El cura de Vigo condenado por abusos a seis menores, entre los más buscados de España

E. V. PITA VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

La Policía Nacional difunde un cartel de «Se busca» con la foto del sacerdote salesiano que debía cumplir 32 años de cárcel y se fugó hace 17 meses

16 ago 2024 . Actualizado a las 02:01 h.

Se busca. Peligroso. Condenado por abusos sexuales a menores. La Policía Nacional subió el lunes a la red social X (antes Twitter) el cartel con la foto del salesiano y profesor vigués Segundo Cousido como uno de los prófugos más buscados de España y 24 horas después el tuit ya sumaba 142.000 visitas. Fue condenado en el 2021 a 32 años de cárcel por abusos a seis alumnos de Vigo menores de 15 años mientras dormían en sus dormitorios en un campamento en la ría de Arousa pero lleva fugado 17 meses, desde el 1 de marzo del 2023, y no hay pistas sobre él. La Audiencia de Pontevedra dictó el 17 de marzo una orden nacional o internacional de búsqueda ante la sospecha de que se hubiese ocultado en Portugal o huido del continente.

El cartel policial reza: «Abusó de menores aprovechándose de su condición de profesor» y añade que es «español de 42 años». Lo describen como un hombre de complexión fuerte, de 1,80 metros de estatura, de pelo y ojos castaños. Los investigadores animan a posibles testigos a colaborar en el rastreo: «Si tienes cualquier dato envía a losmasbuscados@policia.es». Y pide a los usuarios que reenvíen la foto y el mensaje a sus amigos: «RT (retuitea) y ayuda a encontrarlo».

Segundo Cousido huyó de la Justicia el 1 de marzo del 2023 pero no se presentó en la fecha indicada en la penitenciaría de A Lama para cumplir la condena. La Audiencia de Pontevedra le ordenó ingresar en prisión voluntariamente en un plazo de tres días y no lo hizo. De los 32 años de cárcel, 18 serían de cumplimiento efectivo debido al cálculo de condenas acumuladas.

Ya había pasado por la cárcel nueve meses, tras ser arrestado en el 2019. Debido al buen comportamiento, pagó 12.000 euros de fianza y quedó en libertad a la espera del juicio.

Según la sentencia, el cura aprovechó su condición y confianza como profesor del colegio de los Salesianos de Vigo para abusar de sus alumnos durante las actividades extraescolares del 2019. Como era el monitor y director, pernoctaba con los menores. También decía misa. En una excursión al campamento de Castrelo, en Cambados, entró en los dormitorios comunales durante cinco noches, alumbrándose con la linterna de su móvil, e hizo tocamientos a varios menores cuando dormían. Los alumnos lo sabían e intentaban pasar desapercibidos para que no los eligiese o se giraban si se acercaba. Otros protegían sus cuerpos con almohadas y él se las quitaba. Un niño lo pilló tocando a otro menor dormido. En la quinta noche, un escolar se metió en un saco de dormir y lo cerró y frustró el abuso. Otros llegaron a juntar las literas como parapeto para que no se acercase su profesor de religión.

Una de sus víctimas lo definió como «un padre». También pernoctó en la habitación del sacerdote, pero no notó los tocamientos porque dormía profundamente. Más tarde, se despertó y lo pilló en plena faena.

El profesor y sacerdote también actuó en un albergue de Padrón durante una peregrinación a Santiago de Compostela. La víctima salió en mitad de la noche al baño y el sacerdote le ayudó a abrir la puerta. Cuando volvió y se acostó, a los pocos minutos, notó como el sacerdote le tocaba, según relató en el juicio.

Y al sexto menor lo agredió sexualmente en Vigo, en un salón de una asociación juvenil vinculada al colegio, cuando veían en la televisión el partido de una final de la Champions League.

En el juicio, le acusaron de doce delitos y la Fiscalía llegó a pedir para el 67 años y medio de prisión. Él rechazó de plano todas las imputaciones durante el juicio.

La Audiencia, además de prisión, le impuso pagar 76.000 euros a sus víctimas por los daños psicológicos, además de 36 años de libertad vigilada y 31 sin poder ejercer oficio alguno con menores.

Los expertos aseguraron que los chicos presentaban una serie de trastornos, como depresión, comportamiento irritable o angustia, compatibles con la experiencia traumática de la que fueron víctimas.

Los magistrados calificaron de firme y acorde con su edad el testimonio, lo consideraron verosímil y coherente con situaciones realmente vividas. Recalcaron durante el proceso que algunos chicos tenían sentimiento de culpa por no haber hecho nada o no haber sabido reaccionar.

El tribunal descartó que el implicado tuviese rasgos psicopatológicos característicos de un abusador ni una personalidad que le impidiese controlar sus impulsos. También descartó que delitos los cometiese otra persona o que los menores se equivocasen al culparlo a él.

Los Salesianos pidieron públicamente disculpas a las víctimas en una carta.