontró en un contenedor cercano a un supermercado. En Médicos del Mundo le dieron un sándwich. Como él, la mayoría no tiene ingresos. «Hay dos que están cobrando. Otro pendiente de una sentencia e igual entra en prisión y el otro ya está jubilado».

Oscar Vázquez

«Estamos mejor aquí que en los albergues porque podemos dormir lo que queramos»

 Duermen en la acera, desayunan en la Fundación Érguete y se alimentan gracias a los comedores sociales. Las personas sin hogar que han levantado un campamento improvisado en los exteriores de la antigua estación de autobuses se han adaptado a un ritmo de vida alejado de las imposiciones horarias de los albergues. «Aquí se está mejor porque es un sitio donde puedes estar durante el día. No es un sitio donde te metas a la noche a dormir y te tengas que levantar a las siete de la mañana. Cualquiera puede estar durmiendo al mediodía, a la tarde o cuando le apetezca. En el albergue estás un tiempo y después tienes que cambiar e ir y venir de Teis y se hace duro en invierno», afirma otra persona sin hogar que ha encontrado aquí un sitio donde vivir.

La falta de acuerdo sobre el uso futuro de la antigua estación de autobuses hacen que personas indigentes puedan seguir encontrando un refugio en las galerías exteriores. En el espacio en el que hace no mucho tiempo transitaban miles de usuarios del transporte público, ellos ahora han colocado sus colchones para descansar en unas malas condiciones higiénico sanitarias.

Oscar Vázquez

Según el planeamiento municipal, la parcela en la que se encuentra se convertirá en una zona verde por lo que el futuro de la antigua terminal de buses sería el derribo. La Xunta, que es la propietaria del inmueble, apuesta por reconvertir todo el espacio en una residencia de mayores y una escuela infantil, siguiendo un modelo que ha funcionado bien en Ourense. También se ha planteado la creación de un gran párking gratuito para evitar la entrada en el centro urbano de miles de vehículos.