Beiramar y Bouzas marchan para exigir la conservación de su patrimonio industrial

Carlos Punzón
C. Punzón VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Oscar Vázquez

Asociaciones de la zona proponen dedicar las naves sin uso a acoger el Vigo Arena, viviendas o residencias y frenar la presión inmobiliaria de los fondos de inversión

17 jun 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

Vigo es una ciudad que ha hecho desaparecer muchos de los elementos arquitectónicos singulares que le acompañaron en su desarrollo para convertirse en la primera urbe del noroeste peninsular. Para que dicha deriva no continúe y elimine una buena parte de los vestigios industriales que salpicaron su litoral, los integrantes de ocho asociaciones sociales y culturales de los barrios de Bouzas y Beiramar marcharon ayer por toda la zona para reivindicar y proponer nuevos usos para edificaciones fabriles que llevan años en desuso.

Concentrados ante las puertas de la vieja factoría de Alfageme, en la calle de Tomás Alonso, explicaron al público que se dio cita la historia de referentes como la misma conservera, en cuya parcela se proyecta la construcción de viviendas, como también se expuso la significación arquitectónica y social de enclaves abandonados como las naves de Flex, La Artística, Cerqueira, Talleres Alonarti, Frigoríficos Berbés, Molagón, las que fueran oficinas de Barreras o las antiguas instalaciones de Pescanova y Pescapuerta. «Corren o perigo de desaparecer, perderse para o ben cidadán, dar cobertura a necesidades como residencias de estudantes, museos, laboratorios universitarios, piscinas, usos culturais, vivenda protexida e tamén fins industriais, porque Vigo non debe deixar de pensar no seu sentido industrial cegado polo turismo», mantiene Ángel Vila Fernández, presidente de la Asociación de Vecinos Curva de San Gregorio, una de las integrantes del colectivo Beiramar da Xente.

Analizada la situación de dichos enclaves y tras considerarlos reutilizables en su mayoría, los vecinos de Beiramar y Bouzas proponen, por ejemplo, que Alfageme se convierta en el Vigo Arena que el gobierno municipal proyecta construir en las inmediaciones de la playa de Samil. «Hai inmobles sen uso suficientes como para darlle outra nova vida e non afectar a parcelas como a pensada para o local de concertos que se vai levar por diante unha carballeira en Navia de valor notable», advierte Vila.

El museo de la conserva, que actualmente se sitúa en la sede de Anfaco en la ciudad universitaria, la propia biblioteca del Estado, centros de negocios y otras posibilidades son propuestas para dichos enclaves abandonados por el colectivo. «O noso temor e que todo isto siga pasando a mans de fondos de inversión que so perseguen gañar cartos con vivendas de luxo e especulación», mantiene el representante de los vecinos de la zona de la curva de San Gregorio. «Déixanse caer e degradarse para que non poidan ser utilizados, e entón véndense para vivendas de alto prezo sen os atrancos de ser bens protexidos», añade.

El colectivo Beiramar da Xente considera que las administraciones deben de aprovechar la posibilidad que da esta red de edificaciones sin uso para descentralizar la oferta cultural, educativa y social de la ciudad para no hacer pivotar el grueso de la atracción sobre el centro urbano.

Esta semana expondrán sus planes a la Autoridad Portuaria y esperan que les permita hacer lo mismo el Gobierno municipal, porque los promotores de la iniciativa surgida en el litoral vigués quieren que haya consenso en la ciudad sobre su propia evolución y cobertura de necesidades.