Los años más «locos» de Churruca

Begoña Rodríguez Sotelino
b. r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

cedida

Ash Santos coordina una muestra sobre épocas menos normativas del barrio

27 sep 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Hubo un tiempo en que en la noche de Churruca pasaban cosas. Asuntos random nada normativos que, vistos hoy, parecen salidos de una película de serie B. El espíritu de una época desaparecida bajo capas de pintura chalky y grafitis con sello municipal es el que pretende rescatar la exposición Make Churruca Sleazy Again (Haz Churruca Sórdida Otra vez), que coordina el artista, profesor, investigador y doctorando Alberto Ash Santos y forma parte de los actos de celebración del 25 aniversario de La Casa de Arriba.

Santos inicia el otoño desanimado por el bajo perfil que se aprecia en el entorno creativo local y usa el humor como arma defensiva contra esa sensación de hastío que le produce la lucha continua por seguir maquinando proyectos que no despegan.

«Intentas estar en el circuito, hacer las cosas dentro de los parámetros del sistema y ves que no funciona, pues entonces, voy a hacer las cosas a mi manera», argumenta el experto en arte urbano.

La muestra, que se inaugurará el 31 de octubre, tendrá lugar en un bar, «pero no es una exposición de bar ni de cafetería, sino que se hace en este local de la zona porque precisamente, gira alrededor de una idea, la del aura de zona del rock maldita, sórdida, salvaje y peligrosa que tuvo Churruca y que como todo lo demás, se ha ido volviendo más amable». No es que Santos esté en contra de la amabilidad sino que como aclara, estéticamente, las zonas a las que se les aplica un proceso de humanización y embellecimiento acaban perdiendo su esencia. Churruca se convirtió en el Barrio de las Artes «pero de según qué artes», subraya.

El logo ultrarradical inspirado en la frase de Trump sirve para jugar con la leyenda, intentar rescatar algunos de aquellos hitos extraños bajo calles llenas de pintadas donde hubo un scalextric y crear otros en un momento en el que La Iguana «es un bar como otro cualquiera donde ya no hay conciertos así y del que solo queda la decoración y las camisetas que venden».

Momentos como el concierto de Hellacopters en el Planta Baixa, o como la aparición de una serpiente pitón en los baños de este local de la calle Lepanto, que recogía este periódico hace 15 años: «El dueño de un bar de copas de Vigo sorprendió en el baño a una joven con una serpiente pitón enroscada al cuello, a la que protegía de los ‘maltratos’ de su amo»; o la incursión esperpéntica (de la que no queda huella gráfica) de Dee Dee Ramone en La Iguana, por donde pasaron desde Sylvain Sylvain de las New York Dolls, un Manu Chao que entonces no conocía casi nadie, Valient Thorr, Lords of Altamont y muchos otros creadores de escenas irrepetibles.

Todo eso y mucho más formará parte de la documentación de una exposición que no va a vivir solo del pasado. «Vamos a hacer un fanzine, vamos a intervenir la pared contigua a la sala Radar para crear un mural, y de paso vamos a aprovechar para presentar el colectivo G.r.i.n.c.h. (Grupo de Intervención contra la Horterada Navideña).

No queda mucho tiempo, pero Santos señala que si alguien tiene algo que aportar, lo incorporarán si les parece interesante. De esta forma, el artista recupera la ilusión perdida tras el chasco de abrir una galería que tuvo que cerrar en menos de medio año. «Te das cuenta de que ni hay tantos artistas, ni hay público ni hay compradores. Pasa lo mismo con la música, con esa idea de que en Vigo hay muchos músicos. Son los mismos, que tocan en los mismos diez grupos», lamenta.