Quince años con la casa okupada en Vigo: «Parece mentira que no estén en la cárcel»

alejandro martínez VIGO / LA VOZ

VIGO CIUDAD

M.MORALEJO

La policía no puede identificar a los moradores porque no le abren la puerta

09 jun 2023 . Actualizado a las 00:49 h.

Era la vivienda que compraron para asegurar un buen porvenir a sus hijos. La adquirieron con el dinero que recibieron de una indemnización. Él trabajaba en el camión de la basura en Basauri (Bizkaia) y perdió una pierna en un accidente laboral. Nunca pudieron estrenar la casita de bajo y una planta del callejón que se encuentra a la altura del número 62 de la calle Xílgaro. La pusieron en alquiler, pero los inquilinos enseguida dejaron de pagar las rentas. Después llegaron otros okupas y el piso se acabó convirtiendo en un foco de drogadicción. La casa dejó de ser la ilusión de los hijos, que hoy en día han hecho su vida fuera de Galicia.

María, la propietaria, está desesperada. Lleva 15 años esperando que se haga justicia, que llegue el día en el que entre la policía y eche definitivamente a los intrusos con un mandamiento judicial. Tiene la sensación de que, durante todos estos años de lucha en los que se han ido sucediendo varios okupas, se han reído de ella. «Debe ser que la droga da dinero, porque tenían unos abogados impresionantes. Apelaban, apelaban y siempre tenían las de ganar ellos», recuerda esta mujer de 75 años. Hace tiempo lograron desalojar la vivienda gracias a la intervención policial. Pero todo se torció una vez vacía y precintada cuando los albañiles se preparaban para tapiar el inmueble. «Entonces nos llamó el abogado para decir que no podíamos cerrar. Al final ya le dije: 'Usted se ha vendido a esta gentuza'», señaló. María considera que no es normal que, en todo este tiempo, «esa gente no se encuentre en la puñetera calle. Parece mentira que no estén en la cárcel».

Los últimos llevan ya más de dos años de okupación. «A principio de todo eran los inquilinos, que no pagaban, después se metieron los yonkis», señala una vecina. María recuerda que los primeros ya empezaron con la droga. «Después tuvimos juicio, vinimos aquí y resulta que la okupa que se había marchado metió a la sobrina, que nos denunció por querer echarla. No tenía contrato ninguno ni pintaba nada ahí», recuerda la propietaria. Aquella familia acabó marchándose pero dejaron el testigo a otros okupas

Ayudado por los vecinos del barrio, ha vuelto interponer otra denuncia en la policía. Pero nadie abre la puerta y los agentes no son capaces de identificar a la persona que está de forma permanente en la vivienda. Por eso, la denuncia aún no ha seguido su curso en el juzgado: «Nos dicen que ya han venido varias veces y que, como no les abren la puerta, no les pueden identificar y entonces no hacen nada».

Los vecinos tampoco pueden más. La casa de los okupas es un foco constante de problemas. En primer lugar por la presencia de personas con aspecto de toxicómanos que tocan las puertas cada día. Acuden sobre todo en horas nocturnas, cuando saben que hay menos vigilancia policial. Hace unos días llegaron con perros y montaron mucho barullo.

Los vecinos cuentan que hay gritos y peleas. Hay un encapuchado que acude todas las noches y hay residentes que se han tenido que ir a vivir a otra parte. Otro problema es la absoluta falta de higiene. «Hacen sus necesidades en el patio y tiran la orina en cubos por la ventana. Si no, lo hacen en bolsas y las tiran en un contenedor. La chica de la casa de al lado está desesperada», afirma. De la vivienda salen ratas y cucarachas. Los vecinos han pedido una reunión en la delegación del Gobierno en Pontevedra. «La policía pasa y nos andan mareando. Primero dijeron que lo llevaba la policía nacional de López Mora, luego la policía judicial, que no son capaces de identificar.

La propietaria puede exponerse a multas por la total falta de salubridad del inmueble 

Por si fuera poco ver cómo los okupas invaden su casa con total impunidad, la propietaria aún puede exponerse al pago de multas al Ayuntamiento por la situación insalubre en la que viven.

El Concello ha incoado una orden de ejecución contra los propietarios de la casa por las «deficientes condiciones de salubridad, limpieza y ornato» en la que se encuentra. Esto quiere decir que, si no logran sacar la vivienda de la situación de inmundicia generada por los okupas, serán sancionados. Un inspector municipal de Medio Ambiente acudió a la vivienda hace un mes y comprobó que la vivienda se encuentra en unas condiciones de «total insalubridade».

En la planta baja falta una de las puertas y en el interior de los diferentes huecos está lleno de basura, excrementos y residuos. El primer piso está cerrado y, en el mismo, viven unas personas que reconocieron ser okupas. La mujer no le dejó entrar y le comentaron que vivían sin agua ni luz. «A vivenda conta cun pequeno patio exterior no que hai un alpendre que está con lixo e excrementos», señalaba en su informe. Según el criterio del inspector, la vivienda se encuentra en una situación insalubre no solo para los okupas, sino también para los vecinos colindantes.

Los propietarios han pedido la paralización del expediente alegando que ya llevaron a cabo la limpieza de la planta baja y procedieron a tapiarla. Respecto al primer piso, aseguran que su intención es limpiarlo cuanto antes, «pero en estos momentos se encuentra okupada por varias personas que non me permiten acceder a ella, llegándose a poner agresivos», expresan en su escrito.