Albano, el vigués que no canta pero hace helado

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Oscar Vázquez

El artesano formado en la ciudad de San Remo elabora «a la antigua usanza» en su local del barrio de Bouzas, bajo el nombre de Mamma Mía, creaciones de fantasía para niños, o de licor café para adultos

17 jul 2024 . Actualizado a las 21:37 h.

Hay nombres que condicionan una vida, como la de Albano, que hace helados como si fuera italiano, pero hasta ahí llega, en apariencia, su conexión alpina, que se toma con humor: «Tampoco canto con Romina», dice, en referencia a la famosa pareja musical.

Aunque Albano cree que de italiano solo tiene el nombre, algo más hay, porque pudiendo hacer helados a la sueca o a la francesa, él ha elegido hacerlos como el país de la bota manda. Y para ello se fue a la ciudad de San Remo, la del famoso festival donde en su día sonaron las voces de Romina y Albano, certamen que ganaron hace la friolera de 40 años con la balada Ci sarà.

Dicho esto, hay que añadir que el vigués Albano Costas —cuyo apellido también le acerca a su profesión, ya que define la zona terrestre donde con calor más helados se toman—, es un artesano que apuesta por las elaboraciones a la antigua usanza.

«Hoy en día, buena parte de las heladerías tienen producto de sobre, son prefabricados, les echan preparados en polvo para añadirles el sabor, y andando. Yo los hago de principio a fin como se han hecho siempre, a la antigua usanza y con una receta equilibrada», asegura el profesional, que según explica, se fue a Italia para aprender al lado del maestro Andrea Stortini, experto que ahora tiene una escuela de heladería artesanal en Valencia y asesora a decenas de establecimientos a nivel nacional e internacional.

También solía acudir todos los años a Rímini, donde se celebra la feria mundial más importante del sector, pero reconoce que ya no va porque es «muy agobiante aunque se aprende mucho, pero estoy en un momento en el que me siento bien con lo que hago», asegura.

La italianidad del vigués Albano, que tiene un gemelo llamado Roberto, continúa por el nombre que ha elegido para su marca, registrada como Mamma Mía, la exclamación más internacionalmente reconocida como expresión de sorpresa, aunque puede ser buena o mala.

Volviendo a los helados, el profesional vigués que tiene su local en la alameda de Bouzas, lleva diez años con este proyecto aunque sus inicios tuvieron lugar hace dos décadas al lado de su hermano con la heladería El Capricho, en el centro comercial A Laxe. Esa sociedad se derritió como lo que despachaban, y cada uno se fue por su lado.

El responsable de Mamma Mía comenzó con su establecimiento de hostelería en el barrio marinero vigués que está a punto de iniciar sus fiestas, muy populares en Vigo por su espectáculo pirotécnico. Más tarde, llevó su producto a otros negocios de la ciudad aunque actualmente solo se pueden encontrar en dos: en la cafetería Cañaveral de la Porta do Sol y en el bar La Estación de la calle Alfonso XIII. También sirve a restaurantes para la carta de postres, «aunque otros me los piden para combinar en platos salados, de aguacate, por ejemplo», explica.

En Mamma Mía (Alameda Suárez Llanos, 9) tienen ahora dos docenas de sabores. «Podría hacer más, pero al final, si tienes muchos terminas desperdiciando mucho material», lamenta. Los que más vende son los tradicionales, como el chocolate o el limón, y creaciones propias como el Picachu, hecho de piña y vainilla, que empezó a elaborar porque se lo pidió su hija y ahora es uno de los que más pide la clientela infantil junto al de unicornio, que sabe a nube.

Albano disfruta inventando nuevas creaciones como los cocineros lo hacen con divertimentos que no se elaboran con la intención de que desbanquen a los clásicos. En su caso, por ejemplo, ha hecho helados de callos para demostraciones o fiestas, y otra serie solo para mayores de 18 años, porque llevan alcohol, como el de cerveza, o el de licor café, inspirado en el popular digestivo que se toma en las Rías Baixas y en toda Galicia, que empezó haciendo en forma de granizado en la Festa da Brincadeira, otro capítulo de la Reconquista de Vigo. «Fue un exitazo, lo agotamos todo, 50 litros», cuenta sobre el helado del que acaba de hacer otra tirada y de cuya demanda dependerá que llegue hasta las Festas de Bouzas.

Un poco de historia.

El hostelero vigués recuerda sobre la historia del helado, que no se inventó en Italia, sino que viene de China aunque los italianos lo hicieron suyo, como la pasta. Señala también que el mayor consumidor del mundo por porcentaje de población es Alemania. «Aquí, por desgracia, en invierno el consumo desciende muchísimo, nosotros estamos abiertos todo el año pero ahora es la época grande, lo elaboro todos los días, pero a partir de octubre ya no hace falta», argumenta. Es entonces cuando cambia la gorra de heladero por la de churrero, para servir churros con chocolate caliente, gofres y cafés, «que hay que vivir todo el año», razona.