Vigo tenía un representante de Estados Unidos a comienzos del siglo XIX

Jorge Lamas Dono
jorge lamas VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

escaneada

Manuel de Táboas atendía en el puerto las necesidades burocráticas de los buques de pabellón norteamericano

12 sep 2023 . Actualizado a las 01:03 h.

A comienzos del siglo XIX, el cónsul de Estados Unidos en Galicia, Benito Santos, residía en A Coruña. En diciembre de 1809, tras el fallecimiento del vicecónsul en Vigo, Gregorio Pastor, el representante yanqui se dirigía a la corporación viguesa para notificar el nombramiento de la persona que sustituiría al anterior. El elegido fue el comerciante Manuel de Táboas, vecino de Vigo, pero nacido en la parroquia redondelana de Santa María de Reboreda. Su cometido era fundamentalmente atender las necesidades burocráticas que se le planteaban a las tripulaciones de los buques con pabellón estadounidense que entraban en el puerto. «Que las embarcaciones de los citados estados y demás individuos de ellos que arriben o entren en el puerto tengan una persona que les auxilie y con quien acordar lo que les convenga» (sic), explicaba el cónsul el objetivo de esta figura.

«Savedor de las circunstancias, conocimientos, ynteligencia y buena conducta de don Manuel de Táboas, vecino y del Comercio de la citada villa de Vigo, le elijo y nombro por tal vicecónsul en ella y en los puertos inmediatos donde no haia sugeto nombrado por mi para el efecto, guardándole todas las honrras, franquicias y preeminencias que están concedidas a todos los de su clase y concurriéndole con los derechos y emolumentos que están señalados en las instruciones y reglamentos a cuio fin espido el presente título sellado con el sello de este consulado», (sic), se puede leer en la notificación que se conserva en el Archivo Municipal de Vigo.

Una vez recibido el nombramiento, el Concello de Vigo admitía el nombramiento y, poco después, el interesado pasaba por la casa consistorial para asumir el nuevo cargo.

Manuel de Táboas era un rico comerciante, al que había recurrido la corporación viguesa unos meses antes para trasladar en uno de sus barcos la noticia de la Reconquista de Vigo a Cádiz. Entonces, el comerciante había puesto a disposición de la villa un bergantín, al que se le cambio el nombre para denominarlo Fernando VII.

Y en agosto de 1810, Cayetano Parada Pérez de Limia, comandante principal de la Alarma del Valle de Fragoso, nombraba a Manuel de Táboas capitán de la 6ª compañía del 2º batallón de la mencionada alarma, una especia de milicia ciudadana dispuesta a intervenir en caso de que volviese el peligro francés a la zona.

Manuel de Taboas protagonizó, tras la vuelta del absolutismo, una serie de negocios marítimos para los que buscó el apoyo de personas próximas al rey Fernando VII. Para ello, mantuvo correspondencia con el secretario del duque del Infantado, una de las personas más influyentes en la corte absolutista de Fernando VII. El comerciante se ofrecía para atender cualquier asunto que el secretario o sus amigos pudieran tener en Vigo. Como aval, ponía al comandante general de la provincia de Tui, Alexandro de Ojea, y al comerciante madrileño Diego Crespo de Tejada.

A comienzos del siglo XIX, Vigo contaba con los vicecónsules de Francia, Portugal, Dinamarca, Prusia y Estados Unidos. Siempre estos puestos recaían en comerciantes que conocían bien la legislación portuaria. Las noticias más antiguas de la presencia en la población de representantes de otros países en la ciudad se sitúan a mediados del siglo XVII, y se correspondía con un cónsul francés. Ya en el momento en que Nicolás Taboada Leal escribe su Descripción topográfico-histórica de la ciudad de Vigo, en 1840, señalaba que había consulados de Inglaterra, Francia, Rusia, Prusia, Norteamérica, Dinamarca, Holanda, Cerdeña, Mecklemburgo, Suecia, Brasil y Nápoles.