Los campeones de Vigo en inclusión laboral

IRENE GONZÁLEZ VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Cafetería Diversum
Cafetería Diversum IRENE GONZÁLEZ

Asociaciones y empresas luchan a diario por mejorar la inserción de personas con discapacidad. «Los trabajos son difíciles de conseguir y el entorno no es el ideal», lamentan pese a los avances

10 sep 2023 . Actualizado a las 01:52 h.

A priori, poco tienen en común un trabajo en hostelería, otro en un taller de soldadura, uno en una empresa de alimentación y uno más en el ámbito artístico. Quizás, solo que quienes los desempeñan han de levantarse a primera hora cada mañana para ir a sus puestos. Pero hay un hilo que conecta a varios profesionales de estos ámbitos en Vigo: la lucha por la inserción laboral de las personas con discapacidad. La Fundación Igual Arte, la cafetería Diversum Concept Café, el HC San Rafael, la Asociación Apamp, Aspace y la empresa Galifresh son colectivos que hacen realidad los sueños de muchas personas y de sus familias.

Para Marta Núñez, trabajadora de la empresa Galifresh, los comienzos de su andadura profesional no fueron sencillos. Empezó encadenando cursos formativos en distintas áreas y, relata, «estaba harta y lo que quería era entrar de una vez en el mundo laboral». Pero nunca sonaba el teléfono con esa esperada llamada del INEM para poder ejercer y realizarse. Su suerte cambió cuando cayó en Aspace y dio con su preparadora Ángeles a través de la Asociación Apamp, a la que acudió durante veinte años. Marta comenzó a trabajar a media jornada en varios sectores. «Antes sentía que estaba completamente anulada como persona. La vida laboral está muy mal para todo el mundo, pero más aún para las personas con discapacidad», afirma.

Marta Núñez, trabajadora de Galifresh
Marta Núñez, trabajadora de Galifresh IRENE GONZÁLEZ

Ella superó su miedo a pasar muchas horas seguidas en una nave y llegó a Galifresh, donde planea jubilarse. No solo tuvo que adaptarse a una tarea desconocido, sino a tener por primera vez compañeros con discapacidades diferentes a la suya y que le llevó, por ejemplo, a aprender lo básico de la lengua de signos para comunicarse con ellos.

Además de los beneficios obvios, uno de los factores positivos de la integración laboral es el aumento de la autonomía y la seguridad. Esto se ve reflejado en cualquier trabajador. Los de Diversum Concept Café, situada en la calle Venezuela, son todos personas con discapacidad. Este local abrió hace poco más de un año como la apuesta personal de Rita Blanco y María José Giganto: los hijos de ambas socias tienen síndrome de Down y vieron una oportunidad de conseguir su integración laboral. Rita destaca que tener un empleo real, en el que hay unos horarios que cumplir y unas obligaciones, les aporta una gran madurez. «La idea de que trabajen cara al público es que tengan visibilidad para que la gente se acuerde de que están ahí y que tienen una capacidad laboral que demuestran cada día», comenta.

«Todos nos sentimos mejor al pertenecer a un grupo, como en este caso al trabajar. No existen sentimientos diferentes, nos llenan las mismas cosas», apuntan desde la Fundación Igual Arte, en la cual llevan más de veinte años trabajando con personas con discapacidad desde la máxima de que «el arte es un lenguaje en sí mismo». El proyecto, fundado por Cristina Lago y Marcos Estévez, profesionales de la educación y el arte, cuenta tanto con un programa artístico como con un centro de formación ocupacional en el que diversos grupos profesionalizados realizan trabajos creativos bajo contratación, como el grupo de música Chungo Pastel o los Diseñatas.

Grupo Chungo Pastel
Grupo Chungo Pastel C

Pero, pese a los avances que representan estas iniciativas y la mirada de la sociedad gracias a películas como Campeones, no dejan de ser todavía excepciones. Hay una realidad innegable, y es que las ayudas y la financiación para facilitar una salida laboral a personas con algún tipo de discapacidad siguen siendo insuficientes. «Es muy complicado, el Gobierno sí que pone muchas ayudas encima de la mesa para beneficiar a los empleadores, pero es necesario que no solo se premie a las empresas», afirma Gustavo González, coordinador de los talleres del HC San Rafael. Este centro, que se cuelga la medalla del más veterano entre los mencionados, arrancó con su área ocupacional hace cerca de cincuenta años. En la actualidad cuenta con unos 160 usuarios que se dedican a realizar actividades como la soldadura, la carpintería, el cuero o la pintura. «También necesitan que haya una persona que los acompañe hasta que cojan la dinámica, un gasto que en muchas ocasiones las empresas no están dispuestas a asumir», apuntan.

Centro de San Rafael
Centro de San Rafael IRENE GONZÁLEZ

Desde Diversum, Rita Blanco apunta al mismo horizonte, resaltando que su proyecto se materializó varios años después de la idea inicial por las grandes trabas de la Administración. «Además, competimos con personas que ofrecen lo mismo pero desde la expectativa privada, y nosotros desde la de las ONG, pero sin llegar a serlo», destaca. De hecho, un año después de la apertura del negocio de hostelería no llegan a cubrir gastos. Pese a esto no piensan renunciar a su café de especialidad y productos de alta calidad. Y tienen claro que en cuanto el proyecto empiece a generar beneficios lo invertirán en contratar a más gente y a expandir el negocio.

Los responsables de Igualarte añaden que, aunque esas medidas probablemente sean insuficientes, supone un gran logro que esto empiece a desarrollarse. Destacan también la importancia de que la relación sea bidireccional. «Para que el público valore su trabajo, nosotros tenemos una responsabilidad, que es formarlos y que sean profesionales, por lo que el trabajador tiene que comprometerse», señalan.

«Muchas veces, los puestos de trabajo son difíciles de conseguir y el entorno laboral no es el ideal», añade Rita Blanco antes de contar cómo uno de sus trabajadores no empezó a cotizar antes de entrar en Diversum.

Queda claro con esto que la responsabilidad no tiene que ser solo individual, sino también colectiva. Porque aunque las cifras están ahí y las plazas existen, hay que ver más allá y preguntarse cuál es la accesibilidad para llegar a ellas y cómo son las condiciones de las mismas.