Solo se necesita una maceta, un tetrabrik y compostaje para obtener un carballo
01 oct 2024 . Actualizado a las 02:08 h.Este principio de otoño se dan simultáneamente tres circunstancias complementarias en Vigo y su entorno. Por una parte, nuestros amigos y vecinos carballos (Quercus robur) están produciendo una cantidad espectacular de bellotas, algo que sucede cíclicamente cada cuatro o cinco años. Paralelamente, muchos árboles para compensar las bajas que temporales, falta de cuidados del arbolado urbano y la motosierra municipal están provocando en nuestra masa forestal urbana, de la que seguimos acumulando una pérdida neta al sustituir, en el mejor de los casos, árboles por chupachups vegetales.
Paralelamente, las emisiones de gases de invernadero responsables de la emergencia climática no dejan de aumentar en Vigo, superando muy ampliamente las 2.500.000 toneladas anuales. Salimos a más de ocho toneladas de CO2 y gases de invernadero por vigués y viguesa. Buena parte de esta contaminación podría evitarse aumentando la masa forestal urbana.
Estas tres circunstancias tienen un punto de confluencia: necesitamos bosques. Por eso hoy proponemos un sencillo tutorial para crear un bosque, algo más sencillo de lo que parece. En primer lugar, necesitamos materia prima, que como decíamos, este año y en este preciso momento es muy abundante: las bellotas. Pueden ustedes localizarlas en varios puntos: lo que queda de la carballeira de A Gándara y Casaliños, en Navia (antes de que la motosierra municipal y autonómica se las carguen, si no podemos evitarlo), la carballeira de A Guía, la de San Roque, Castrelos, A Riouxa y bajo las copas ejemplares notables que todavía sobreviven a la motosierra en distintos puntos de la ciudad.
Una vez conseguidas las bellotas, necesitamos un buen sustrato para su germinación. Si en su día Vigo hubiera apostado por el compostaje comunitario, tendríamos muchos puntos para conseguir excelente compost. Pero como no lo hizo, nos tendremos que conformar con buscar unos puñados de tierra en las zonas forestales, o en último extremo recurrir al comercial (el de los composteros comunitarios habría salido gratis, y habríamos rebajado nuestro recibo de la basura). El tercer elemento es la maceta. Para eso apliquemos la segunda R de la gestión de residuos: reutilizar. Un tetrabrik al que cortemos la parte superior y le practiquemos un par de agujeros en la base para evacuar el exceso de humedad será una excelente maceta.
Ahora, el procedimiento: se llena el tetrabrik de tierra casi hasta arriba, dejando un margen de un par de centímetros y se deposita la bellota en posición horizontal enterrada a un centímetro de profundidad, para que las raíces tengan espacio para profundizar. A continuación, ponemos nuestra maceta en un lugar fresco y bien iluminado, pero sin excesivo sol directo. Se riega con moderación sin encharcar (es un árbol, no una rana), y a esperar. En pocas semanas brotará nuestro carballo, que los primeros meses crecerá a velocidad vertiginosa. En la maceta puede permanecer un año.
El próximo otoño ya podríamos plantarlos en el monte (o bien trasladarlos a una maceta mayor para plantarlos con dos años y mayor tamaño). Seguro que muchas comunidades de montes de la mancomunidad de Vigo los recibirán encantados, incluso organizando una jornada de plantación vecinal. Pero les decíamos que se trataba de crear un bosque. Solo multipliquen este procedimiento por diez, por cien, por mil… y ya tenemos un bosque. Esto se llama sembrar vida.