«Me multaron con 200 euros por aparcar con tarjeta en una plaza de minusválido»

Luis Carlos Llera Llorente
luis carlos llera VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

Oscar Vázquez

Chus Tojo llevaba a su hermano jubilado de la ONCE a unas compras

17 ago 2023 . Actualizado a las 00:08 h.

Estira la mano a las puertas de su casa, en la parroquia de Beade, para que se vea bien la tarjeta de minusválido. A pesar de tenerla en vigor hasta el año 2029, Chus Tojo fue multada por aparcar en la calle Ecuador en una plaza de discapacitado cuando se disponía hacer unas compras con su hermano gravemente impedido. Ella conducía el coche. La sanción de la Policía Local de Vigo fue de 200 euros. Aunque la recurrió, le dijeron que no tenía nada que hacer. La tarjeta estaba emitida por el Concello de Gondomar, donde vivía su hermano antes de su divorcio y donde fue emitida la tarjeta en el 2019. «No me quedó otra que pagar. Hemos ido a Madrid de viaje y no hemos tenido problemas», explica Chus.

Desde Cogami, la Confederación Gallega de Personas con Discapacidad, señalan que este tipo de casas no deberían suceder. Álvaro García apunta que cualquier persona se puede desplazar con su acompañante si tiene tarjeta y aparcar en las plazas reservadas.

En la cartulina azul del Concello gondomareño hay un holograma que garantiza la autenticidad de la tarjeta. Deja claro que se trata de una certificación homologada por las comunidades europeas y que «vale para toda Europa». Tiene una período de validez hasta el 22 de agosto del año 2029, fecha de caducidad del documento oficial.

«Fui a la parte de abajo del Concello de Vigo, donde está la Policía Local, y presenté la reclamación, pero me dijeron que tenía que pagar. Así que, al final, para no tener más problemas opté por abonar la multa, que es alta para lo que cobra mucha gente». Chus Tojo, cocinera de profesión, es la transportista de la familia porque tiene a su hermano José Manuel con discapacidad reconocida desde el nacimiento y una madre con graves problemas de movilidad. Los lleva y los trae al hospital para que reciban atención sanitaria y también los transporta hasta el centro de Vigo para realizar gestiones o compras. Dispone de dos vehículos. Uno de ellos es un Peugeot antiguo, un 807 con matrícula CZZ, con muchos años de rodaje pero ideal para montar en la parte trasera la silla de ruedas. Con ella traslada a sus familiares con graves dificultades para moverse. De hecho, su hermano José Manuel, de 61 años, apenas goza de movilidad porque nació con discapacidad y el problema se le agravó hace dos años cuando sufrió un infarto cerebral, un ictus que le afectó al otro lado del cuerpo que podía mover con cierta normalidad. José Manuel trabajó durante años como vendedor de la ONCE y ahora se tuvo que jubilar por el problema de salud. El ictus le dejó muy tocado y recibe una paga y jubilación forzosa anticipada.

Su madre, de 80 años, tampoco puede valerse fácilmente por sí misma. Las piernas sufren una hinchazón muy notable debido a los problemas circulatorios, así que no puede estar mucho tiempo de pie y tienen que llevarla en coche para que no haga esfuerzos, sobre todo en verano, cuando las altas temperaturas agravan la deficiencia circulatorio ya que el calor hincha las varices. «Había pensado en pedir otras tarjeta para mi madre, pero pensé que no hacía falta porque ya tenía la tarjeta de mi hermano», explica Chus, que saca adelante a su extensa familia en una casa del rural de Beade, en un camino que no es fácil de encontrar incluso para los parroquianos. En casa son diez, entre bisabuela, abuela, hijos, nietos y parejas de los hijos.

Chus dice que no es la única que ha tenido un problema con la tarjeta de minusválidos. «A una amiga de mi hija le ha ocurrido lo mismo. Tiene 23 años y vivía en García Barbón, donde estaba empadronada. No le aceptaron la tarjeta de minusválida y también le multaron. «Fue una faena lo que le hicieron a mi madre», apostilla Iago, hijo Chus.