El juicio del homicidio del profesor de Vigo prosigue con el examen de la escena del crimen

E. V. Pita VIGO

VIGO CIUDAD

E. V. Pita

Las pruebas incriminan al joven David Macía, que ya confesó la autoría tras un pacto con el fiscal

02 oct 2024 . Actualizado a las 17:49 h.

La tercera sesión del juicio del homicidio del maestro jubilado de Vigo se ha centrado esta mañana en el examen de la escena del crimen. Se trata del salón de un piso de la calle Areal, donde apareció el cadáver de Benito Torreiro, de 69 años, tumbado entre un sofá y una mesa. El jefe de la brigada de Homicidios de la UDEV, que dirigió la inspección ocular de la vivienda del fallecido, aportó todo tipo de detalles al jurado sobre las pruebas que incriminan al acusado David Macía, el cual ya se ya declarado culpable y autor confeso. 

La Fiscalía insistió en que declarasen, además del jefe, el resto de su equipo que intervinieron en la investigación, aunque solo para ratificar su informe de la recogida de 60 vestigios y toma de huellas. Al inspector jefe le llamó la atención una bola cubierta con un trapo.

El jurado preguntó si el cuchillo de cocina pertenecía a la casa y el jefe de la brigada no lo puede asegurar pero cree que sí que coincidía con otros modelos de la vivienda.

Otro miembro del tribunal popular preguntó si había signos de pelea o forcejeo en el salón y el mando policial confirmó que vieron bolas caídas y objetos tirados.

En el juicio también declararon varios guardias civiles de un control que pararon el 4 de enero del 2022 en Silleda el Audi A6 que conducía David Macía y el Peugeot 306, que le seguía y que manejaba un amigo suyo. Los agentes seleccionaron al conductor del Audi por su mirada esquiva y porque balbuceaba al hablar. Descubrieron que el acusado conducía sin haber obtenido el carné de conducir y que en el maletero llevaba varias compras y un neceser repleto de tarjetas de crédito de una tercera persona, de la que tenían un DNI.

El acusado explicó que las tarjetas eran de su tío, en realidad un buen amigo de la familia que se había ido de viaje y no quería que les molestase. Macía les dio a los agentes la excusa de que el profesor se iba de viaje, la misma que usó cuando fingía por WhatsApp para simular que seguía vivo.

Motivación 

Uno de los ejes del jucio que se celebra estos días, una vez asumida la autoría, es la motivación. Por respuesta ayer todo lo que se obtuvo por parte el acusado fue que no sabía los motivos, aunque en la exposición de los hechos uno de los móviles que suena con fuerza es el económico.

La sobrina del fallecido, que acompañó a los policías que descubrieron el cadáver en el salón del piso una semana después, vio una libreta con las claves de banca y con contraseñas de la red wifi que había apuntado su tío. El acusado copió los datos para integrar una tarjeta virtual en el iPhone del fallecido y así poder hacer pagos con el teléfono.

Un amigo confirmó en el juicio que le vio pagar un coche con un iPhone. El acusado le explicó que era un terminal que pertenecía a «un señor que llevaba las cuentas» y que él solo usaba para «el tema del dinero». La compra de uno de los coches la negoció por WhatsApp y envió su propio DNI como comprador, aunque aclaró que el coche lo pagaba su socio Benito.

No fueron las únicas adquisiciones que hizo, el despilfarro fue la tónica. Según un testigo, le envió 500 euros por Bizum a un amigo al que retó a salir a la calle y bajarse los calzoncillos, lo que sí hizo. Otra prueba de ese derroche ocurrió una noche en el casino. Davíd Macía le pidió prestados 80 euros a un menor y le prometió devolverle 150 al salir, ganase o perdiese. Los amigos aceptaban invitaciones a copas o cenas por parte de Macía, e incluso les dejaba conducir el Peugeot.