60 brigadistas limpian los montes de Vigo: «Estoy contenta, cobro 1.333 euros al mes»

Luis Carlos Llera Llorente
Luis carlos llera BAIONA / LA VOZ

VIGO CIUDAD

M.MORALEJO

El municipio libra la batalla preventiva contra el fuego

16 jun 2024 . Actualizado a las 05:00 h.

La limpieza de los pulmones verdes de Vigo, que abarcan 1.600 hectáreas de árboles y matorrales, llega por estas fechas a un momento crucial. Se convierte en una lucha diaria para prevenir incendios durante la temporada estival. Las comunidades de montes de la ciudad tienen a 60 personas acometiendo podas, arrancadas y desbroces. Se trata de brigadistas contratados a través del plan de empleo del Concello y también reclutados por los propios comuneros en empresas forestales. Su labor es determinante para que los fuegos no se propaguen con facilidad y evitar desgracias.

El presidente de la Mancomunidad de Montes de Vigo, Uxío González, explica que han recibido para este año 145.000 euros para contrataciones, una cantidad que permanece más o menos estable. «Las contrataciones para el nuevo plan acaban de salir publicadas. Empezarán el 1 agosto», adelanta.

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Las brigadas se van rotando por los montes de Vigo en función de las necesidades de cada comunidad, explica Gregorio Álvarez, vicepresidente de la Mancomunidad. Se trata del proyecto de restauración y mantenimiento de los montes subvencionado por el Concello y que supuso que durante los últimos 12 años fuera posible contratar entre 15 y 30 efectivos para cuadrillas de cuidado de los bosques, que actúan sobre el terreno durante buena parte del año. A ello hay que añadir proyectos de inserción laboral y formación de la Xunta en los dos últimos años. Ayudas que ha servido para la regeneración de los montes quemados en cuatro parroquias durante los pavorosos incendios del 2017. Hoy está replantado la mayor parte del monte que se calcinó y los árboles crecen tímidamente, aunque en algunos lugares los troncos ya están muy afianzados. Las plantaciones tienen que llevarse a cabo de octubre a marzo porque durante el verano «habría que regar casi todos los días».

En Vigo hay más de 4.000 comuneros y algunas de las entidades son muy numerosas. Gregorio Álvarez, que preside a un millar de socios de Valadares, señala que especialmente a partir de la llegada del calor «la seguridad es fundamental». Por eso recuerdan que está prohibido ir al monte a hacer barbacoas con parrillas portátiles e instalaciones que están abiertas y que pueden dar lugar a que el viento se lleve volando las pavesas.

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Miguel Casal maneja la desbrozadora con soltura y sufre el zarpazo de las silvas. Es uno de los trabajadores contratados por la Mancomunidad de Montes de Vigo. «Yo estuve navegando en pesca de altura y en fábricas, y esto es una maravilla: trabajar al aire libre y proteger el monte», asegura en la cima de Os Pozos, en Valadares. Casal tiene 57 años y el rostro curtido por el sol. Trabaja mano a mano con José Manuel Leyenda, que ya peina canas y lleva catorce años desbrozando montes; antes estuvo en Érguete. Los dos paran un momento para beber agua que transportan en un Land Rover de los antiguos. El vehículo de la Mancomunidad, estacionado en una pista forestal, está lleno de material de trabajo y garrafones de agua.

Una mujer menuda de aspecto juvenil y vestida con camiseta de mangas largas para evitar picaduras observa al grupo de contratados y les da instrucciones de vez en cuando. Es Daniela Rodríguez, ingeniera de Montes de 41 años. Estudió en Lugo y lleva desde el 2018 trabajando para la comunidad de montes de Valadares a través de la empresa Landra, donde son todo mujeres. «Estamos rareando un rodal», señala para explicar el trabajo que hacen en una parcela que ha sido geolocalizada. «Estamos arrancando pinos que están enfermos, caídos, torcidos... Dejamos más espacio entre ellos», indica. Recuperan el monte como era antes del incendio. De un árbol quemado como un carballo brotan varios retoños. «Seleccionamos el mejor y arrancamos los demás para permitir que el seleccionado prospere». A sus pies hay una vasta superficie en cuesta de pinos y robles. «Ya hemos recuperado cuatro hectáreas de monte en esta zona de Os Pozos. Se pidieron ayudas para sanear y recuperar 5,84 hectáreas en esta zona», apunta la ingeniera. Esperan seguir unos días y luego se desplazarán a otros montes de Vigo.

Daniela Rodríguez explica que los «los pinos que ardieron tardan 30 o 35 años en crecer de nuevo para el turno de corta. Los eucaliptos menos, unos 15 años. Y los robles son árboles a conservar, no se cortan a menos de que tengan una enfermedad».

Entre un grupo de hombres fornidos llama la atención la única chica brigadista. Carmela Jorge, de 52 años, lleva cuatro trabajado en los montes: «Estoy contenta. Cobro 1.333 euros al mes durante seis meses, luego estoy seis meses en el paro y luego vuelvo a trabajar otros seis».

 Suspirando por el anillo verde

Los comuneros siguen suspirando por el anunciado anillo verde para protegerse de los incendios con una franja de árboles frondosos. Solo existe una pequeña parte en Saiáns, lamenta Gregorio Álvarez, que pone de relieve que entre Xunta y Concello se echan en cara que el proyecto no esté ejecutado. La Xunta lo apoya siempre que el Concello ponga a su disposición los terrenos y este replica que necesita el visto bueno y apoyo autonómico para la operación.