La defensa admite la culpabilidad del acusado del crimen del profesor jubilado de Vigo en el inicio del juicio

E. V. Pita VIGO

VIGO CIUDAD

Oscar Vázquez

El abogado de David Macía está de acuerdo con la calificación de la Fiscalía del hecho como homicidio aunque los hermanos de la víctima afirman que fue un asesinato

30 sep 2024 . Actualizado a las 15:06 h.

El escrito de defensa acepta el relato del fiscal contra David Macía Castro, de 24 años, como autor de la muerte a cuchilladas y golpes del maestro jubilado Benito Torreiro, de 69 en Vigo a finales del 2021. El abogado del joven admite la culpabilidad de su cliente y acepta la pena de diez años y medio por delito de homicidio y otro año por una estafa continuada que propone el fiscal. El crimen ha sido calificado por homicidio en vez de asesinato porque el implicado no planificó la muerte sino que la agresión surgió durante una riña imprevista en la casa del fallecido y en la que el implicado cogió una bola de mármol del salón para golpear en la cabeza a la víctima y luego buscó un cuchillo de cocina para rematarlo con 21 cuchilladas, una de ellas en el cuello y mortal de necesidad. La Fiscalía califica de «brutal» y «estremecedora» la muerte pero admite que su petición de pena es fruto de un acuerdo con el acusado, el cual ya ha indemnizado a los herederos del difunto. Previsiblemente, David Macía se declarará culpable mañana ante el jurado a cambio de esta rebaja de condena.

Los hermanos y herederos de la víctima, por contra, piden un total de 18 años de prisión porque creen que fue un asesinato (porque el agresor se ensañó a cuchilladas con la víctima). Reclaman, subsidiariamente, que sea un homicidio. El implicado ha abonado un total de 37.000 euros a los dos hermanos, lo que le vale una atenuante de reparación por daño. 

El jurado tendrá que decidir si lo condenan por homicidio o asesinato aunque cabe la posibilidad de que los abogados de los hermanos se allanen y admitan que es un homicidio.

La defensa ha sugerido al jurado que el joven pudo haber actuado bajo una anomalía o alteración psíquica, lo que podría suponerle el beneficio de otra atenuante.

«Por lógica, aunque solo es una conjetura, discutieron por el uso de las tarjetas de crédito y el acusado le golpeó en la cabeza con una bola y después le dio 21 cuchilladas», afirmó el fiscal, quien durante hora y media ilustró al jurado con sumo detalle de la autopsia y de las pruebas que incriminan al acusado. La defensa replicó que tanto detalle era innecesario porque su cliente aceptará exactamente todos los términos del escrito fiscal.

Aunque haya un acuerdo del acusado con el fiscal, la ley obliga a celebrar igualmente el juicio por jurado que ha comenzado esta mañana en la Quinta Sección de la Audiencia de Pontevedra, con sede en Vigo.

La Fiscalía explicó al jurado las pruebas que implican al acusado. Todo se destapó el 4 de enero, una semana después del crimen. El acusado generó tarjetas de crédito virtuales de móvil sin límite de saldo a partir de las cuentas bancarias e hizo compras, gastos e invitaciones en el restaurante y se compró dos coches. El 4 de enero, el implicado conducía cerca de Silleda un Audi 6 que había comprado el 30 de diciembre cuando lo paró la Guardia Civil. Hallaron en el maletero la documentación y tarjetas sanitarias y de crédito de la víctima, así como su DNI, un juego de llaves y los tiques de compras. El acusado alegó que eran de su tío o amigo de la familia y que este se había ido de viaje y se las había dejado usar todo lo que quisiera. Los agentes contactaron con la casa de Benito Torreiro y al no tener respuesta se presentaron allí con una sobrina, donde finalmente hallaron a la víctima muerta en el suelo

La Fiscalía indicó que había pruebas que lo implicaban, como una bola con sangre del fallecido y la huella dactilar del acusado. Además, una antena localizó al implicado el día 27 en el piso del acusado y en las cercanías comiendo una cena que encargaron al restaurante japonés Shibuya. También coinciden las huellas de pisada con las suelas de los playeros del implicado, el cual tenía ADN del fallecido. Además saltaron cargos al día siguiente con las tarjetas de la víctima, que seguía vivo el día 28, pero a partir de las 20.30 horas dejó de contestar. Otro detalle que delató al acusado es que contestó en gallego a los WhatsApp en los que contestaba las felicitaciones en nombre de la víctima, la cual solo hablaba en castellano.

El abogado de un hermano de la víctima explicó al jurado que el acusado «se fundió 10.000 euros en tres días en chorradas. Lo golpeó brutalmente tras una discusión por las tarjetas. Esto fue un asesinato, no un homicidio».