Por qué la menta alivia el picor producido por la ortiga

Ya mencionamos alguna vez la importancia y riqueza de las ortigas, que son cada vez más abundantes en el entorno de Vigo. Este año especialmente, se ven por todos lados. Pero hoy queremos hablarles de una prima cercana que empieza a ser también igual de abundante y que está directamente relacionada con las ortigas. Aunque en realidad hay muchas variedades de mentas silvestres en Vigo y alrededores optamos por centrarnos en el mentrastes, menta verde, menta brava o hortelá (Mentha spicata, suavolens o rotundifolia para los íntimos), en sus múltiples nombres, pues se trata de una gran familia con al menos media docena de especies, algunas muy comunes cerca de la ciudad, con aspecto y características similares. 

A nuestras primas les encantan los suelos con abundante humedad y ricos en nitrógeno. Por eso suelen encontrarse con facilidad en zonas húmedas, al borde de los caminos y, en general, en suelos alterados. Es una planta perenne de tallo recto, que puede superar el medio metro de altura. Sus hojas tienen forma de lanza y de ahí su nombre científico (spica es lanza en latín) y sus flores pequeñas y numerosas tienen una tonalidad que va desde el blanco al rosado. 

Otro de sus rasgos diferenciales es que sus hojas son muy pilosas, con un tacto que recuerda al terciopelo especialmente en su parte posterior, que suele tener también una tonalidad más clara aunque el rasgo más característico para identificarlas es la frescura del intenso olor que desprenden, tanto que sus aceites esenciales se han utilizado tradicionalmente para el tratamiento de catarros y dolencias respiratorias. 

Este sería solo un ejemplo pues pocas plantas han tenido tantos usos en la medicina tradicional como nuestra hortelá. El listado (permitan que recordemos que nunca se utilicen las plantas medicinales sin supervisión médica) sería interminable: abarcan desde tratamientos para afecciones gastrointestinales, cefaleas, antiséptico, dentífrico y un largo etc. Tampoco podemos olvidar su utilidad gastronómica (recordamos la misma precaución), que va desde las infusiones, guisos, revueltos, dulces y otros postres, chicles incluidos. 

Afrodisíacas

 Sin olvidar el uso tradicional para aromatizar y refrescar los mojitos e, incluso, en cosmética y perfumería. Se dice que tenía también propiedades afrodisíacas y por eso en la antigua Grecia se prohibía, vayan a saber por qué, su uso en tiempos de guerra. Otro uso, especialmente indicado en esta época, tiene que ver con su capacidad para ahuyentar los mosquitos, pulgas y otros parásitos. Pero sin duda una de las más conocidas y apreciadas propiedades de nuestra hortelá es su capacidad para aliviar el picor de las ortigas. ¿Cuál es el secreto? La explicación tiene que ver con el veneno que en legítima defensa nos inocula las ortigas al tocarlas, cuyos compuestos y ácidos se alivian con el frío. 

Sencillamente, la hortelá contiene mentol, cuyo efecto refrescante actúa como vasoconstrictor y descompone parte de ese veneno.

 En realidad, no es un antídoto como erróneamente se suele pensar, pero sí un alivio. Dicho de otra forma, el efecto sería similar a si nos aplicásemos un poco de hielo, pero ¿quién lleva hielo en el bolsillo cuando va a pasear por el campo? La naturaleza, previsora para estas contingencias, ha tenido la feliz idea evolutiva de que a ambas plantas les gusten los mismos tipos de suelos, por lo que afortunadamente cerca de las ortigas suele crecer la hortelá. 

Para conocer más de esta y de otras muchas plantas de nuestro entorno no dejen de visitar el recomendable blog Flora de Vigo.

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