El maquinista riquiño que convirtió un suceso en el tren A Coruña-Vigo en una aventura: «Vamos a ir marcha atrás»

VIGO CIUDAD

El temporal interrumpió la circulación en el Eje Atlántico y los usuarios de primera hora se quedaron tirados en Vilagarcía o Pontevedra. La amabilidad a bordo contrastó con la falta de información en las estaciones
09 feb 2024 . Actualizado a las 11:07 h.La ecuación ha vuelto a cumplirse: la combinación de temporal y Renfe, una vez más, se tradujo en que la conexión ferroviaria en el Eje Atlántico, es decir, entre A Coruña-Vigo, se vio interrumpida y que decenas de personas llegaron tarde en esta mañana de jueves y de lluvia a sus destinos. ¿Qué pasó? La caída de un árbol sobre la vía entre Catoira y Pontecesures fue la causante de que el tren que sale de A Coruña a primera hora, a las 5.30 de la madrugada, y que debe arribar en Vigo a las 7.40 horas acabase haciéndolo a las 9.04 horas, es decir, con bastante más de sesenta minutos de retraso. Hubo muchos enfados, sobre todo porque en las estaciones no se informó de lo ocurrido a quienes se quedaron tirados más de una hora en las terminales ni se pusieron autobuses como alternativa, pero en este caso también destacó lo ocurrido en el tren, donde la amabilidad del maquinista aportando información sobre lo que estaba pasando sorprendió agradablemente a muchos usuarios.
El tren de primera hora desde A Coruña, que siempre circula prácticamente lleno, iba sobre el reloj hasta llegar a las proximidades de Catoira. Es más, los usuarios, acostumbrados a los retrasos, celebraban que fuese en hora en un día en el que estaban cayendo chuzos de punta. Pero todo cambió en un punto de la vía entre Pontecesures y la tierra de los vikingos. La circulación se vio interrumpida porque había caído un árbol sobre la vía, como informó Adif en las redes sociales. Ahí entró en acción el maquinista, tal y como relata Serena, usuaria habitual de esta frecuencia que esta mañana fue partícipe del suceso: «Nos informó en todo momento, por megafonía y viniendo por los pasillos», indicó. El hombre les explicó cómo iba a maniobrar ante el suceso ocurrido en la vía: «El maquinista, al llegar a Catoira y quedarnos parados, preguntó si alguien tenía que bajarse ahí. Luego seguimos allí un buen rato hasta que él mismo nos dijo que estuviésemos tranquilos, que íbamos a retroceder hasta poder coger la vía de alta velocidad para seguir el camino hasta Vilagarcía y luego Pontevedra y Vigo».
Eso hizo el tren, retrocedió hasta más allá de Pontecesures, cambió de vía y luego prosiguió su camino. A bordo, el hecho de que el operario de Renfe fuese tan explícito evitó los habituales enfados. «Si soy sincera, aunque llegamos tarde me encantó que el maquinista nos tuviese informados en todo momento, fue una aventura», añadía la citada usuaria del tren. El problema es que a pie de estación se vivió la situación totalmente contraria. En Vilagarcía, los usuarios del tren de primera hora hacia Vigo simplemente comprobaron que el ferrocarril no venía, que se retrasaba más y más. Una trabajadora de Renfe les informó de que había caído un árbol sobre la vía, pero no les explicó cómo debían actuar ni si iban a tener un transporte alternativo.
Había decenas de personas tiradas en la estación de Vilagarcía y Pontevedra sin saber en qué momento podía llegar a sus destinos. En el caso de quienes estaban en la estación arousana, al ver que llevaban ya una hora de retraso pensaban que les iban a poner autobuses para tomar camino hacia Pontevedra o Vigo. Pero no ocurrió así. Lo curioso es que llegó el segundo tren de la mañana, el que arranca de la capital arousana a las 8.02 y los de primera hora seguían en el andén. «¿Nos subimos en este», se decían unos a otros. Algunos optaron por hacerlo y otros decidieron esperar porque el convoy iba a tope y además los revisores insistían en que «de pie no se puede ir».

Los que subieron aún siendo conscientes de que ese no era su tren, pero porque llegaban ya muy tarde a sus destinos, no les sirvió de mucho. Lo contaban dos estudiantes de Magisterio que iban hacia Vigo, Alba y Alejandra. Ellas, al ver que su ferrocarril no habían circulado, se subieron al siguiente en Vilagarcía de Arousa con la intención de llegar en ese a sus clases a Vigo. No pudo ser. El personal de Renfe las obligó a apearse en Pontevedra y a esperar por su tren, que llegaría unos minutos más tarde a la ciudad del Lérez con más de una hora de retraso. Las dos explicaban su situación: «Teníamos clases a las 8.30 horas y no vamos a llegar a Vigo hasta bastante más tarde de las nueve. En nuestra facultad, que es privada, no se pueden justificar estas faltas, por lo que esto nos supone un problema», decían.
Relacionado o no con el tropiezo de este tren de primera hora, hubo otros que también salieron con retraso de Vigo. A algunos usuarios les llegaron correos electrónicos informando de que algunas de las frecuencias acumulaban 15 minutos de retraso. Todo ello en víspera de la huelga convocada por trabajadores de Renfe para el viernes, 9 de febrero.