La anciana de Vigo drogada con sumisión química por unos falsos sanitarios del covid: «No me acuerdo de nada, todo lo que tenía desapareció, no sé si fueron ellos»
VIGO CIUDAD
El matrimonio fue asaltado y sedado en pleno confinamiento para robarles dinero y joyas, hechos que la Fiscalía calificó de «espeluznantes». Tres acusados aseguran que a esa hora estarían confinados en Marín «aplaudiendo a los sanitarios desde la ventana»
23 nov 2023 . Actualizado a las 14:00 h.Los cuatro acusados de ser unos falsos sanitarios de covid que, supuestamente, drogaron con sumisión química a un matrimonio mayor en su piso de Vigo para robarles joyas y 5.000 euros el 8 de abril del 2020, en pleno confinamiento, lo negaron todo. Aseguran que ellos estaban confinados en Marín y sus móviles estaban geolocalizados la tarde de los hechos en Vigo porque se los robó uno de los acusados. La policía halló éxtasis y otros sedantes en la vivienda de las víctimas.
En total, el botín obtenido en el robo del piso sería de 5.000 euros y las retiradas de dinero que hizo el anciano bajo engaño o estafa en un banco unos meses después habrían alcanzado los 38.000 euros cuando en los 25 años anteriores no había sacado ahorros de la sucursal, según la Fiscalía.
El juicio se ha celebrado esta mañana en el Juzgado de lo Penal número 3 de Vigo. La Fiscalía calificó de «hechos especialmente deleznables en los que los acusados aprovecharon la vulnerabilidad y con facultades mentales mermadas en una época delicada». Según su suposición, dos de los implicados conocían al marido por hacer negocios con él en la tienda de numismática y los otros dos serían los falsos sanitarios que entraron en el piso a sedar a las víctimas.
Un acusado, que está en prisión, guardó silencio y, en su turno para decir la última palabra, aclaró que él es toxicómano y vivía en Marín pero que esos días viajó a Vigo para hablar con la trabajadora social para que le buscase techo y comida durante el confinamiento. Su ADN es el único que aparece en el piso y, además, hay varias llamadas de su teléfono a la vivienda de la víctima dos días antes del golpe, se supone que para avisar al matrimonio de que iban a ir unos enfermeros a darles la medicación, y otra poco antes de entrar, para confirmar que estaban dentro.
Otro acusado, residente en Madrid pero atrapado en Marín durante el confinamiento, mantiene que en esas fechas solía ir a visitar a su madre enferma a un hospital de Vigo y que padecía un problema de próstata que le obligaba a orinar cada diez minutos. Asegura que a la hora de los hechos «estaríamos aplaudiendo a los sanitarios desde la ventana en Marín». En su derecho a decir la última palabra insistió en su inocencia:« ¿Cómo voy a ser capaz de hacer una comedia de este tipo? Imposible, mi mente no estaba para eso».
Los otros dos acusados son hermanos residentes en Marín y mantienen que ellos no salieron de esa villa. Uno admitió que solía acompañar al numismático para hacer negocios.
Afrontan hasta nueve años de cárcel cada uno.
Las víctimas
El marido, un numismático del Casco Vello que en aquella época presentaba síntomas de deterioro cognitivo, falleció hace unos meses pero el tribunal leyó póstumamente su declaración judicial como prueba preconstituida. La víctima relató que unos individuos estaban revolviendo en su casa en busca de 5.000 euros que tenía guardados. Dice que cuando meses después fue al banco acompañado de un joven no le timaron porque no llegó a darle dinero a nadie.
Su esposa declaró en el juicio alegó problemas de memoria: «Yo ya me voy a morir pronto, él ya se fue, no quiero hacer daño a nadie, estoy pronta para marchar. Se lo juro por mis padres que no me acuerdo de nada. A cabeciña xa non vai». Admitió que unos sanitarios entraron en su casa y «me los encontré de frente pero no me hicieron nada pero no los recuerdo». Relató que le habían robado todas sus joyas, «yo no sé si fueron ellos, todo lo que tenía desapareció, tengo que estar siempre pechada en casa y tengo miedo». Añade que «no me pegaron, no me hicieron nada». Solo le sonó la cara de un acusado, pero no sabe de qué, y cree que era un «chico muy majo» que vio acompañar a su marido en negocios de numismática y quizás en su casa.
Una vecina vio al señor mayor salir de su casa tambaleándose y balbuceando. Los sanitarios del 061 hallaron a la esposa durmiendo en el sofá y a él con leves lesiones.
En la vista también declararon dos empleados de banca que sospecharon que «pasaba algo raro» con el numismático, un cliente de 25 años, porque empezó a sacar tandas de dinero de 3.000 a 5.000 euros de un fondo de inversión, e intentó cambiar la titularidad de su cuenta corriente a favor de un joven acompañante como cotitular, a lo que el banco se negó. Sabían que estaba con deterioro cognitivo. En otra ocasión, llamaron a la policía porque vieron que en la calle esperaba un hombre y un empleado vio cómo el cliente salía y le entregaba dinero pero ese testigo clave no fue citado al juicio.
Así descubrió la policía la trama
La Policía siguió la pista del acusado que ahora está en prisión porque desde un teléfono de prepago, supuestamente, hizo llamadas al domicilio de las víctimas. Cruzando datos descubrió que había llamado en los días previos y el día de los hechos a dos hermanos que solían tener negocios con el numismático y que, además, había otro implicado en Marín cuyo teléfono también lo situado en el entorno del domicilio de los ancianos.
Durante el registro en la vivienda y el análisis forense a la víctima, la Policía Científica halló éxtasis, diacepinas y signos de intoxicación. Los falsos sanitarios les habían dado unas pastillas a los ancianos bajo el engaño de que era su medicación. Según la Fiscalía, el incidente pudo haber generado «graves secuelas».