
Nada proclive a las entrevistas, el cántabro hace una excepción en este año que declara de «barbecho» y en vísperas de su visita a Vigo
24 may 2024 . Actualizado a las 09:46 h.Se cumplen diez años desde que aquel personaje enigmático e inclasificable, con aspecto y vocación de ermitaño, asomó a la escena musical española con Camino ácido. Desde entonces, Ángel Stanich (Santander, 1987) no ha dejado de convulsionarla. Tras poner punto final a su gira Polvo de Battiato, el cántabro se ha concedido «un año de barbecho», tan solo alterado por un puñado de conciertos como el que el día 31 ofrecerá en Vigo.
—Vienes a un ciclo que se denomina «Terraceo». ¿Eres más terrenal o celestial?
—Claramente, soy más terrenal. Me dan miedo las alturas y el mar tampoco es lo mío. Yo soy más de tierra que Rafa Nadal.
—Hace poco celebraste los diez años de «Camino ácido». ¿Reafirmas al cien por cien los postulados y las propuestas de aquel disco y de aquel Stanich?
—Sí, claro. Los reafirmo. Ha sido muy bonito reencontrarse con la «añada» de aquel primer disco, así que qué menos que recuperar parte en estos contados conciertos que tengo en este año de barbecho. Respecto a mí mismo, la sensación que tengo es que he ido cambiando todo para, en el fondo, no cambiar nada. A lo mejor no me estoy explicando, pero respuestas de este tipo en Galicia son prácticamente folklore.
—¿Qué te llevarías de Galicia a Cantabria?
—Me fascina vuestra tierra. Incluso creo que soy más gallego que montañés en cuanto al modo de digerir la realidad, con mayor ironía. Pero no sé qué me llevaría... Quizá un buen fardo lleno de licencias para salas de conciertos y un puñado de colgaos que se atrevan a montarlas. Aquí apenas fuman Winston.
—¿Cómo estás afrontando este «año de barbecho» y qué esperas obtener de él?
—Se trata del clásico y manido desconectar para cargar las pilas. Pero me gusta pensar que cada disco es una cosecha y uno aspira siempre al mejor de los godellos.
—Muchas citas hablan de ti como un «outsider». ¿Te sientes cómodo o representado en esa definición?
—Por mí, guay. Puede que haya dado ciertas pistas…
—¿Qué te cargarías de la industria musical si estuviese en tu mano?
—La industria musical ya se suele inmolar sola. Muchas veces para lo que ellos entienden por sobrevivir. Podríamos ir a las oficinas y quitarles el aire acondicionado y los bidones de agua refrigerada. Y que empiece el veranito. Tanto frío es fatal para la voz. Y más para La Voz Senior y La Voz Kids.
—¿Y que te cargarías de la sociedad en general?
—¡Uf! Eso mejor dejémoslo. La idea es hacer esta entrevista con el fin legítimo de tratar de captar y seducir a parte de esta sociedad. Forza Celta. Afouteza!
—¿De qué te cura el humor?
—Del mismísimo espanto.
—¿Y la soledad?
—La soledad es un lugar tan vacío sin ti…
—Lo último que hemos recibido de ti son un par de canciones con _Juno. ¿Qué tiene que tener un artista para que aceptes colaborar con él?
—Creo que puede valer con poder apreciar y saber saborear ese talento solicitante, que no es poco.
—¿Una colaboración soñada?
—Yéndome lejos, me encantaría con Luz Casal. O, por soñar en colores, con Andrés do Barro. No cabe duda de que seguiré soñando, pero colaborar en directo con Iván Ferreiro o con Abraham Boba y León Benavente ya fue tremendamente onírico.
—«La historia es fácil», una de las canciones de tu último disco, acaba con la frase: «Esto con Franco no pasaba». Nunca la habíamos escuchado tanto en España como en estos últimos años.
—Me parece que a ese respecto quien tiene que darle un refresco importante a sus pensamientos no soy yo. Han tenido tiempo de sobra para hacerlo, pero la democracia siempre da oootra oportunidad.
—¿Cuál es tu lugar refugio en el mundo?
—¿Cuelgamuros? Nooo [se ríe]. No, no voy a revelarlo, lo siento. Protección de datos. Pero hay que tenerlo.
- VIGO. AUDITORIO MAR DE VIGO. VIERNES 31. 21.00. 24,20 EUROS