El impacto ambiental de unas elecciones llenas de papel

Antón lois AMIGOS DA TERRA VIGO@TIERRA.ORG

VIGO CIUDAD

CARMELA QUEIJEIRO

Poniendo en fila todas las papeletas que se preparan para Vigo se podría llegar hasta más allá de Ourense

29 may 2023 . Actualizado a las 03:03 h.

Quizás no se hayan dado cuenta, pero hoy se celebran las elecciones municipales. Más allá de lo que pase, se trata de una buena excusa para actualizar el impacto ambiental que tiene el proceso electoral utilizando como indicador el papel que hoy, y todos los días anteriores, se pone en circulación.

Podríamos empezar calculando cuantas papeletas se han tenido que imprimir para la jornada de hoy. El censo electoral de Vigo es de 237.000 personas. Es poco probable, pero no imposible, que todo el mundo decidiera votar a la misma candidatura. Como se presentan siete candidaturas y ese voto unánime podría recalar teóricamente en cualquiera, que se presentan por lo que podríamos pensar que para las elecciones de hoy se han editado 1.645.000 papeletas para distribuir por las 372 mesas.

Pero en realidad son más, muchas más. Tenemos que añadir las que se envían al INE para gestionar el voto por correo (unas 150.000) y un 10 % de reserva que se queda el Concello para posibles reposiciones. Sumemos también las papeletas que se entregan a los partidos para que puedan hacer su buzoneo. Aproximadamente el 90% del censo electoral recibe en su buzón sus correspondientes papeletas, generalmente dos por envío, con lo que prácticamente estaríamos duplicando el cálculo inicial de papeletas impresas para las mesas electorales.

Con todo sumado estaríamos rondando las 3,7 millones de papeletas y un tercio de esa cifra en sobres. Es mucho papel, muchísimo, y eso tiene un coste económico y ambiental. Cada papeleta mide 29,5 centímetros, con lo que superarían los 100 kilómetros. Puestas en fila nuestras papeletas formarían una línea continua por la A 52 desde Vigo hasta más allá de Ourense (y podríamos hacer una línea discontinua en paralelo con los sobres).

También pesan mucho: unas 600 papeletas pesan un kilo, por lo que estaríamos hablando, solo en papeletas, de más de seis toneladas de papel. Como se imaginarán todo esto tiene su coste energético, que rondaría los 145.000 kilovatios. Su impacto en los recursos naturales es de unos 1.000 árboles y un consumo enorme de agua cercano a los cinco millones de litros.

Por supuesto, la emergencia climática también entra en juego con estas papeletas que nos dejan la papeleta, valga la redundancia, de unas 40 toneladas de CO2 añadidas.

Si les parece mucho, permitan que les contemos lo que no hemos añadido al cálculo: las papeletas y sobres de la entidad local menor de Bembrive, que celebran sus elecciones paralelas con un censo de unas 3.600 personas.

Tampoco hemos añadido los sobres y cartas (centenares de miles) que acompañan a las papeletas que nos llegan al buzón. Y, finalmente, no hemos añadido los miles y miles de carteles electorales pegados por toda la ciudad. Al día siguiente todas estas papeletas pasarán al contenedor azul, o al menos debería ser así, para su posterior reciclaje, pero aplicando el principio de reducir, antes que reciclar, sugerimos aprovechar que muchos colegios electorales son también centros de enseñanza para reutilizar todas esas papeletas para hacer libretas y blocs de notas y darles un segundo uso antes de su reciclaje.

Dicho esto, también pediríamos una reflexión del propio procedimiento electoral: ¿es necesaria tanta cantidad de papel? Si en algo coinciden todas las candidaturas es en hablar de sostenibilidad y de cuidado del medio ambiente. Pues bien se podría hacer tomando como ejemplo el propio proceso electoral y hacerlo coherente con lo que se dice.

Aunque esto de decir una cosa y hacer otra… Tengamos la fiesta de la democracia en paz, que hoy se celebran las elecciones municipales. Tan necesarias en una democracia.