Casi cinco mil personas en el área de Vigo son atendidas cada día a distancia
17 dic 2023 . Actualizado a las 21:41 h.Diez años después, la consulta telefónica con los médicos de familia ha acabado por quedarse como una modalidad ampliamente utilizada por la ciudadanía. Empezó oficialmente en diciembre del 2013, como alternativa cómoda al desplazamiento al centro de salud. Estaba pensada para cuestiones para las que no hacía falta ir al ambulatorio, esperar en una sala y luego sentarse cara a cara con el médico, como por ejemplo conocer el resultado de una prueba o renovar recetas. El Sergas decía entonces que aspiraba a que el 15 % de la actividad de los médicos de familia fuese a través de esta modalidad y en el 2018 había llegado al 16 % en el área sanitaria de Vigo. La pandemia de covid-19 la llevó al extremo. La pospandemia no ha acabado de reducirla, ya que actualmente alcanza el 39 % de las citas con los médicos de familia, según los datos del Sergas de los primeros seis meses de este año.
600.000 consultas fueron telefónicas, sobre un total de 1,5 millones, en el área sanitaria de Vigo. Para entenderlo con otras magnitudes: cada día entre enero y junio (sin fines de semana ni festivos), 12.431 pacientes fueron asistidos por su médico de cabecera en algún centro de salud del área sanitaria de Vigo; de ellas, 4.857 fueron atendidos sin verle la cara al facultativo.
Hay una consulta telefónica antes del covid-19 y otra después. El virus prácticamente cerró los centros de salud. En la época más dura había un equipo en la puerta para filtrar si el paciente debía entrar o no. El 82 % de las citas fueron a distancia en abril del año 2020. Después, la reducción ha sido paulatina, pero nunca se ha bajado hasta las cifras previas.
Hasta septiembre del 2021, el ciudadano tenía que pedir cita telefónica y, si el médico lo consideraba oportuno, lo citaba físicamente. A partir de entonces, el Sergas reabrió la petición de citas a demanda del paciente. En ese preciso momento, el organismo sanitario se marcó un objetivo transitorio: que el 60 % de las citas fuesen presenciales. Incluso llegó a vincular una parte del salario de los médicos a que se obtuviese esa meta.
Sin embargo, tardó en lograrlo. En la primera mitad del 2022, por ejemplo, la presencialidad estaba aún en el 47 %. Lo ha alcanzado ahora: el 61 % de las consultas son presenciales y el 39 %, telefónicas. Pero lo ha logrado sin proponérselo: «Marcar un objetivo pierde valor cuando es el paciente el que decide si quiere una u otra; deben hacerse cuando el paciente lo demande», dijo en gerente del área de Vigo, Javier Puente, en una comparecencia reciente.
En esa decisión a veces entran criterios que desde el punto de vista médico son objetivos —un dolor abdominal agudo requiere una exploración— y otros son más emocionales o tienen que ver con los hábitos. «Es frecuente que, por comodidad, el paciente elija la telefónica y haya que hacerlo venir», dice Susana Aldecoa, médica en el centro de salud de Beiramar. «Por ejemplo, pasa mucho que la gente por teléfono te pide un antibiótico, porque presupone que le vas a dar un tratamiento sin explorarlos», explica. Para ella, este examen es importante para descartar problemas más graves, sobre todo cuando hay que dar un tratamiento de calado, como es un antibiótico.
Administrar
A cambio, hay personas que van al médico para cuestiones que podrían no requerirlo. «Es menos habitual que venga alguien a consulta y te des cuenta que podías haberlo resuelto por teléfono. Yo prefiero que vengan, en caso de duda, porque así también valoras el aspecto psicológico y la manera de comunicarse», dice.
Aldecoa, que es vicepresidenta de la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria, cree que «el paciente debe elegir, pero debe haber una forma de administrar la demanda desde el área administrativa».
Eso es lo que busca el programa XIDE, que el Sergas lleva dos años implantando y cuya retirada reclamaron los colegios médicos gallegos. Ese programa asigna al paciente a un profesional (médico o no), una modalidad de consulta (telefónica, presencial, domicilio) y una prioridad (en el día o no), según el motivo de la consulta. Pero la médica cree que faltan administrativos y formación para desarrollarlo en condiciones. Y, además, cuando el ciudadano pide la cita a través de internet o de la aplicación del móvil, nadie le pregunta cuál es el motivo de la consulta y, por lo tanto, no se aplica.
En el resto de categorías de los centros de salud la consulta no física sí ha bajado más
La consulta telefónica no solo afecta a los médicos de cabecera. En realidad, se puede solicitar para cualquier profesional de un centro de salud. Lo que tiene que ver con los doctores es lo que tiene más impacto porque la mitad de las asistencias en atención primaria son de médicos y porque es el ámbito en el que más se usa la telefónica. Pero si se tienen en cuenta todas las categorías, en la primera mitad de este año se celebraron 3,1 millones de consultas en los ambulatorios del área de Vigo y 773.000 de ellas fueron telefónicas. Es decir, el 25 %. En la primera mitad del año pasado habían sido el 34 %. En los años anteriores (estos datos son del año completo, no solo de la primera mitad) era mayor: el 38 % en el 2021 y el 44 % en el 2020. Antes de la pandemia, el 11 % en el 2019. Así que la evolución es muy clara: desde el pico de la pandemia se está reduciendo la consulta telefónica, pero difícilmente alcanzará niveles anteriores al covid.
En pediatría, por ejemplo, es un ámbito en el que el margen es inferior al de la medicina de adultos. Sin embargo, todavía está en el 26 %, frente al 45 % del año pasado. 55.000 consultas con pediatras fueron a distancia entre enero y junio.
«Se utiliza sobre todo para ver resultados de pruebas o analíticas y para recetas», dice el pediatra Juan Sánchez Lastres, del centro de salud de Chapela, «y también para las respuestas de las teleconsultas», que son las consultas que lanzan por internet los médicos de los centros de salud a los especialistas del hospital. Hay otro ámbito en que es frecuente: «Para los controles evolutivos, sobre todo de algún paciente crónico, normalmente con asma; tras una reagudización le decimos que nos llame diez días después y, si es necesario, se ajusta la medicación».