La peculiar historia de una lata chula y ... rica

Begoña Rodríguez Sotelino
begoña r. sotelino VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Oscar Vázquez

El vigués Cristóbal Fernández es el fundador de Conservas La Curiosa, una empresa joven por dentro y por fuera que aporta dinamismo al sector con una estética atractiva y recetas que renuevan la oferta

26 ene 2024 . Actualizado a las 01:03 h.

La historia de conservas La Curiosa hace honor a su nombre. Lo llamativo de su biografía es que es un microrrelato en proceso de crecimiento. Está prácticamente en el primer capítulo, por eso el fundador de la empresa, el joven Cristóbal Fernández (Vigo, 1996), arranca reconociendo en la web que es «una página de historia sin historia», en el sentido que su peripecia nada tiene que ver con la de los pioneros del sector, y ni tiene un tatarabuelo que llegó a Vigo desde Cataluña para montar una fábrica ni corre por sus venas sangre mezclada con aceite de la sardinocracia. Sin embargo, sí que hay una conexión con ese mundo. Su madre, Lucrecia García, estuvo ligada desde joven a este mundo ya que trabajó durante más de quince años en Alfageme, una de las empresas con más solera del ramo, donde llegó a desempeñar el puesto de jefa de calidad. Años más tarde se desvinculó de ella para emprender en un negocio completamente distinto, poniendo en marcha la Granxa Kiriko, pionera en la organización de actividades en contacto con la naturaleza para niños. Hasta que un día sintió de nuevo la llamada y con su experiencia, regresó a los orígenes como directora de la Real Conservera Española.

Ahora es su hijo el que retoma el hilo, tras estudiar Administración de Empresas, aunque reconoce que siempre tuvo en mente dedicarse «a algo relacionado con las latas, como mamá», bromea. El proyecto La Curiosa se estrenó en una fecha fatídica, marzo del 2020, en pleno inicio de la pandemia. «Tanto es así que la inauguración de la empresa fue el fin de semana del confinamiento», recuerda con pavor.

Empezaron abriendo una tienda en Santiago de Compostela con marca propia, pero aquella marea de turistas a la que iba dirigido el establecimiento los espantó el covid «y tardaron casi un año y medio en regresar a las calles», así que durante ese tiempo, como plan B, se dedicaron a vender sus latas a los que seguían moviéndose, que eran otras tiendas gourmet en España. Un packaging diferente y unos sabores distintos fueron la carta de presentación con el que fueron sumando establecimientos interesados en su producto. «El verano del año pasado ya fue un bum y nos dimos cuenta de que la tienda que tuvimos que cerrar, ya no nos interesaba tenerla, porque vendíamos mucho más con este sistema en todo el país y en exportación», valora. Cristóbal recogió los bártulos y regresó a casa. Buscó en los alrededores un lugar en crecimiento dónde asentarse y el elegido fue el polígono de Porto do Molle, en Nigrán. Allí llevan año y medio en una nave donde tienen la parte comercial, con oficinas y almacenes, y donde estuchan y distribuyen el producto, que se fabrica en Cambados.

El valor diferencial, además de una estética que llama la atención, es una calidad avalada por marcas de prestigio como Real Conservera Española y Conservas Portomar. «Pero no nos pareció suficiente. Como jóvenes del sector, pensamos ir un poco más allá y hacer algo distinto, y no solo por fuera, sino innovando con recetas distintas a las tradicionales, metiendo salsas y sabores que no fueran los de toda la vida», cuenta. Así, recurrieron a la profesionalidad de varios chefs que colaboraron con La Curiosa elaborando combinaciones para enlatar. «Empezamos toda esta lideira con filetes de ventresca de atún al curry verde, un plato con un toque indio que tienes simplemente abriendo una lata. De ahí pasamos a una ventresca al pesto, todo muy natural, y un año y medio después, iniciamos una nueva gama de patés sin aditivos, sin gluten y sin conservantes que también se hacen en las fábricas de Cambados y están teniendo mucho éxito», asegura. El emprendedor recuerda que hay una tercera vertiente que no dejan atrás, que es la conserva de siempre, «porque siempre hay demanda para unas buenas zamburiñas, navajas, mejillones o sardinillas, y luego lo que es un poco distinto: la caballa canalla, la caballa provenzal, la sardinilla con pimientos de padrón, etcétera». Cristóbal Fernández cuenta que las ventas de La Curiosa van viento en popa y están conquistando el mercado internacional, que descubre ahora la conserva. Exportan a 13 países.

El diseño 

La idea de La Curiosa es que clientela joven se sienta más identificada con la estética, pero que a su vez, aprendan a apreciar un producto bueno dándole una vuelta por dentro y por fuera. De esta parte se encarga María José Fernández Ferreiro, una artista también de la familia, que dio en el clavo con lo que estaban buscando tras descartar bocetos que le presentaron varias agencias. Cristóbal Fernández tiene muy claro que «si te compran por lo bonito, pero lo de dentro no vale un duro, te comprarán una vez, pero nunca más». Lo que le interesa para seguir en el mercado es que dentro de la lata, haya calidad. «Bonita, sí, ¿y buena?, pues también», afirma.