El superhéroe Álex y su superheroína mamá, dos emblemas del «taponeo»

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

VIGO CIUDAD

RAMON LEIRO

Un niño de Vigo, usuario de la entidad pontevedresa Amencer, recibió ayuda gracias a los tapones solidarios y su familia luego estuvo años juntándolos para otras causas

22 may 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Si en la provincia de Pontevedra hay una familia que simbolice lo que significa la recogida solidaria de tapones es, sin duda alguna, la de Álex Guntín, un niño bien conocido en Vigo, donde vive, y en Pontevedra, donde durante muchos años acudió al colegio especial de Amencer en Lourizán. Álex, que tiene parálisis cerebral, fue uno de los niños a los que las tapas de plástico solidarias ayudaron a costear tratamientos para mejorar su psicomotricidad. Pero su familia devolvió con creces ese apoyo. Porque su madre, Vanessa —y en realidad toda su familia— se pasó años recogiendo y clasificando tapones para la Fundación Amigos de Galicia y, por tanto, para ayudar a otros niños que, como Álex, necesitaban costear un tratamiento, un audífono, una silla adaptada... o miles de servicios básicos que el sistema no cubre y las familias se ven obligadas a pagar. 

La mamá de Álex, Vanessa, cuenta que llegó a tener el salón de su casa repleto de bolsas de tapones. Cuando la cantidad era ya inasumible, llamaba a Amigos de Galicia y pasaban a recoger todo ese plástico. Se ayudó a numerosos niños con necesidades especiales. Y, en el año 2018, se llevó a cabo una campaña que batió todos los récords. Amencer, el colectivo de familias de personas con parálisis cerebral, y la Fundación Amigos de Galicia lanzaron en el mes de julio un grito de auxilio. Querían reunir 47 millones de tapones solidarios para comprar unos trajes de superhéroes que costaban 12.500 euros. Tal cual. Se trata de unos trajes ortopédicos que, decorados por fuera de Supermán o Spiderman, permiten aplicar a las personas con parálisis cerebral una técnica de fisioterapia pionera llamada Spidersuit. Esto, que ayuda al fisioterapeuta porque es como si estuviese trabajando con cuatro manos a la vez, ayuda a estos niños a estabilizar segmentos corporales, corregir posturas o mejorar su tono muscular.

Conscientes de que se trataba de una causa bien importante, los ciudadanos reaccionaron rápidamente y en solo unos meses se llegó a los 47 millones de tapones. Fueron los últimos coletazos del bum de la recogida de tapas solidarias, que acabó languideciendo al llegar la pandemia. Ahora parece que vuelve. Por intentarlo que no sea.