Cuando Los Bordini se jugaban la vida en el alambre

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

El grupo de funambulistas, conocido en Galicia por sus actuaciones, atravesó en 1981 la Praza do Rei de Vigo en motocicleta a través de un cable de 14 milímetros y a sesenta metros de altura

14 ago 2024 . Actualizado a las 20:09 h.

El más difícil todavía salió a las calles de Vigo en agosto de 1981. El grupo de funambulistas Los Bordini ofrecía un espectáculo diario, entre el 18 y el 30 de agosto, que consistía en jugarse la vida a sesenta metros de altura. Lo hacían en el espacio situado entre la torre consistorial de Vigo y las escaleras de la cruz de O Castro y realizaban sus ejercicios de equilibrio avanzando sobre un cable de 14 milímetros, ayudados por una pértiga, en un trapecio o en una motocicleta. Casi nada. Y no lo hacían precisamente por una millonada. Simplemente, al concluir la gigantesca tarea pasaban la gorra. Lo que hoy en día llaman taquilla inversa.

Llegaron a Vigo tras ofrecer su espectáculo en otras localidades gallegas como A Coruña, donde eligieron la plaza de María Pita, o en la plaza de España de Lugo. Los Bordini tendieron un cable desde la torre del Ayuntamiento hasta la falda del monte de O Castro para realizar una serie de ejercicios y piruetas, tanto en sentido ascendente como descendente. Los pases eran a las 22.00 horas y el último día, también lo ofrecieron a las 13.00 horas.

«Las actuaciones viguesas tienen una duración aproximada de hora y media. Consisten en paseos y realización de figuras sobre la cuerda con el balancín en las manos; lanzamientos libres, desde la torre del ayuntamiento hasta la falda del Castro, prendidos del cuello o de una pierna; paseos en moto con trapecio; y realización del triple salto mortal con este vehículo y acrobacias sobre el mismo. El único pagó que requieren del público es la voluntad», explicaba La Voz de Galicia esos mismos días. Afirman los funambulistas que preferían trabajar así, en altura y al aire libre, que hacerlo en un circo donde la longitud del cable al ser poca no permite alcanzar velocidad con la motocicleta, y la altura es mínima, desluciendo su riesgo profesional.

«Sin lugar a dudas, el número más aplaudido fue el triple salto mortal, que consiste en hacer girar la motocicleta tres veces seguidas sobre el cable en un ejercicio realmente bello; pleno de interés. Una vez más el gran espectáculo de la emoción y el equilibrio logró asombrar al público vigués lejos de la carpa del circo. El tráfico de toda la zona quedó interrumpido durante la actuación, pero en ningún momento se originaron ni embotellamientos ni incidentes», contaba entonces este periódico.

La vida de este grupo de funambulistas, cuyas edades oscilaban entre los 44 y los 16 años, no era fácil. Se desplazaban en caravanas junto a sus familias y, en alguna ocasión, alguno de sus miembros comprobó el precio de un fallo en el alambre. Unos días después de su paso por Vigo, tres de estos equilibristas resultaron heridos durante una exhibición en el Barco de Valdeorras. Uno de ellos se rompió las piernas y quedó paralizado para el resto de su vida, mientras que los otros dos tuvieron contusiones varias. Uno de aquellos heridos era Antonio Celotto, que cuando estaba en Vigo había dicho a un periodista de La Voz de Galicia que la edad recomendada para retirarse de su profesión eran los 45 años.

En aquella época, Los Bordini competían con otro grupo llamado Los Karindas, que también recorrieron durante años las localidades gallegas. En mayo de 1986, uno de ellos, Julián de la Horra, de 35 años, falleció al caer de cabeza del cable tendido en la plaza de España, de Madrid, durante una exhibición que, paradojas del oficio, solo estaba a unos cinco metros del suelo.

Los Bordini decían que pertenecían a una familia alemanda de equilibristas cuyas actuaciones se remontaban varios siglos atrás. Sus habilidades eran traspasadas de padres a hijos.

La compañía llegó a participar en la gira El rock de una noche de verano, que en 1983 llevó Miguel Ríos por toda España. Algunas evoluciones acrobáticas de sus miembros pudieron ser vistas por el público asistente al concierto que el músico granadino dio en Balaídos.

En la visita que Los Bordini hicieron a Vigo en el verano de 1984, incorporaron a los ejercicios a dos jóvenes. Una de ellas, llamada Marion, atravesó la Praza do Rei agarrada a la tirolina solo por su poderosa dentadura. En 1989, una mujer de la compañía fallecía al precipitarse durante un espectáculo en Benifaió.